Secuestrado en Venezuela: estuvo 11 meses bajo tierra

"Gracias a Dios vuelvo a la vida", expresó el portugués Joao Dos Santos Correia cuando fue hallado en un búnker subterráneo dentro de una casa en Las Trincheras. Fotos

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Joao Dos Santos Correia fue secuestrado en el estado de Aragua hace once meses. Permaneció en cautiverio dentro de un rústico búnker construido en un ambiente subterráneo de una casa en Las Trincheras, estado de Carabobo.

A través de un intenso operativo de Inteligencia, el portugués de 45 años fue ubicado este miércoles por funcionarios adscritos a la División Nacional Antiextorsión y Secuestro, del Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (Cicpc), según informó Noticias24.

José Gregorio Sierralta, director nacional del Cicpc, reportó que el hombre fue secuestrado en Cagua luego de cerrar un negocio de su propiedad. Los secuestradores pedían seis millones de dólares a los familiares de Dos Santos para su liberación y Sierralta señaló que pertenecen a una "poderosa organización delictiva" identificada como "Los Caliches del Centro", conformada por colombianos y venezolanos.

      
      
      
      
 

Sierralta precisó que hay una mujer detenida por el caso y estimó que funcionaba como "cuidadora" del europeo. La dama estaba en la casa con techo de zinc y rodeada de maleza en el momento del hallazgo. "En el proceso del interrogatorio conoceremos su identidad", expresó el funcionario, tras enfatizar que activaron un operativo especial para ubicar a los hombres que participaron en el secuestro.

Con lágrimas en los ojos y agradecido por la acción de los agentes, Dos Santos expresó: "¿Qué les puedo decir? Fue casi un año encerrado… Gracias a Dios vuelvo a la vida". El portugués negó haber sido agredido físicamente y relató que su captura ocurrió una tarde cuando estaba cerrando su local: "Me cayeron y hasta el sol de hoy vuelvo a ver la claridad y a la gente".

El cuarto subterráneo donde amanecía y dormía Dos Santos no medía más de tres metros de largo por dos de ancho. Contaba con una colchoneta sobre una cama improvisada, un retrete, una pequeña ponchera donde recibía el alimento, una bombilla a media luz cubierta con papel aluminio y una cruz hecha con ese mismo material.

      
      

"No tenía nada, solo una luz artificial", expresó tras confirmar que jamás pudo comunicarse con sus familiares mientras era sometido.