El "lobby gay" y otras fuertes definiciones del papa Francisco

En la misma conversación “privada” que trascendió a la prensa, Bergoglio dio otros mensajes tanto o más medulares que el que dio la vuelta al mundo. ¿Filtración o estrategia deliberada de comunicación? 

Compartir
Compartir articulo
 Reuters 162
Reuters 162

A tres meses de pontificado, el Papa ya ha brindado al mundo una prolífica predicación. Pero con frecuencia no trasciende sino aquello que algunos llaman "dardos", otros "frasecitas" o "salidas".

La del "lobby gay" no fue la primera frase de impacto mediático que opacó afirmaciones más trascendentes de Francisco. Sucedió por ejemplo cuando le dijo a una alumna de un colegio jesuita que no había querido ser Papa. En esa misma ocasión, había exhortado a participar en política, un llamado que pasó inadvertido: "Los cristianos debemos meternos en política, una de las formas más altas de la caridad, ya que busca el bien común. Me dirán 'la política es sucia'. Pero pregunto: ¿será porque los cristianos no se han metido en política con espíritu evangélico? Trabajar por el bien común es un deber de los cristianos. Hay otros caminos para hacerlo, pero la actividad política es uno de ellos".

Y, en esa misma reunión, dijo que no era para evadir el lujo que no se había mudado a los aposentos pontificios: "Ojo, aquel apartamento no es tan lujoso", aclaró, seguramente para evitar que su decisión sea interpretada como una crítica a sus predecesores. Sutilezas de la comunicación que lamentablemente son ignoradas por muchos.

En el caso de la reunión "privada" cuyo contenido acabó en las redes, la expresión "lobby gay" hizo sombra sobre todo lo demás. Lo que trascendió no fue desmentido. El vocero del Papa sólo dijo que, como había sido un encuentro privado, no estaba en condiciones de comentar nada, mientras que el organismo al cual pertenecen los "indiscretos" interlocutores del Papa, la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR), se limitó a lamentar "profundamente la publicación de un texto que se refiere a la conversación con el Santo Padre (…) para la cual no se había pedido autorización". Es decir, una disculpa sin desmentida.

Entre las cosas que tapó el "lobby gay" estaba una llamativa licencia para la heterodoxia: "Se van a equivocar, van a meter la pata, ¡eso pasa! –dicen que dijo el Papa a los miembros del CLAR, un organismo, vale aclarar, ubicado a la 'izquierda' del espectro. Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa… Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante…"

La Congregación para la Doctrina de la Fe es el nombre moderno de la antigua Inquisición, o sea que el Papa les habría dicho que pueden desestimar las advertencias del organismo que custodia la ortodoxia. O, mejor dicho, dar las explicaciones del caso pero no paralizarse. Su fundamento: "Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada…"

Qué hay detrás de la legalización del aborto


El Papa también habló del aborto, otra definición que fue ignorada. Cabe preguntarse si no es un desdén deliberado. Concretamente, Francisco invitó a los miembros del CLAR a preguntarse qué o quién impulsa las leyes de legalización. "¿Qué hay detrás de aprobar esta ley?, ¿qué intereses están detrás? Son a veces las condiciones que ponen los grandes grupos para apoyar con dinero, ¿saben ustedes?", denunció. Un señalamiento que no mereció mayores comentarios, pese a que Bergoglio está apuntando a los motivos geopolíticos que impulsan las estrategias anticoncepción y demográficas. Una invitación a pensar a la cual los dirigentes políticos, que hoy se muestran ajenos a toda reflexión de fondo sobre las problemáticas del mundo y del país, harían bien en responder.

"Lo van a pasar mal, van a tener problemas, pero no tengan miedo de denunciar, esa es la profecía de la vida religiosa…", los alentó el Papa. Sabe de lo que habla, porque en su país, además de que los políticos que se decían sus amigos lo dejaron solo, los sectores más ultras del "lobby gay" hasta cuestionaron su mismo derecho a hablar.

Otro comentario interesante fue el que hizo acerca de dos peligros que acechan a la Iglesia -una corriente pelagiana y otra gnóstica. Esto demuestra que, pese a lo que dijo sobre la Congregación de la Doctrina de la Fe, el Papa no promueve ninguna desviación del dogma. (ver en Puntos importantes qué son estas corrientes).

En la reunión con la CLAR, Bergoglio también se refirió a un tema que no es nuevo, sino sobre el cual ha vuelto en varias ocasiones desde que asumió: "Hay que dar vuelta la tortilla. No es noticia que en (la calle) Ottaviano (de Roma) muera un anciano de frío en la noche, o que haya tantos niños sin educación, o con hambre, pienso en la Argentina… En cambio, las principales bolsas del mundo suben o bajan 3 puntos y eso es un acontecimiento mundial. ¡Hay que darlo vuelta! No puede ser. Las computadoras no están hechas a imagen y semejanza de Dios; son un instrumento, sí, pero no más. El dinero no es imagen y semejanza de Dios. Sólo la persona es imagen y semejanza de Dios. Hay que darlo vuelta. Ese es el Evangelio".

El lobby del silencio


Puede entenderse que no haya sido mayormente reproducida esta impresionante declaración, por el hecho de que no es nueva. Pero nótese que ese "pienso en la Argentina" tampoco mereció réplica en su patria.

El diario italiano Il Fatto Quotidiano habló del "lobby del silencio" con el cual fueron recibidos los comentarios de Francisco. El Papa, dice el artículo "no dijo que hay prelados altos o pequeños dedicados a los amores homosexuales, sino que ha hablado de 'lobby', en otras palabras, de que la homosexualidad en sotana constituye un centro de poder, una especie de homomasonería". Pese a lo impactante de la declaración, dice Il Fatto, los medios "han dejado al Papa Bergoglio en el olvido y librado a su suerte"; lo que lleva a concluir que "hay otro lobby, el del silencio".

Algunos comentaristas insinuaron que el Papa se excede en sus mensajes, que habla demasiado pero que ya irá aprendiendo el "estilo vaticano" de comunicar. Otros, sin embargo, creen que nada de lo que hace y dice está librado al azar.  Por caso, Frédéric Mounier, corresponsal en Roma del diario católico francés La Croix, escribió que "la frontera entre palabra pública, institucional, y privada" quedó borrada en el episodio del CLAR. Y agregó: "El Papa, que habla mucho con mucha gente, está haciendo este aprendizaje".

También el semanario católico francés La Vie se refería al estilo de comunicación de Bergoglio señalando que "el nuevo Papa ya se expresó más que –Benedicto XVI en un año entero", reconociendo que "su estilo directo y abierto ha contribuido ampliamente a su popularidad". "Pero también podría volverse en su contra", advierte.

"No estoy del todo seguro de que Francisco sea un ingenuo o un torpe que se estaría enredando los pies en la alfombra pontificia, dice en cambio Jean-Marie Guénois, del diario Le Figaro. Este viejo jesuita [es] un sagaz y un fino político. (…) Sabe manejar las 'frasecitas' para enviar un mensaje a la curia romana".

El diario asturiano La Nueva España, habla de los "dardos matinales" del Papa, sostiene que "no hay nada en las homilías del Papa Bergoglio que no esté archipensado" y sugiere que constituyen un "combate psicológico" contra la curia romana.

¿Para quién habla el Papa?


El vaticanista Jean-Louis de la Vayssière cree que el Papa es "un hombre astuto pero muy honesto", que "quiere sacudir un poco las cosas" y tiene tal vez "una voluntad de shockear", como cuando dijo que las monjas no deben ser "solteronas". No le habla a un grupo sino al mundo: "Este Papa va al corazón de la gente (…), el trabajo infantil, el diablo, las disputas familiares", eso llega hasta los habitantes de las grandes villas miserias del mundo, porque son temas de su vida diaria. Mientras Benedicto XVI hablaba para los iniciados, dice, Francisco lo hace para las "periferias existenciales". "Que el Evangelio llegue a todo el mundo".

También el citado Mounier destaca el hecho de que, en los últimos días, el Papa ha entrado "en lo duro", abordando los "temas que enojan" en materia de ética pública y privada: del carácter sagrado de la vida desde su concepción, hasta las desviaciones de la economía, la primacía del dinero, las ambiciones personales, etcétera.

Ahora acaba de sugerir que la tarea de los legisladores también es derogar las leyes que no defienden la dignidad humana. Se lo dijo a un grupo de parlamentarios de Francia, país que acaba de sancionar la ley de matrimonio entre personas del mismo sexo.

El jesuita Guillermo Ortiz, responsable de los programas en español de Radio Vaticano, admitió que algunos se preguntan si el Papa entiende "que lo dicho en reuniones privadas y a personas singulares" puede trascender. "Debemos superar la tentación de contar lo que hablamos con el Papa, exhortó. Pero también entiendo que si el Obispo de Roma quiere que algo se conozca es por un bien. Por ejemplo, para una mayor transparencia".

En concreto, dice, Francisco está reflexionando en voz alta, compartiendo sus preocupaciones para que todos los católicos piensen junto con él. Además "está dando una oportunidad al corrupto o al que hace daño para que cambie, para que se convierta", dijo Ortiz.

Ventrilocuismo papal

Desde el primer momento, impactó el desacartonamiento del Papa, cuando se mostró en el balcón vaticano con la misma sencillez que lo caracterizaba en su sacerdocio en Argentina. Pero, para sorpresa de quienes sostenían que pronto debería cambiar y empezar a "hacer de Papa", esa actitud inicial se mantuvo y ya se convirtió en imagen de marca. Como dice Jean-Marie Guénois, "confirmando el espíritu libre, así como el carácter y la determinación de este hombre".

Es que, manteniendo el estilo cercano, amable, sencillo y directo, el Papa ha empezado a abordar temas difíciles, como el de la reforma del gobierno vaticano –vía filípicas a los obispos y otros funcionarios vaticanos por su tendencia a la pereza o su ambición-, así como otros que la agenda políticamente correcta considera que la Iglesia debería abandonar, para ponerse a tono con la modernidad. Así sucede con el reclamo de garantías jurídicas para el embrión o la crítica a las parejas que –por egoísmo o comodidad- sólo tienen un hijo.

De hecho, también por infidencia del CLAR se supo que el Papa confiará para la reforma de la curia –que él reclamaba tanto como el resto, recordó- en la comisión de ocho cardenales que designó para que lo asesoren y con los que aún no se ha reunido pero que ya están trabajando en estrecho contacto con él.

Antes de las "revelaciones" de la CLAR, hubo otra infidencia, menos espectacular pero significativa también. Un portal croata publicó una carta privada del confesor de Bergoglio. En ella, fray Berislao Ostojic prevenía, entre otras cosas, contra aquellos que hoy "cantan loas" al nuevo pontífice pero mañana, "por razones ideológicas, de buenas a primeras" podrían ubicarse "en la vereda opuesta", por ejemplo, cuando Francisco defienda posiciones caras a la Iglesia, como el matrimonio entre hombre y mujer y la defensa de la vida desde la concepción. Cuando esto pase, decía, "muchos entusiastas superficiales cambiarán de vereda, y le harán sentir el peso de la cruz que no se negocia en desmedro de la verdad del Evangelio".

Algo parecido a lo que el propio Bergoglio les auguró a los miembros de la CLAR.

Es muy posible que, a través de este "ventrilocuismo" comunicacional, el Papa esté avisando que entrará en materia pronto y que sabe que pagará un costo. En palabras de Guénois, "él prepara el terreno, es decir los espíritus, para una reforma radical de la curia que se tomará el tiempo de elaborar este otoño (y) que podría ser tan drástica en su ejecución como lenta ha sido en su maduración".

"(El Papa) no tendrá dificultad para vivir en la adversidad, cuando ésta llegue", fue la llamativa afirmación de Giovanni Gobber, profesor de lingüística general en la Universidad Católica de Milán, que ha analizado el lenguaje de Francisco.

"Él se siente 'llevado' desde el inicio por 'algo' que lo supera. Afirma no tener plan preconcebido pero saber lo que no quiere", dice Guénois.

En palabras del propio Papa, reportadas por los miembros del CLAR: "No perdí la paz en ningún momento. Eso me confirma que esto es de Dios. Estos gestos… no han venido de mí. No se me han ocurrido a mí. No es que yo trajera un plan, ni que me haya hecho uno en cuanto me eligieron. Lo hago porque sentí que era lo que el Señor quería. Pero estos gestos no son míos, hay Otro aquí… eso me da confianza…"