A través del muro, dreamers se reencuentran con sus madres

Se abrazaron entre las rendijas de la frontera entre EEUU y México. Ellos regularizaron su situación. Ellas no pueden entrar 

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 AP 163
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Antonio Araujo presenció cómo tres de sus amigos se reencontraban con sus madres y se abrazaban con ellas entre las rendijas del muro fronterizo que divide México y Estados Unidos, sabiendo que su madre no pudo llegar.

Unos días antes de la emotiva reunión del 11 de junio que generó titulares en los medios, su madre, Roberta Carreón, no se atrevió a subir al avión en Veracruz, México. "Mi madre no pudo entrar, le dio pánico", dijo Araujo.

El joven de 18 años viajó hasta Arizona desde Nueva York junto con Carlos Padilla, de Seattle; Evelyn Rivera, de Miami, y Renata Teodoro, de Boston, quienes al igual que él no veían a sus madres desde hacía varios años.

Los cuatro son dreamers, jóvenes cuyas familias ingresaron al país sin autorización cuando ellos eran niños y que, a través de un plan de deportación aplazada del presidente Barack Obama, ahora cuentan con un permiso de trabajo y protección contra una deportación.

Padilla, Rivera, Teodoro y Araujo pudieron llegar hasta la frontera, pero no cruzarla, debido a que su estatus legal en el país es temporal y, de atravesar la frontera, las leyes migratorias no les permitirían volver a ingresar.

Araujo contempló mientras las cámaras fotografiaban el reencuentro de sus amigos, que estiraban sus brazos entre las barras oxidadas de la barda, intercambiaban fotos, lágrimas, risas, rosarios y hasta empanadas colombianas.

"Ver a Renata, a Carlos y a Evelyn ver a sus mamás fue lo más hermoso", dijo Araujo. "Yo me hice fuerte para que ellos no se sintieran mal".

El joven activista, que forma parte de la organización United We Dream, integrada por dreamers de todas partes del país, obtuvo su permiso de trabajo mediante la deportación aplazada hace dos meses. De inmediato, pensó en buscar la forma de reunirse con su madre y así surgió la idea de organizar el reencuentro, que contó con el apoyo económico de la organización nacional.

Su primera pregunta cuando supo de la acción diferida fue "si iba a poder viajar fuera del país". "Y después ya me enteré de que no podía viajar", se lamentó.

A través de la imagen de la separación familiar con la barda fronteriza de por medio, estos jóvenes se propusieron enviarle un mensaje al Congreso de Estados Unidos, que actualmente debate el futuro de un proyecto migratorio en el Senado.

"La acción diferida es un paso, pero necesitamos más", dijo. Araujo no ve a su madre desde hace 2 años, cuando ella tuvo que regresar con su padre a Veracruz, México, tras la muerte de su abuela paterna. Fue un momento duro, al tener que quedarse con sus tíos y comenzar a trabajar para poder sostener sus estudios en un colegio comunitario, con los que aspira a ser periodista.

Su mamá trabajaba planchando ropa en una tintorería más de 12 horas diarias y su padre trabajaba en la construcción. "Ellos me decían que estudiar era lo primero para mí, no querían que trabajara", dijo el joven.

El año pasado, cuando se graduó de la secundaria, lo felicitaron por su activismo con otros jóvenes en la comunidad, pero al mirar al auditorio no vio los rostros de sus padres.

"Estaba hablando con mi mamá. Ellos quieren que sus hijos sean prioridad, pero nosotros lo que queremos es que se incluya una enmienda (en la reforma migratoria) en la cual nuestros padres puedan postularse para venir al país siempre y cuando califiquen con todos los requisitos", dijo Araujo.

Estos requisitos incluyen no tener antecedentes penales y haber pagado impuestos.

United We Dream planea repetir su "Operativo Mariposa" en los próximos días. Mientras tanto, Araujo hace planes para viajar nuevamente desde Nueva York hasta Nogales, Arizona, e intentar ver a su madre. Esta vez viajará en autobús. "Estoy planeándolo para mi cumpleaños, que va a ser el 4 de julio", dijo Araujo. "Es mejor esperar y decir que éste es mi último cumpleaños sin mi mamá".