¿Hacia dónde va el diálogo de paz con las FARC en Colombia?

Tras seis meses del inicio de las conversaciones en La Habana, Infobae América consultó a distintos especialistas, que coincidieron en que el país necesita soluciones

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 AFP 163
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Cuando se cumplen seis meses de comenzado el diálogo de paz entre el gobierno de Colombia y la guerrilla FARC, existen opiniones encontradas sobre los logros y los posibles resultados del proceso que se desarrolla en La Habana.

Un sector, que según la Directora y profesora asociada Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, Angelika Rettberg, encabezado por el ex presidente Álvaro Uribe, es pesimista con respecto a los resultados de las conversaciones.

El ex presidente de Colombia y ex aliado de Juan Manuel Santos fue crítico de las negociaciones con las FARC desde el inicio: "Es un error pensar que el único camino para la paz es el diálogo con el terrorismo", había afirmado en octubre de 2012.

En este sentido, el ex viceministro de Defensa durante su gobierno, Alejandro Arbeláez, aseguró en diálogo con Infobae América: "Hasta ahora nos estamos quedando con la violencia y sin la paz. Transcurridos seis meses de negociaciones y nueve rondas de encuentros, lo único tangible es el incremento tanto del número de guerrilleros como de su presencia geográfica y sus acciones terroristas".

Arbeláez afirmó que el gobierno de Santos "está atrapado en su calendario electoral", ya que necesita mostrar resultados concretos antes de los comicios de mayo del 2014.

En contraste con esto, el coordinador del Centro de Pensamiento y seguimiento al diálogo de paz de la Universidad Nacional de Colombia, Alejo Vargas, reconoció que por primera vez se está haciendo un abordaje integral del problema más complicado en la agenda del país, lo que ya representa un punto positivo.  Además, el especialista aseguró que "está a punto de llegarse a un acuerdo".

Rettberg también se muestra optimista respecto al diálogo de paz, porque ambas partes siguen mostrándose interesadas en acercar puntos de vista, cuando podrían haber abandonado el intento y eso hubiera representado un rotundo fracaso para la paz. Además, la licenciada en Ciencia Política rescata el importante debate social que se ha suscitado desde el inicio de las conversaciones.

      
      

Ambos especialistas aseguran que los plazos pautados por Juan Manuel Santos para la finalización del proceso -noviembre de 2013- aún se mantienen, a pesar de que todavía no fue expuesto ningún resultado.

"Las dos partes son conscientes de que los tiempos de las elecciones los apuran", aseguró Rettberg. Santos por su lado, porque necesita resultados para pelear por su reelección, y las FARC porque es el terreno en donde podrían presentarse a la sociedad de otra manera.

Escéptico, Arbeláez explicó: "(…) luego de 9 rondas negociadoras, nos encontramos en el subpunto 1 del punto 1 relativo a política agraria; con lo cual, de mantenerse este ritmo, necesitaríamos años".

Además, las posturas al respecto de cuál es la situación de la guerrilla hoy, también difieren, ya que, aunque existe una coincidencia en relación con el debilitamiento militar sufrido por las FARC los últimos diez años, discrepan sobre los efectos del diálogo.

Alejo Vargas explicó que los últimos seis meses se han dando golpes importantes por parte del gobierno, ya que la estrategia de Santos fue no abandonar el enfrentamiento militar mientras dure el diálogo.

El último de estos golpes ha sido la muerte de uno de los cabecillas de la organización, Jorge Eliácer Zambrano, alias "Caliche". En esa oportunidad, el ministro de Defensa Juan Pinzón había asegurado: "Èste es un golpe al corazón de la organización terrorista".

Aunque la guerrilla sufre reveses de manera casi constante, ha logrado reorganizarse en ciertas regiones en los que han realizado ataques significativos los últimos meses, explicó Rettberg.

Un ejemplo es la voladura en enero de este año de un tramo del oleoducto Trasandino en el sur del país, lo que generó un derrame de crudo con riesgo contaminante.

      

Por su parte, Arbeláez considera que hoy las FARC se encuentran fortalecidas en lo político, lo económico y lo militar: "Pasaron de estar desenmascaradas como narcotraficantes y en huida hacia la selva y países vecinos durante el gobierno de Uribe, a gozar de nuevo de la seguridad que da una mesa de negociación y la exposición a medios que ello representa".

Entre tanto, la posibilidad de una "institucionalización" de las FARC, también debe ser concebida, de acuerdo con el análisis del ex viceministro de Defensa, de forma cauta y con claridad al respecto de las condiciones.

Según su visión, los cabecillas que tengan responsabilidad en crímenes de guerra y de lesa humanidad no deben tener habilitada la posibilidad de participar en elecciones por cargos públicos, al tiempo que el resto debe aceptar cesar la violencia, entregar las armas, pedir perdón y reparar a las víctimas para ser considerados parte de la democracia colombiana.

Con la mira puesta en la resolución del conflicto, Alejo Vargas habló en relación con la etapa final del proceso de negociación, el desarme de la guerrilla. La afirmación de voceros de las FARC de que no dejarán las armas ha generado preocupación en muchos sectores: "Las armas no se entregarán, desaparecerán", dijo alias "Iván Márquez".

Al respecto, Vargas explica que no es lo mismo referirse a 'desarme' que a 'dejación' de armas. "La diferencia es a quién se entregan esas armas". La guerrilla se niega a entregarlas al Estado colombiano, aunque posiblemente aceptaran entregarlas a alguna organización internacional, como la Cruz Roja. "Lo importante es que esas armas dejen de usarse", finalizó Vargas.

Angelika Rettberg considera que Colombia asiste a una profunda polarización política en relación con este conflicto de más de 50 años, ya que hay un vasto sector de la sociedad que se encuentra reacia a aceptar a la incorporación de la guerrilla en la escena política. Álvaro Uribe se coloca a la cabeza de esta posición en la medida en que es un ex presidente popular y con fuerte influencia en la opinión pública, reflexionó Rettberg.

La especialista destacó además que el conflicto armado conlleva costos que Colombia hoy necesita eliminar. Ademas del gasto presupuestario -5% del PIB se destina a Defensa-, existe una cantidad de costos de oportunidades por inversiones perdidas a raíz de accionistas espantados, lo que le ha significado al país pérdida de competitividad. "Ese gasto podría reestructurarse en cuestiones centrales, como salud, educación e infraestructura", afirmó.