El infierno de la cárcel cubana, en primera persona

El periodista Calixto Ramón Martínez está preso en el penal Combinado del Este y lleva 5 días en huelga de hambre. Desde allí, relata el maltrato y el hacinamiento

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El periodista Calixto Ramón Martínez forma parte del Centro de Información Hablemos Press, desde allí informó por primera vez del brote de cólera desatado en septiembre pasado. Su trabajo fue tomado como "desacato" por el Gobierno de Raúl Castro, el 16 de ese mes, fue detenido.

A continuación, la carta de Martínez, donde cuenta cada detalle de la pesadilla que vive él y todos los internos del Combinado del Este. El penal, es uno de los más inhumanos de la isla:

Les habla Calixto Ramón Martínez, recluido en la prisión Combinado del Este, piso tercero sur, compañía 3309. Me encuentro aquí desde el sábado día 10, y me abstengo de alimentarme, debido a que se me quitó toda la ropa de civil que yo traje, y se me había prohibido la comunicación telefónica.

 

Quiero decir que las condiciones de vida en esta prisión son totalmente pésimas, debe ser declarada inhabitable. Denuncio ante las organizaciones internacionales que velan por el respeto a los Derechos Humanos que visiten esta prisión, que hagan hincapié en visitar esta prisión, debido a las pésimas condiciones, y que el gobierno cubano se llene de dignidad y declare esta prisión inhabitable.

 

Debo declarar el estado de hacinamiento que se está viviendo en esta prisión, pues en un espacio de 13 a 14 metros de largo por 6 de ancho conviven unos 36 reos.

 

El primer día que llegué aquí, tuve que dormir en el piso, por la sobrepoblación penal que hay. Un oficial me explicó que yo no era el único que dormía en el piso, porque en casi todas las compañías había 1 o 2 reos, durmiendo en el piso.

 

En estas compañías, los presos han tenido que ingeniárselas porque la construcción es de losa doble T de fabricación rusa y tiene filtraciones. Los reos han tenido que colocar nailon tipo canal, que desemboque en el baño, para que el agua que gotee no caiga encima de su cama.

 

Son también pésimas, las condiciones sanitarias, pues en este espacio de 13 o 14 metros de largo por 6 de ancho hay que contar que el baño que no tiene tazas sanitarias, son dos  turcos, uno para orinar y el otro para defecar, y un lavamanos doble.

 

Se vive en una estrechez. Es una aglomeración de presos, en un espacio muy pequeño y reducido; además del mal estado, la mala higiene y el mal aspecto con que se vive en estas pequeñas compañía.

 

En este momento ya tengo cama, dormí dos días en el piso y esta mañana me cedieron una cama. El primer día, como cosa de privilegio, quisieron bajarme a mí para un piso que tenía una cama pero simplemente a dormir y por la mañana tenía que subir para la compañía donde pertenecía, a estar tirado en el piso. Yo me negué rotundamente, no quiero privilegios sobre mi persona. Ahora me niego a comer, estoy reclamando que se me suba la ropa de civil para aquí arriba, pues en ropa de preso no salgo a ningún lado.

 

Hasta que no me entreguen la ropa, no como. Me habían prohibido el teléfono, yo oí cuando el oficial de la Seguridad del Estado les dijo a los de la prisión que yo tenía que estar distante del teléfono en todo momento. Pero hoy me colé entre los reos, y logré venir acá.