El "O mais grande do mundo", la simpática frase que dicen los brasileños refiriéndose a su país, se está volviendo realidad. El "milagro sudamericano" se ha convertido en la sexta economía del mundo, gracias a 30 años de estabilidad democrática.
A esto hay que sumarle una política de Gobierno de fortalecimiento de las instituciones y la apertura a la inversión privada y reducción de la inflación, la cual en sus peores momentos llegó al 2.000% anual.
Lo cierto es que la nación carioca ha desplazado a Francia y Gran Bretaña en el ranking económico mundial y muestra perspectivas de alcanzar el cuarto lugar en el año 2030, detrás de China, Estados Unidos e India. ¿Qué necesita para lograr esto? Muchas cosas, pero fundamentalmente, gente preparada.
Por este motivo la Secretaría de Asuntos Estratégicos (SAE) de Brasil emitió un comunicado en enero en el que señala que flexibilizará sus esquemas de migraciones, para facilitar el ingreso de profesionales y técnicos calificados. En otras palabras, el país tuvo un crecimiento más rápido que la capacitación de su gente, y por eso necesita extranjeros.
El fenómeno no es aislado, ya que las otras naciones del grupo de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) también están desarrollando estrategias de "captura" de mano de obra calificada.
A estos se les suman los países denominados "Next Eleven" (que incluyen a Corea del Sur, México e Indonesia, entre otros), que también despuntan como terrenos fértiles para la inversión y el empleo.