"Pensé en venir con un pañuelo, pero iban a decir que no me había operado"

En su primera aparición pública tras la cirugía de tiroides que le demandó una licencia médica de 21 días, la Presidente se mostró de buen ánimo y se permitió bromear con la herida producida por la intervención quirúrgica. "Me queda bárbaro", afirmó entre risas

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 NA 162
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En su primera aparición pública tras la cirugía de tiroides que le demandó una licencia médica de 21 días, la Presidente se mostró de buen ánimo y se permitió bromear con la herida producida por la intervención quirúrgica. "Me queda bárbaro", afirmó entre risas
 Charly Diaz Azcue 162
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A poco de concluir el discurso de 45 minutos con que reanudó sus actividades tras la licencia médica, Cristina Kirchner contó algunos detalles sobre su cirugía y la posterior recuperación que le demandó.

"Me saco el pelo para que vean [la cicatriz], la verdad es que no queda muy estético. Pensé en venir con un pañuelo, pero mañana iban a decir que no me había operado", señaló. "Me queda bárbaro", destacó ante las risas del auditorio.

En ese sentido, prosiguió: "Ustedes saben que la estética me puede, pero la política está antes que la estética. Hubo alguno que me sugirió: "¿Por qué no llevás la tiroides?". Me pareció too much eso. Sería desagradable, voy a impresionar a la gente".

A continuación, la jefe de Estado contó algunas intimidades de su internación e hizo referencia a cómo se comunicaron las novedades de su enfermedad.

"Cuando me enteré lo que tenía, me acordé de lo que sufrió Néstor [Kirchner] en 2004 [debió ser internado por una gastroduodenitis aguda con hemorragia], que debimos internarlo. Hubo una cierta desinformación sobre lo que le pasaba. Él me pidió que no dejara que lo vieran así y yo dije que ni muerta lo iban a ver. Una periodista me preguntó entonces por qué yo no informé sobre su salud. "Antes que el Presidente es mi marido", le contesté. Después pensé que uno debe informar paso a paso lo que le pasa al Presidente porque es una cuestión de Estado", detalló.

Por eso, señaló que se comunicó el primer diagnóstico que recibió "sin agregar ni quitar ni una letra ni una coma". "Pero tampoco parece que está bien, porque cuando afortunadamente el resultado para mí y para muchos [fue distinto], también criticaron", cuestionó.

Luego, pasó a referirse a los días que pasó en el Hospital Austral después de que le extirparan la glándula tiroides. Allí, paseaba "en pijama y deshabillé" en una "habitación divina vidriada que daba a un bosque".

El día que el cirujano Pedro Saco y el titular de la Unidad Médica Presidencial, Luis Buonomo, fueron a anunciarle que en la biopsia de la glándula no se encontró cáncer entraron a la habitación "con unas caras todas circunspectas".

"Me dieron el resultado. Entonces me senté con unas fotos, esas típicas mías con él [Néstor Kirchner] donde nos estábamos mirando y otras con mis hijos. Me dijeron que no habían encontrado células cancerígenas en los nódulos, pero sí otro nódulo que no había aparecido antes. Ese fue el único momento en que me puse a llorar", detalló.

"El médico me va a matar, pero es un tesoro. Cuando se sienta a hablarme, me dice: 'La verdad es que estoy conmocionado, porque las pruebas habían dado distintas'. Pero cuando los médicos que saben lo explican, dicen que hasta que no se abre no se puede verificar. 'Estoy conmocionado, porque es increíble lo que pasó', dijo. '¿Parece un milagro?', dije. 'Yo no puedo decir eso porque soy un científico'. 'Bueno, lo digo yo', le dije", concluyó.