Lula y Chávez, dos modos opuestos de informar sobre la enfermedad

La noticia sobre el tumor detectado al brasileño se difundió minutos después de un chequeo. Lejos de esa transparencia, el venezolano montó un hermetismo de tal magnitud que aún hoy se desconoce qué tipo de cáncer padece

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Minutos antes del mediodía de este sábado, todos los brasileños y gran parte de los latinoamericanos supieron que Lula da Silva deberá iniciar un tratamiento con quimioterapia en los próximos días para combatir un tumor alojado en su laringe.

La información, que conmocionó a los conciudadanos del ex presidente brasileño y que rápidamente ocupó los titulares de los medios de toda la región, no surgió de rumores. Fue el propio hospital Sirio-Libanés, donde el líder del Partido de los Trabajadores se sometió a un examen médico, el encargado de anunciar sobre la enfermedad.

En un conciso comunicado, firmado por las autoridades clínicas, se dieron a conocer los pormenores del cáncer laríngeo que afecta a Lula da Silva. El texto fue publicado a las 11 hora local en la página web del centro sanitario y cualquier persona puede acceder a él.

Además, los medios brasileños pudieron dialogar con uno de los oncólogos que tratará al ex mandatario. El doctor Arturo Katz llevó algo de tranquilidad a los brasileños ante el impacto de la noticia. Aseguró que el paciente está en buenas condiciones, explicó por qué se optó por la quimioterapia y mencionó los detalles clínicos de la terapia.

No hubo información retaceada ni contradicciones en las versiones sobre el mal que aqueja a Lula da Silva. El tratamiento de los sucedo fue claro, transparente. El jefe de Estado más popular de la historia brasileña padece cáncer y todos lo saben.

Nada de esto ocurrió con la enfermedad del presidente venezolano, Hugo Chávez. Al recelo habitual sobre lo que ocurre en el seno de su gobierno, agregó en esta ocasión un hermetismo absoluto sobre su salud. Convirtió su visita y estadía en Cuba en un misterio que abrió camino a las más disímiles hipótesis.

Se supo por los medios de comunicación que el 10 de junio fue operado de urgencia cuando visitaba a Raúl y Fidel Castro en la Habana. Dos días después intervino, con una llamada telefónica, en una entrevista que Telesur le estaba realizando al canciller Nicolás Maduro.

Pidió perdón por enfermarse, lamentó no estar en su país y evitó informar acerca de lo que estaba pasando. El desconocimiento de las razones que mantenían al mandatario venezolano en La Habana se mantuvo hasta el 30 de junio.

Fue entonces que Chávez, en cadena nacional, leyó un comunicado y confesó que le habían diagnosticado un tumor cancerígeno, el cual fue extirpado, y que poco después comenzaría un tratamiento con quimioterapia.

Desde entonces, el tipo de cáncer que padece y su gravedad es materia de especulación. Cáncer de colon, de próstata, algún tipo pélvico son las versiones que se tejieron; le quedan dos años de vida, está curado o la agresividad del tumor exige un tratamiento más prolongado, también forman parte de los pronósticos.

"Hoy cáncer no es muerte. No tengo el colón ni el estomago picado en cuatro pedazos, nada de eso", afirmó Chávez al iniciar su quimioterapia.

Por el momento, las voces oficiales sólo se oyen para acusar de oportunistas o embusteros a quienes buscan una explicación acerca del padecimiento del mandatario. Presidente y ministros cumplen a rajatabla con el riguroso silencio.