Crece la polémica en Colombia por el libro de Ingrid Betancourt

No hay silencio que no termine ya está en las librerías y las críticas se multiplican. Clara Rojas, su compañera de cautiverio, la desmintió y su ex marido exige las regalías de la edición  

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La imagen positiva de la ex rehén de las FARC no alcanza ni por asomo los altos índices de aceptación que registró el día de su liberación, en julio de 2008. Muy por el contrario, desde que intentó demandar por una cifra millonaria al Estado colombiano, sus compatriotas dejaron de acompañarla.



Mientras la mayoría de los medios locales le preguntan a sus lectores si están dispuestos a leer su libro, Ingrid Betancourt –en la única entrevista concedida al diario El Espectador, y difundida el domingo– calificó a la sociedad colombiana como "despiadada" y "enferma de ira". La estrategia de marketing logró su efecto, de lo único que se habla en ese país es de su libro.



No hay silencio que no termine narra sus seis años y medio de secuestro, tiene 710 páginas, 82 capítulos y ya se ganó varios enemigos. La revista Semana en Colombia publicó el primer capítulo del libro, y los comentarios –a favor y en contra– de la ex rehén de las FARC prácticamente colapsaron el sitio web del medio.

En declaraciones a BBC Mundo, el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, asegura que "el libro está en una rica tradición literaria que es la que describe la maldad. Creo que vale la pena leer este testimonio histórico, porque ayuda a entender muchas cosas de Colombia y de cualquier persona del mundo sometida a condiciones de extremo sufrimiento".



En su obra, Ingrid agradece la intervención política del presidente venezolano Hugo Chávez y del mandatario francés Nicolas Sarkozy, por "haber hecho del tema una causa mundial". Si bien agradeció públicamente en varias oportunidades –la última en 2009, cuando se celebró el primer aniversario de su liberación–  los esfuerzos del ex presidente Álvaro Uribe, en estos días no transcendió si efectivamente la gratitud también se ve reflejada en el libro.



Betancourt enfrenta las críticas de los medios colombianos de comunicación, de sus ex compañeros de cautiverio y hasta de su ex marido, Juan Carlos Lecompte, que este martes solicitó el embargo de todas sus propiedades.



Entre los bienes incluidos en la solicitud de Lecompte, se encuentran una casa de veraneo en el estado de Wyoming, en los Estados Unidos, un departamento en Francia y los derechos económicos de los contratos de edición de los dos libros que escritos por la ex candidata presidencial en Colombia: La rabia en el corazón y este último.



"Los bienes se adquirieron dentro de la sociedad conyugal vigente y hacen parte de las ganancias, al igual que el libro de mi cliente, y cuyos derechos está dispuesto a compartir", explicó el abogado de Lecompte  quien justificó su reclamo, en declaraciones a la emisora Caracol Radio. "Jamás tuve dos, tres, cuatro horitas, los dos solos, para hablar de la separación", se lamentó.



Con Clara Rojas la relación está rota desde el secuestro en la selva. Sin embargo, este libro reavivó el enfrentamiento. En las páginas de No hay silencio que no termine, Ingrid asegura que Rojas había planificado su embarazo en la selva y hasta había pedido permiso para concretarlo.



Pero ella salió inmediatamente a desmentir tales afirmaciones. Las calificó de "infamia", y aseguró en una entrevista con El Tiempo que si no se rectifica, pensará en demandarla. "Dios quiera que eso sea sentido. Hay que darle como un compás de espera para que ella rectifique. Dios quiera que ella pueda reflexionar y pueda reunirse con su editorial para llegar a un acuerdo", advirtió Rojas. Si no se modifica el texto, seguramente demandará.



Betancourt, fue secuestrada en 2002 y rescatada en una operación militar encubierta en julio de 2008. Ese operativo, estuvo comandado por el actual presidente Juan Manuel Santos, cuando era ministro de Defensa de Álvaro Uribe.