Luego de su caída, en la Reserva de Osos Panda de Chengdu, Pai Pai entró en coma con un ritmo cardiaco de 30 pulsaciones por minuto (lo normal son entre 80 y 220 pulsaciones).
Los veterinarios inyectaron vitaminas y nutrientes para reanimarlo, pero el estado del panda empeoró, por lo que se pidió la intervención de traumatólogos y neurólogos de un hospital de la ciudad para que ayudaran en el tratamiento.
Finalmente, el oso comenzó a mover sus extremidades el domingo, tras 54 horas de masajes y tratamientos para intentar que recobrara la conciencia.
Los especialistas señalaron que se trata del panda que más tiempo ha sobrevivido a un coma, así como el que más inyecciones intravenosas ha recibido.
Se calcula que hay unos 1.600 pandas en libertad, mientras que otros 300 viven en centros de cría y zoológicos de China, siempre muy preocupada por el futuro de esta especie en peligro de extinción y símbolo nacional.