El régimen de Castro acumula más de 8.000 víctimas

La directora ejecutiva del proyecto "Archivo Cuba", María Werlau, presentó en Madrid los primeros datos de un registro que documenta las muertes que se han producido durante el proceso encabezado por el dictador Fidel Castro

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Los resultados parciales de esta investigación muestran que entre el 1 de enero de 1959 y el 31 de octubre de 2006 hubo 5.775 casos documentados de ejecuciones y fusilamientos, 1.231 asesinatos extrajudiciales, 200 casos de desaparecidos, y 984 muertes en prisión, que suman un total de 8.190 muertos.

Las muertes en prisión, especifica en un documento, incluyen: 159 asesinatos, 209 muertes por negligencia médica, 264 suicidios, 21 accidentes y 331 por "supuestas causas naturales", sobre lo que Werlau señaló que "la tasa de muerte en los presidios es mayor que la del resto de la población".

La especialista aclaró que la cifra de muertos es superior pero el proceso es lento y ambicioso puesto que este registro no sólo quiere reflejar las víctimas que se han producido desde 1959 -año en el que Castro tomó el poder-, sino ampliarlo hasta el año 1952, cuando comenzó la dictadura de Batista, para que "todos sean considerados como víctimas y no haya rencor".

"Yo quiero contar la historia de las víctimas, que ellas hablen por sí mismas", asegura Werlau, que desarrolla desde 2001 este proyecto junto con el profesor Armando Lago y que exponen sus resultados en la web www.archivocuba.org.

Según Werlau, las muertes "comenzaron con procesos sumarios y ejecuciones masivas en el paredón, que eran difundidos por los medios de comunicación para crear miedo en la población".

De acuerdo con los testimonios recogidos, murieron campesinos, mujeres embarazadas, extranjeros e incluso hubo miembros del propio aparato comunista, "cuyos cadáveres se paseaban y eran insultados, como método de propaganda interna".

Después, añadió: "Castro se dio cuenta de que tenía que cuidar la imagen internacional, ya no le convenía llevar a cabo esas ejecuciones masivas porque el miedo ya estaba instaurado y podían hacerlo cuando quisieran".

Además, destacó la fuerza de la propaganda castrista "que invierte millones de dólares y llevan una campaña de relaciones públicas en el mundo muy buena", que contrasta con "las rencillas tontas entre los cubanos en el exilio" que han distanciado a los cubanos "de dentro y de fuera".