La misteriosa muerte del "verdadero" James Bond

Lionel ?Buster? Crabb fue quien inspiró al personaje de cine y volvió a ser protagonista esta semana al publicarse documentos que revelan 50 años después cómo el gobierno británico encubrió su muerte durante una misión

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(EFE) -

La misteriosa muerte de Lionel "Buster" Crabb, héroe naval que inspiró la creación de James Bond, ha vuelto esta semana a la actualidad, al publicarse unos documentos secretos que revelan que el Gobierno del Reino Unido encubrió el suceso.



Capitán de fragata y buceador de la Armada británica (Royal Navy), Crabb, según algunos expertos, sirvió de modelo al escritor Ian Fleming (1908-1964) para crear al agente 007, el famoso espía que han encarnado en el cine grandes actores como Sean Connery.



Como integrante de una brigada de artificieros de la Royal Navy, el militar se ganó fama de valiente y el apodo de "Buster" ("Macho") por sus arriesgadas misiones en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), lo que le valió ser condecorado como Oficial del Imperio Británico.



Nacido en 1909, Crabb abandonó la Armada en 1955 y un año después fue reclutado por el MI6 (servicio de espionaje exterior británico, a la sazón empleador de James Bond) para encomendarle una misión que marcaría no sólo su vida, sino también su muerte.



El MI6 pidió al buzo que investigara el crucero de guerra "Ordzhonikidze", en el que viajó el líder soviético Nikita Khrushchev (1894-1971) para rendir una visita al Reino Unido y que se hallaba fondeado en el puerto de Portsmouth (sur de Inglaterra).



El 19 de abril de 1956, Crabb se sumergió para inspeccionar el barco ruso, mientras en la superficie le cubría un oficial de la Royal Navy, pero el avezado submarinista no regresó nunca.



Rápidamente se le dio por muerto, aunque el entonces primer ministro británico, Anthony Eden (1897-1977), declaró ante el Parlamento que "no iría en beneficio del interés general" desvelar las circunstancias del fallecimiento.



Además, Eden reveló que la operación se efectuó "sin autorización o conocimiento de los ministros de Su Majestad", es decir, sin su permiso, de ahí que despidiera al jefe del MI6, John Sinclair.



La escasa voluntad del Gobierno para esclarecer el suceso dio rienda suelta a infinidad de rumores sobre el destino de Crabb: unos decían que seguía vivo y residía en Rusia como oficial de la Marina soviética, mientras otros argüían que lo asesinaron los rusos.



Quince documentos confidenciales divulgados esta semana por los Archivos Nacionales del Reino Unido, con sede en Kew (sudoeste de Londres), prueban el interés de las autoridades en tapar la verdad.



WH Lewin, jefe de Ley Naval, escribió después de la enigmática desaparición: "Si esto se descubre (...), sería algo que no cuadraría muy bien con nuestra declaración de que Crabb había estado fuera de la Armada durante un año hasta el momento de su muerte".



Según la línea oficial del Almirantazgo británico, Crabb fue "especialmente empleado en relación con unas pruebas de ciertos aparatos submarinos".



Resulta interesante otro legajo en el que el acompañante de Crabb en aquella misión, un capitán de corbeta anónimo, dice haber ayudado a "Buster" de forma "no oficial".



"Sus actos (los de Crabb) hasta que desapareció bajo el agua fueron normales y las condiciones para el buceo eran buenas. Ya no volví a verlo...", relata el capitán de corbeta.



El 9 de junio de 1957, el cadáver decapitado de un buzo con las manos mutiladas apareció flotando en aguas de la isla de Pilsey, no muy lejos de Portsmouth, y un juez forense abrió una investigación.



Otra evidencia del encubrimiento oficial del suceso emana del hecho de que la Royal Navy evitó que el anónimo capitán de corbeta testificara ante el magistrado y en su lugar envió al oficinista George William Bostock para representar al Almirantazgo.



Uno de los escritos publicados por los Archivos Nacionales deja claro que Bostock "no sabe nada de los antecedentes de la historia y no será capaz de responder a preguntas embarazosas...".



Finalmente, el juez sentenció que el cuerpo correspondía a Lionel Crabb, pese a que su novia, Pat Rose, negó tal extremo, si bien otra amiga del desaparecido, Sidney Knowles, declaró que el cadáver, al igual que "Buster", presentaba una cicatriz en la rodilla izquierda.



Tras conocerse el contenido de los documentos secretos, Lomond Handley, uno de los pocos parientes de Crabb aún vivos, ha exigido "la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad" sobre el caso.



"La gente -reclamó Handley- merece saber qué le ocurrió a un hombre que sirvió a su país con honor e integridad".