Indignación en Brasil con Evo Morales por sus duras declaraciones

El presidente boliviano dijo ayer que Petrobas actuó ilegalmente en su país. El canciller Amorin señaló que esa afirmación ?no tiene ningún fundamento?. Lula podría hablar sobre el tema con el ex cocalero en la cumbre de Viena

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 AP 162
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(EFE).- El canciller de Brasil, Celso Amorim, afirmó hoy que le causaban extrañeza las declaraciones del presidente de Bolivia, Evo Morales, quien dijo hoy en Viena que la petrolera estatal Petrobras actuó ilegalmente en el país andino.

"Prefiero creer que él no estuviera refiriéndose a Petrobras. Pero evidentemente, si por casualidad esa afirmación se refiere a Petrobras ella no tiene ningún fundamento", dijo Amorim, citado por la estatal "Agencia Brasil" de noticias.

Amorim habló hoy sobre el asunto con periodistas brasileños en Viena, donde el canciller asiste junto con el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a la IV Cumbre de la Unión Europea, Latinoamérica y el Caribe.

El jefe de la diplomacia brasileña advirtió de que la reacción de Brasil puede tornarse en "indignación", en caso de que Bolivia mantenga las acusaciones.

Amorim dijo que si hay oportunidad Lula conversará sobre el asunto con Morales sobre este punto, pero recalcó que su gobierno no quiere que el asunto domine la Cumbre de Viena.

Morales dijo hoy en Viena que Petrobras "trabajó ilegalmente" en su país y que no habrá indemnización para las empresas extranjeras afectadas por la nacionalización de los hidrocarburos del país, decretada el pasado 1 de mayo por el mandatario boliviano.

También acusó a las petroleras extranjeras que operan en Bolivia de ser "contrabandistas" y trabajar con contratos "inconstitucionales".

A su llegada a Viena Lula no hizo ningún comentario sobre el asunto.

"Nuestra convicción es de que Petrobras sí actuó legalmente. La convicción del presidente (Lula) es de que ella siempre se adaptó a las normas legales", dijo Amorim, citado por "Agencia Brasil".

Amorim también fue cuestionado acerca de si la reacción de Brasil no es excesivamente moderada a tenor de las declaraciones de Morales. "No hay interés en parecer belicosos ni en parecer extremadamente moderados", respondió.

El canciller dijo que las declaraciones de Morales contrastan con los documentos que han sido recientemente firmados por los dos países para intentar resolver el problema.

Entre estos documentos mencionó una declaración conjunta suscrita la semana pasada en la ciudad argentina de Puerto Iguazú por Lula, Morales, su colega venezolano, Hugo Chávez, y el argentino, Néstor Kirchner, para buscar una salida negociada.

"Si las declaraciones públicas aparentan tener un sentido diverso de aquello que está consignado en los documentos, eso puede poner en duda lo que fue colocado en esos documentos", dijo el canciller.

En Brasil el gobierno recalcó hoy que mantendrá las discusiones con Bolivia en el ámbito contractual.

El ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, dijo en Brasilia que es natural que haya momentos "de mayor tensión y subidas de tono" en procesos de negociación entre diferentes países.

"Brasil respeta la soberanía boliviana y a va tratar la cuestión de Petrobras desde un punto de vista contractual y del interés empresarial de la empresa estatal", dijo el ministro.

La petrolera rehusó hoy comentar las últimas declaraciones de Morales.

A su regreso de Bolivia el ministro de Minas y Energía, Silas Rondeau, tampoco habló sobre las acusaciones.

"Entendemos que hay un espacio legal y pretendemos recurrir a las últimas instancias para sacar la discusión de precios de la prensa y colocarla en la mesa de negociaciones", dijo.

Además de la discusión sobre el precio que paga Brasil por los cerca de 27 millones de metros cúbicos de gas por día que compra a Bolivia, la nacionalización de los hidrocarburos bolivianos ha dejado en el aire el papel de Petrobras en el país andino.

El principal problema para la petrolera es que ahora está en riesgo su propiedad activos adquiridos o desarrollados en Bolivia en la última década y que según el gobierno de Lula valen más de 1.000 millones de dólares.