En medio de la violencia que azota al estado de Guerrero, la Iglesia Católica y sus sacerdotes tuvieron un papel primordial para lograr una tregua entre grupos criminales, que si bien no eliminó la inseguridad, sí puso freno a ejecuciones, balaceras y masacres en regiones como Chilpancingo y la Sierra Norte de la entidad.
El propio presidente Andrés Manuel López Obrador salió a reconocer que garantizar la paz y tranquilidad es responsabilidad del Estado, pero aun así reconoció la labor de los sacerdotes que lograron detener los enfrentamientos entre La Familia Michoacana y Los Tlacos: “Los veo muy bien, creo que todos tenemos que contribuir”.
Fueron los propios sacerdotes quienes reconocieron que se reunieron con los líderes criminales de los grupos que operan en Guerrero, y aunque en un principio no se logró la tregua, con el paso de los días se firmó un “pacto de no agresión”.
En palabras del obispo Ramón Castro -recogidas por The Washington Post-, los sacerdotes mexicanos decidieron actuar cuando comenzaron a recibir decenas de denunciar de parte de los pobladores que ya estaban hartos de las extorsiones, robos, secuestros y desaparición de sus familiares.
Las masacres que movilizó a los sacerdotes
En los primeros meses de 2024 se registraron dos masacres en los municipios de Heliodoro Castillo y San miguel Totolapan, Guerrero, con un saldo de más de 45 muertos -las cifras oficiales apenas superan las 20 víctimas-, situación que provocó cuestionamientos a la estrategia de seguridad federal, señalamientos a las autoridades estatales y la movilización de los sacerdotes del estado para interceder en busca de la paz.
De acuerdo con el académico Roberto Blancarte, citado por el medio norteamericano: “Los obispos intervienen cuando ven a un Estado incapaz de hacerlo, un Estado que prácticamente ha fracasado”.
El diario estadounidense recuerda que la relación entre el presidente mexicano y la iglesia se deterioró desde el asesinado en 2022 de dos sacerdotes jesuitas en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua.
Ahora, con el poder mediático y el respaldo de la población tras lograr una tregua entre cárteles, los clérigos lanzaron una propuesta a las y el candidato presidencial para que firmen un “Compromiso Nacional por la Paz”, que incluye varias propuestas para modificar la estrategia de seguridad nacional.
En el texto de The Whashington Post se reafirma que ninguno de los aspirantes presidenciales podrá rehusarse a firmar el documento por el temor a dañar su imagen y no enfrentar la realidad de un país con más de 30 mil personas asesinadas cada año.