La Policía Militar brasileña anunció que a partir del lunes 2 de junio saldrán a la calles de Río de Janeiro 1.600 soldados recién formados para reforzar el patrullaje en toda la ciudad, especialmente en las principales avenidas.
El operativo es parte de la estrategia para disuadir las numerosas protestas que se han dado en una semana agitada para los responsables de la seguridad del país, que recibieron duros reproches de a href="http://www.infobae.com/personajes/dilma-rousseff-a572" rel="noopener noreferrer" Dilma Rousseff/a cuando la presidente vio las imágenes del autobús que trasladaba a la selección verdeamarelha rodeado de maestros que lo llenaban de stickers promocionando una huelga.
Al día siguiente, martes, una manifestación de movimientos sociales se unió a una de indígenas que reclamaba tierras en Brasilia. Cuando intentaron llegar al estadio Mané Garrincha, donde se exhibía el trofeo de la Copa del Mundo, un choque con la policía terminó en un intercambio de gases lacrimógenos y flechazos que dejó como saldo un agente herido en una pierna.
Brasil enfrenta a Panamá en Goiania: será una prueba para la nueva estrategia de Rousseff
Para este martes se prevé a disputa de un amistoso entre Brasil y Panamá en Goiania, por lo que la decisión de Rousseff de relevar a la policía y promover el uso del Ejército para custodiar a los equipos tendrá su primer ensayo.
Por su parte, el ex futbolista Ronaldo dijo que las autoridades deben reprimir las posibles protestas violentas que puedan surgir durante el Mundial e instó a la policía a "hacer caer las porras" sobre los vándalos.
La selección de Luiz Felipe Scolari debe viajar este fin de semana desde la Granja Comary, en Teresópolis -a 90 kilómetros de Río de Janeiro-, hacia la sede del partido. Aun no se sabe cuándo será el traslado, y es probable que sea una sorpresa para evitar que posibles manifestaciones intenten bloquear nuevamente el desplazamiento del equipo.
Policías y equipamiento que se utilizará para ocupar Río de Janeiro fueron presentados este viernes
Entre las fuerzas de seguridad nadie se hace cargo de la responsabilidad directa sobre las fallas del operativo del lunes previo: "Había un delegado que servía de contacto con la Policía Federal dentro del ómnibus, informando lo que estaba sucediendo. Sabíamos que se trataba de una protesta pacífica. Además, ese mismo día ya había militares actuando en el lugar. La lectura que hicimos es que no había peligro", se descargó Anderson Bichara, coordinador del Centro Integrado de Comando y Control Regional de Río de Janeiro.
Por su parte, desde la Secretaría de Seguridad Pública afirmaron que no se prohibirán las manifestaciones en las calles, pero sí que se las limitará: "Si fuera necesario, usaremos progresivamente la fuerza. No está descartado el empleo de balas de goma como último recurso. Pero las manifestaciones tienen variantes. Puede suceder que se interrumpa el tránsito. Pero no podemos permitir los bloqueos que atrasen el evento", advirtió Roberto Alzir, subsecretario de Grandes Eventos de la secretaría.
Mientras tanto, las autoridades evalúan dónde ubicarán los 5.000 soldados que estarán disponibles para custodiar los 15 estados en los que habrá actividades de concentraciones y partidos a lo largo del país.