Hay corredores en todos los países del mundo y hay maratones en todas las grandes ciudades del planeta. Los maratonistas viajan de un lado a otro para conocer nuevos circuitos y aprovechar para conocer nuevos lugares. Por eso siempre están buscando que las dos cosas coincidan: buenos maratones y buenas ciudades. Por ese motivo hay ciudades que tienen maratones descomunales, ya que el turismo y el deporte van de la mano.
Entrenar un maratón es difícil y lleva tiempo. Hacer un viaje requiere tiempo y dinero. Todo junto es un plan para tomarse en serio. Por eso es muy importante investigar donde correr. En este segundo semestre del 2021, el calendario de maratones estuvo más cargado que nunca luego de un año y medio de cancelaciones y postergaciones.
Berlín y Londres son dos de las Seis Majors, es decir que son parte del circuito de los seis maratones más importantes del mundo. Pero justamente por eso, las capitales de Reino Unido y de Alemania son complicadas para anotarse y conseguir un cupo. ¿Hay otros maratones para elegir? Claro que los hay.
Rotterdam es una de las grandes alternativas. Una carrera más chica, pero multitudinaria, una organización de primer nivel y un circuito rápido. A eso hay que sumarle la parte turística. Museos, paseos y una oferta culinaria y de hotelería la convierten en una gran opción, si acaso nos interesa el turismo además de la carrera. Está cerca Ámsterdam, la principal ciudad de los Países Bajos, por lo cual se puede hacer base allí y viajar un día antes a Rotterdam.
Este año se cumplieron cuarenta años desde la primera edición de este maratón y el regreso luego de tres postergaciones hizo que todo fuera aún más emocionante para todos. Rotterdam tiene algo que solo los mejores maratones tienen: un público local que ama su carrera. Ayer Rotterdam fue noticia por una serie de disturbios en medio de un cierre parcial por el coronavirus. La policía holandesa realizó disparos de advertencia el viernes después de que estallara una protesta en la ciudad portuaria.
Durante los cuarenta y dos kilómetros y ciento noventa y cinco metros del maratón el público alienta sin parar. Todos gritan, aplauden a conocidos y desconocidos. Los dorsales de cada corredor llevan el nombre del competidor además del número. Por eso al pasar corriendo podemos escuchar como los espectadores gritar nuestro nombre. El aliento personalizado es una de las cosas más lindas que se pueden vivir en un maratón.
La largada es el Erasmusbrug, en pleno centro de la ciudad. Cruzar el puente con la multitud vitoreando es el arranque ideal. Más de 10.000 maratonistas comienzan allí su experiencia que incluye un paso por todos los grandes lugares de la ciudad. Y sí, también se va a las afueras y se ven molinos, una postal holandesa por excelencia. Las famosas Casas Cubo, los canales, los edificios más famosos. Todo se recorre e incluso se pasa nuevamente por el puente y termina en una llegada preciosa, de esas que no se olvidan más.
El maratón de Rotterdam es el más grande de los Países Bajos y ha sido elegido uno de los mejores diez maratones del mundo. No es tan difícil conseguir un cupo y el clima es bastante relajado para retirar el kit de corredor y llegar a la largada.
Quien quiera dedicar un año para entrenarse, que consiga planificar y viajar para correr, encontrará en esta carrera una de las grandes competencias del mundo. En esa búsqueda permanente de grandes maratones y bellos viajes, Rotterdam sin duda debe estar en la lista de todo amante de las carreras.
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