Imágenes dramáticas mostraron el momento en que Nick Reiner, de 32 años, fue reducido y esposado por la policía en una estación de metro de Los Ángeles, poco después de ser acusado por el asesinato de sus padres, el director Rob Reiner y su esposa, Michele Singer Reiner.
El arresto se produjo el domingo por la noche en Exposition Park, a unos 25 kilómetros de la mansión familiar en Brentwood. Según informaron fuentes policiales, agentes de la División de Homicidios por Robo del Departamento de Policía de Los Ángeles actuaron con apoyo de alguaciles federales. Minutos después, Nick era trasladado bajo custodia, mientras la escena quedaba registrada por cámaras y testigos ocasionales.
Horas antes, Reiner se había registrado en el hotel The Pierside Santa Monica. Allí, el personal encontró una habitación con signos estremecedores: una ducha “llena de sangre”, rastros que partían desde la cama y una ventana cubierta con sábanas, según publicó TMZ. Se había alojado alrededor de las 4 de la mañana, poco después de asistir junto a sus padres a una fiesta navideña en la casa del conductor Conan O’Brien.
Testigos señalaron que Nick llegó al hotel “desorientado” y que no volvió a salir. En la fiesta, según relataron asistentes a medios estadounidenses, había protagonizado una discusión “muy fuerte” con sus padres, lo que generó incomodidad entre los invitados. “Nick estaba asustando a todos, actuaba como fuera de sí, preguntaba una y otra vez si la gente era famosa”, contó una fuente a la revista People.
Rob Reiner, de 78 años, y Michele Singer Reiner, de 70, fueron encontrados apuñalados hasta la muerte el domingo en su mansión valuada en 13,5 millones de dólares. En un primer momento, fue su hija Romy quien dio aviso a la policía. Más tarde, según trascendió, habría advertido que un miembro de la familia “debía ser sospechoso” porque era “peligroso”. La policía confirmó luego que Nick es considerado “responsable” de las muertes y enfrenta cargos federales por asesinato, sin derecho a fianza.
La tragedia sacudió a Hollywood y a un círculo íntimo plagado de figuras históricas del cine y la televisión. Pero detrás del impacto mediático, la historia familiar arrastraba un largo y doloroso conflicto. Nick Reiner tenía antecedentes públicos de adicciones y problemas severos de salud mental. Había ingresado a rehabilitación por primera vez a los 15 años y, ya adulto, llegó a decir que había pasado por 17 centros distintos.
En una entrevista de 2016, el propio Nick contó que había quedado en situación de calle tras rechazar algunos tratamientos. “Si quería hacerlo a mi manera y no ir a los programas que me sugerían, entonces tenía que quedarme sin hogar”, explicó. Vivió en la calle en Maine, Nueva Jersey y Texas. “Pasé noches y semanas enteras durmiendo afuera. No fue divertido”, recordó.
“Me cansé de eso”, dijo más tarde. “Vengo de una buena familia. No debería estar en la calle ni en refugios haciendo todas estas porquerías”.
Un año antes de esas declaraciones, Rob y Michele Reiner habían hablado públicamente sobre el dolor que les provocó la adicción de su hijo y los errores que sentían haber cometido. “Cuando Nick nos decía que algo no le funcionaba, no lo escuchábamos”, reconoció Rob Reiner en una entrevista con Los Angeles Times. “Estábamos desesperados y, como esa gente tenía diplomas en la pared, los escuchamos a ellos cuando deberíamos haber escuchado a nuestro hijo”.
Michele fue igual de contundente: “Nos decían que era un mentiroso, que nos manipulaba. Y les creímos”.
Esa experiencia familiar quedó reflejada en Being Charlie, la película semiautobiográfica que padre e hijo escribieron juntos cuando Nick logró mantenerse sobrio. El film retrata la relación tensa entre un padre famoso y su hijo adicto, atravesada por internaciones forzadas, reproches y culpas. “Trabajar en esa película me hizo sentir más cerca de él”, dijo Nick en 2016.
Ese mismo año, al presentar la película, aseguró que su mayor deseo era no volver a caer. “Cuando estuve en la calle podría haber muerto. Fue pura suerte”, dijo. “Jugás con la suerte y esperás ganar”.
Tras el crimen, amigos íntimos de la familia se acercaron a la casa de Brentwood. Billy Crystal y su esposa, Janice, llegaron minutos después del hallazgo de los cuerpos. Según TMZ, Romy Reiner los llamó tras hablar con la policía. “Querían despedirse”, señaló el medio. Testigos vieron a Crystal, visiblemente conmovido, caminar del brazo de su esposa, con las manos en el rostro y lágrimas en los ojos.
Crystal y Reiner mantenían una amistad de décadas. Se conocieron en 1975 en el set de All in the Family y forjaron un vínculo que trascendió la pantalla. Reiner lo dirigió en clásicos como Cuando Harry conoció a Sally, escrita por Nora Ephron, una de las comedias románticas más influyentes del cine. “Nos tomamos de la mano en la primera proyección porque sabíamos que algo especial estaba pasando”, recordó Crystal años después en una columna para The Hollywood Reporter.
El Departamento de Bomberos de Los Ángeles confirmó que recibió el llamado a la casa alrededor de las 15.30 del domingo. Allí encontraron los cuerpos sin vida de un hombre y una mujer.
En un comunicado, la familia Reiner pidió respeto y privacidad: “Con profundo pesar anunciamos el trágico fallecimiento de Michele y Rob Reiner. Estamos devastados por esta pérdida repentina y solicitamos comprensión en este momento tan doloroso”.
La última foto familiar completa había sido tomada apenas unos meses antes, en septiembre, durante el estreno de Spinal Tap 2, el último proyecto dirigido por Rob Reiner. En la imagen aparecen Nick, Romy, Jake y la esposa de este último, María Gilfillan. Hoy, esa postal quedó congelada como un recuerdo previo a una tragedia que nadie supo —o pudo— detener.