Celtas, fenicios, griegos, tartesios, cartagineses, romanos... Históricamente, España ha sido la meca de diferentes culturas y civilizaciones. Su enclave geográfico, en el extremo occidental del continente, sumado a su posición estratégica, rodeada por mares y el océano Atlántico, han hecho que muchos pueblos desde el inicio de los tiempos elijan la península Ibérica para asentarse y crear ciudades legendarias que en muchos casos han llegado hasta nuestros días.
Entre los restos del paso de estas civilizaciones por nuestro país se encuentran conocidos símbolos como el Acueducto de Segovia, en el caso de los romanos, o la Alhambra de Granada y la Mezquita de Córdoba como sello de la cultura musulmana que arraigó durante casi más de 700 años. No obstante, hay otras muestras arquitectónicas mucho menos conocidas a lo largo de la geografía española, que permiten en ahora, siglos después, dar un paseo por la historia de nuestro país.
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Sin embargo, hay asentamientos mucho más antiguos, como es el caso del pueblo cacereño de Coria. Su pasado histórico está marcado por la presencia de varios pueblos que han dejado un legado que convierte a esta región en el destino perfecto para hacer una escapada. Sus más de 28 siglos de existencia, desde que los vetones -pueblo celta del oeste peninsular- se asentó en la zona, le han valido para convertirse en un pueblo de encanto elegido hasta por los Duques de Alba.
Grandes influencias culturales
El primer pueblo que habitó lo que hoy es Coria son los vetones, una civilización celta del oeste peninsular que se asentó en la zona en el siglo VIII a.C. Bajo el nombre de Caurium, permanecieron independientes hasta el siglo I a.C., cuando los romanos los hicieron vasallos suyos hasta su completa integración en el imperio tiempo después.
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Durante esta época, constituyó un importante punto para el ejército romano, pues fue uno de los lugares principales de reclutamiento para la caballería. Además, dejaron uno de los mayores atractivos de la localidad: sus murallas. Tras ellos, pasaron los visigodos, luego los musulmanes, para acabar con los cristianos, cuando formó parte del Señorío del Ducado de Alba en el siglo XV.
Un bello centro histórico
Esto muestra el gran legado cultural que alberga, el cual se reúne en el hermoso casco histórico de la villa. De hecho, está considerado Bien de Interés Cultural con categoría de Conjunto Histórico desde 1993. Sus irregulares y empedradas calles lo crearon durante la Edad Media, y un paseo por ellas permite disfrutar de edificios tan emblemáticos como la catedral de Santa María de la Asunción, del siglo XVI.
Fue construida sobre restos de un templo anterior y perteneciente a la Diócesis Coria-Cáceres. Además, presenta una gran variedad de estilos de los que destaca el gótico renacentista. Junto a ella sobresalen también el Museo Catedralicio, el palacio Episcopal, el castillo, del siglo XV, la cárcel Real, los conventos de la Madre de Dios y de San Francisco, del siglo XVI, y un largo etcétera.
En cuanto al castillo, constituye “el primer testimonio conservado del dominio señorial en la ciudad, cuya elegante torre del Homenaje fue trazada por el arquitecto Juan Carrera por mandato del Duque de Alba”, explican desde turismo de Coria. Todo su conjunto se incrusta sobre otra fortificación anterior acometida por los Templarios en el siglo XII y cuenta con una de las mejores vistas de la región.
Por último, no hay que olvidarse de las murallas ya mencionadas. A lo largo de ellas se pueden apreciar hasta 20 torres cuadradas y cuatro puertas de entrada, reflejando el gran poderío y arquitectura militar romana del siglo II al IV d.C. A su vez, se conservan varias estelas funerarias empotradas en sus muros.
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Cómo llegar
Desde Cáceres, el viaje es de alrededor de 50 minutos por las carreteras EX-109 y A-66. Por su parte, desde Plasencia el trayecto tiene una duración estimada de 35 minutos por la carretera EX-A1.