El anuncio de la suspensión de los diálogos de paz entre el gobierno de Gustavo Petro y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) ha generado reacciones en el ámbito político colombiano.
La decisión fue tomada por el presidente de la República tras una sangienta escalada terrorista del ELN como parte de su enfrentamiento con un grupo de disidencias de las Farc por el control del territorio fronterizo entre Colombia y Venezuela, un tema que ha sido señalado como uno de los principales objetivos estratégicos del grupo guerrillero.
Esta medida marca un giro en la política de paz del primer gobierno de izquierda en el país, que había apostado por el diálogo como herramienta para resolver el conflicto armado.
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En declaraciones a La FM, Otty Patiño, alto comisionado para la Paz, calificó la decisión como “triste, pero necesaria”.
En sus declaraciones, Patiño explicó que el ELN ha priorizado mantener su influencia en la región fronteriza, lo que ha dificultado los avances en las negociaciones.
“Son decisiones del ELN, ellos tienen como objetivo tratar de mantener el control fronterizo colombo-venezolano”, afirmó el funcionario, resaltando la complejidad de la situación.
La suspensión de los diálogos no tardó en generar críticas desde sectores de la oposición, especialmente entre figuras del Centro Democrático, partido opositor al Gobierno, que cuestionaron la gestión de Petro en materia de seguridad y su enfoque hacia los grupos armados.
Andrés Forero, representante de esta colectividad, recordó las promesas de campaña del mandatario y acusó al Gobierno de haber permitido el fortalecimiento del ELN. “¿Y qué pasó con su promesa de campaña, presidente? Su grosera alcahuetería con los grupos criminales ha permitido que se fortalezcan y asolen al país”, expresó Forero.
En la misma línea, el representante José Jaime Uscátegui también se pronunció, instando al Presidente a asumir su responsabilidad en el manejo del conflicto. “Prometió acabar con el ELN en tres meses y solo vimos cómo se fortalecieron gracias a su permisividad”, señaló Uscátegui, que además hizo un llamado a respetar a las Fuerzas Armadas y adoptar una postura más firme frente al terrorismo.
“Los colombianos no aguantamos más mentiras. Respete a nuestras Fuerzas Armadas y a una nación cansada de pagar con sangre su política de abrazos al terrorismo”, agregó.
Por su parte, la senadora María Fernanda Cabal escribió que: “Los terroristas del ELN envalentonados gracias a Gustavo Petro que engañó a sus votantes con ‘la paz total’. Aquí estos criminales declaran objetivo militar a empresas como Ecopetrol, Disco y Cens, y afirman que también lo harán con el gremio de comerciantes y mototaxistas en Norte de Santander”.
El representante, también miembro del Centro Democrático, Hernán Cadavid recordó: “Hace muchos meses denunciamos lo que Petro concedía al ELN: Negociar régimen político, económico y medioambiental. Los fortaleció, los volvió ‘políticos’ y hoy arrasan poblaciones enteras.
Además, ex candidato presidencial Sergio Fajardo también cuestionó: “El presidente Petro nos prometió que, con él, el ELN se acababa en 3 meses. La realidad es otra: hoy se acabó la negociación con el ELN. La paz total que se convirtió en un caos total: los grupos criminales han aprovechado para multiplicarse en todo el territorio, más violencia, más comunidades sometidas por lo violentos, más miedo, más líderes sociales asesinados, más inseguridad urbana, más desolación. Los costos sociales, económicos, políticos son incalculables. Una negociación pésimamente definida, se convirtió hoy en un retroceso gigantesco. Llevamos 43 años negociando y el gobierno no aprendió las lecciones. El ELN ratificó que no tiene voluntad de paz. La fuerza pública está disminuida, la confianza en las autoridades está por el suelo y el miedo crece por los territorios. Hecatombe”.
Apoyo a la decisión presidencial desde sectores oficialistas y sociales
Pero no todo fueron críticas, la decisión de suspender los diálogos también recibió respaldo desde sectores afines al Gobierno.
Según consignó La FM, el senador Antonio Correa destacó las intenciones del gobierno de alcanzar la paz, pero lamentó que el ELN haya cerrado las puertas al diálogo. Correa instó a que el Estado actúe con firmeza contra este tipo de organizaciones y propuso una estrategia integral para la región del Catatumbo, una de las más afectadas por el conflicto.
“El Gobierno debe ahora llegar con toda la inversión social al Catatumbo, una arremetida de programas sociales y económicos para esta región”, afirmó, mencionando proyectos como la construcción de una universidad, hospitales, vías terciarias y la sustitución de cultivos ilícitos.
La senadora del Pacto Histórico Martha Peralta también expresó su apoyo a la medida, enfatizando que los grupos armados sin voluntad de paz deben enfrentar todo el peso de las Fuerzas Militares.
“Acá no hay una lucha política, una lucha por el poder, acá hay una guerra por el narcotráfico”, declaró Peralta, quien además mostró su solidaridad con los habitantes del Catatumbo y rechazó los ataques contra excombatientes y civiles.
La gobernadora del Meta, Rafaela Cortés, en calidad de facilitadora del proceso de paz con el ELN, también manifestó estar de acuerdo con la decisión de suspender el proceso.
Por su parte, León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, lamentó que el ELN haya llevado al Gobierno a tomar esta decisión. Valencia instó a la guerrilla a rectificar su postura y avanzar hacia un acuerdo definitivo con el gobierno de Petro.
“Es urgente que esta guerrilla rectifique su camino y se disponga a firmar un acuerdo definitivo con el primer gobierno de izquierdas del país”, señaló el analista, destacando la importancia histórica de este momento para Colombia.
La suspensión de los diálogos con el ELN representa un desafío para el gobierno de Gustavo Petro, que había hecho de la paz total uno de los pilares de su administración.
Mientras sectores de la oposición critican la estrategia gubernamental y exigen resultados concretos, aliados del gobierno y analistas llaman a mantener el compromiso con la paz, pero con un enfoque más firme frente a los grupos armados.
En este contexto, el futuro del proceso de paz con el ELN queda en el aire, mientras las comunidades afectadas por el conflicto siguen esperando soluciones que les permitan salir de la violencia y la precariedad.