En una tienda de vinos, Diego (@exabogado), un tuitero y empleado de ese lugar, compartió en la red social X una curiosa experiencia que va más allá de su trabajo habitual como vendedor. Lo que empezó como un día ordinario, se transformó en una encantadora anécdota que capturó la atención de usuarios en la red, añadiendo un nuevo rol a su trabajo: hacer de celestino.
La historia comenzó cuando un hombre entró en busca de un regalo perfecto y, tras recibir la asesoría de Diego, decidió que llevaría la última botella en stock de un exquisito vino. Sin embargo, en un giro inesperado, mientras el hombre salía momentáneamente de la tienda para pensar su decisión, una mujer entró con la intención de adquirir el mismo producto.
La mujer, al enterarse por Diego que el hombre había mostrado interés primero en la botella pero que había salido sin comprarla, expresó su dilema al vendedor. Con un toque de audacia, sugirió que se llevase la botella, comentando que el hombre “había perdido la oportunidad”, pero justo cuando la mujer eligió otro vino adicional, el hombre regresó, creando un encuentro que parecía destinado.
Al enfrentarse a la situación de que su botella deseada estaba a punto de ser vendida a otra persona, el hombre recibió una sorpresa cuando la mujer, mostrando un gesto de generosidad, le ofreció la botella. Impresionado por la actitud bondadosa de la mujer, Diego le otorgó un descuento en su compra. Pero la interacción no terminó ahí.
Al finalizar la compra, el hombre olvidó sus gafas en el mostrador, y fue la mujer quien le avisó de su olvido. Aprovechando el momento, Diego, no pudo resistirse a dar un empujoncito más a esta incipiente conexión, sugiriendo entre risas que el hombre le debía mucho a la mujer, incluso una cena.
Gracias a la intervención de Diego, los dos clientes intercambiaron sus cuentas de Instagram, dejando la puerta abierta a lo que podría ser el comienzo de una hermosa historia, nacida entre copas de vino y un gesto amable.