Esta es la verdad sobre los huracanes Aletta y Alberto y su “amenazante” llegada a México

La población debe conocer los datos oficiales del Servicio Meteorológico Nacional o el Centro Nacional de Huracanes

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Los huracanes también ofrecen beneficios, como la recarga de acuíferos y la reducción de la temperatura.
Europa Press/Contacto/Goes-East/Noaa
Los huracanes también ofrecen beneficios, como la recarga de acuíferos y la reducción de la temperatura. Europa Press/Contacto/Goes-East/Noaa

En los últimos días se ha difundido información distorsionada sobre la supuesta trayectoria e impacto de los huracanes Aletta y Alberto sobre territorio de México, sin embargo, se debe aclarar a la población que ni el Centro Nacional de Huracanes (NHC) de Estados Unidos, ni el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), han dado cuenta de la formación de algún ciclón tropical.

En su último reporte, el Centro Nacional de Huracanes precisa que “No hay ciclones tropicales en el Pacífico nororiental en este momento. La temporada de huracanes en el Pacífico nororiental se extiende del 15 de mayo al 30 de noviembre”.

Se debe precisar que la temporada de huracanes 2024 en el Pacífico Nororiental (donde se situa la costa occidental de México) se espera para el 15 de mayo, y a partir de esa fecha las condiciones meteorológicas podrían dar paso a la formación de una depresión tropical.

Si bien el NHC ha vigilado algunos canales de baja presión, ninguno se ha desarrollado lo suficiente para constituir una alerta temprana.

Otro punto a considerar, es que los primeros canales de baja presión suelen formarse mar adentro, a miles de kilómetros de la costa, y hasta este 29 de abril no hay registro sobre una amenaza cercana a ningún país americano.

La Organización Meteorológica Mundial cuenta con una lista “pública” con los nombres, en orden alfabético, que se asignará este año a las tormentas tropicales. Esa es la explicación por la que Aletta y Alberto son los primeros eventos que se esperan para 2024, pero no recibirán dichos nombres hasta que los vientos sostenidos rebasen los 62 kilómetros por hora, situación que hasta ahora no ha ocurrido.

En el caso del Atlántico, los patrones históricos señalan que el periodo de ciclones tropicales comprende del 1 de junio al 30 de noviembre. Por lo tanto, todavía no es posible determinar cuál será la “trayectoria” del ciclón Alberto.

Así se ve el huracán Hilary

Se debe avisar a la población con datos verificados

Las temporadas de huracanes y los ciclos de los ciclones tropicales, así como el conocimiento sobre cómo estos pueden evolucionar desde simples depresiones a tormentas o huracanes, son de vital importancia para la preparación y respuesta ante desastres.

Por esa razón, la población debe estar informada de manera adecuada y tener en cuenta que hasta este 30 de abril no se prevé la formación de alguna tormenta tropical, y menos aún de un huracán.

Los ciclones tropicales, que usualmente se originan entre los 5° y 30° grados de latitud norte, tienen un patrón de movimiento inicial hacia el oeste. No obstante, cambios en los vientos de capas medias y altas de la atmósfera pueden alterar su dirección hacia el noroeste y norte.

Al aproximarse a latitudes cercanas a los 30° grados Norte, estos fenómenos tienden frecuentemente a redirigirse hacia el noreste. Las temporadas de huracanes varían según la cuenca, con periodos de mayor actividad ciclónica establecidos para cada región.

Personas afectadas por el huracán “Otis” cierran una de las avenida mas importantes este lunes del balneario de Acapulco estado de Guerrero (México). EFE/David Guzmán
Personas afectadas por el huracán “Otis” cierran una de las avenida mas importantes este lunes del balneario de Acapulco estado de Guerrero (México). EFE/David Guzmán

La comunidad científica y los servicios meteorológicos continúan estudiando estas dinámicas para mejorar los sistemas de alerta temprana y mitigar, en lo posible, el impacto en las zonas susceptible a estos devastadores fenómenos naturales.

Los huracanes, pese a ser fenómenos naturales asociados con destrucción y pérdidas, también presentan beneficios ecológicos y ambientales significativos. Entre los principales a considerar es la recarga de acuíferos.

Las lluvias intensas que acompañan a los huracanes pueden significar una importante aportación de agua dulce a los acuíferos y otros cuerpos de agua subterránea, esenciales para el suministro de agua potable y la agricultura en las regiones afectadas.

Además, los huracanes juegan un rol crucial en el equilibrio térmico del planeta, ya que ayudan a redistribuir el calor desde las regiones ecuatoriales hacia latitudes más altas, contribuyendo al equilibrio del clima global.