¿Qué presión de neumático debe llevar mi coche?

Controlar periódicamente este dato es fundamental para mantener la seguridad del vehículo

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Una fábrica de neumáticos. (Fabian Bimmer/Reuters)
Una fábrica de neumáticos. (Fabian Bimmer/Reuters)

“Estaba contento de nuevo. Lo único que necesitaba era un volante entre las manos y cuatro ruedas sobre la carretera”. Ya lo tenía claro Jack Kerouac en su novela En el camino: la libertad que ofrece un automóvil no sería posible, obviamente, sin esas cuatro ruedas. Sin embargo, los neumáticos son al mismo tiempo una de las piezas más delicadas de un coche, pues se desgastan al estar en contacto constante con el asfalto. Por ello, es clave controlar su presión, por lo que, desde noviembre de 2014, los automóviles nuevos deben tener instalado obligatoriamente un indicador de presión de neumáticos (llamado indicador TPMS), que alerta cuando la presión no es la recomendada por el fabricante.

Las revisiones periódicas de la presión de los neumáticos son fundamentales para garantizar un consumo eficiente de combustible, una conducción cómoda y seguridad al frenar. Según destaca el Real Automóvil Club de España (RACE), “no existe una única presión de inflado para todos los coches. Cada marca ofrece una recomendación de presión de neumáticos diferente, según el modelo. No hay una norma generalizada, aunque sí se puede afirmar que si un neumático tiene una presión de entre 2 y 2,5 bares, estará dentro de un rango normal de inflado”.

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La necesidad de adaptar la presión de inflado a las especificaciones de cada fabricante se debe a la influencia directa que tiene cada neumático sobre diferentes aspectos críticos del vehículo. El RACE señala que cada fabricante proporciona una guía de presión específica para sus modelos, la cual se puede encontrar en una etiqueta adhesiva, ubicada generalmente en la puerta del conductor o en la tapa del depósito de combustible. Esta recomendación varía en función de si el automóvil transporta solo al conductor o viaja con carga completa, lo que resalta la importancia de una correcta verificación según las circunstancias del viaje.

No tener la presión correcta puede ser peligroso. Si llevas más presión en los neumáticos de la recomendada, la superficie de apoyo será menor, por lo que el neumático se gastará más por el centro y la adherencia disminuirá. Esto reduce la seguridad a la hora de frenar. Por el contrario, si llevas menos presión en los neumáticos de la recomendada, la superficie de apoyo será mayor, desgastando más los flancos del neumático y haciendo que la dirección del vehículo sea más pesada y el combustible se consuma a mayor velocidad.

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Pasos para comprobar la presión de los neumáticos de un coche

Ante todo, se necesita un manómetro. Si no tienes uno en casa (cuestan unos 15 euros), las gasolineras suelen prestarlo, de forma gratuita o cobrando 1 euro.

Lo siguiente es muy sencillo: hay que hacer la medición “en frío”, antes de empezar un viaje y salir a la carretera, y con el motor apagado. A continuación, quita el tapón de la rueda, engancha la manguera del manómetro al pitorro, y el dispositivo marcará la cantidad de aire que tiene el neumático. Consulta que las medidas que indica coincidan con las que establece la pegatina de referencia y la situación (es decir, a si el vehículo va con pasajeros y maletas o sólo con el conductor al volante).

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Si el dato no coincide, añade o quita presión, según convenga, añadiendo o quitando aire hasta que la cifra que marca el manómetro sea la necesaria. Algunos de estos dispositivos incluyen ya un inflador para hacer más fácil este proceso: basta dar a los botones de “más” o “menos” para ir ajustando la presión. Por último, vuelve a poner el tapón y repite la operación con el resto de las ruedas.

En conclusión, seguir las recomendaciones del fabricante en cuanto a la presión de los neumáticos y realizar comprobaciones regulares es vital para optimizar el rendimiento y la seguridad del vehículo.