El laberinto eléctrico español: ¿De verdad alguien entiende cómo funciona el mercado energético?

El sistema está formado por un entramado difícil de desentrañar y compuesto por empresas, consumidores, mecanismos y regulaciones que determinan el precio final de la electricidad

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Así funciona el mercado eléctrico español. (Jesús Hellín/Europa Press)
Así funciona el mercado eléctrico español. (Jesús Hellín/Europa Press)

La factura de la luz emerge de forma mensual como un gasto inevitable para los hogares y las empresas españolas, pero su cálculo va más allá de una medición del consumo eléctrico. Sin embargo, entender esta factura es un ejercicio al nivel de los rompecabezas más complicados: el mercado eléctrico parece cada vez más un laberinto inaccesible marcado por un entramado de actores, mecanismos y regulaciones que, en conjunto, determinan el precio final de la electricidad.

Para desentrañar esta industria, es necesario comprender que se opera bajo un modelo que busca equilibrar la oferta y la demanda de electricidad, manteniendo un sistema de precios competitivo y cambiante. Su operación es supervisada por dos órganos reguladores: la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y el operador del sistema eléctrico, Red Eléctrica de España (REE).

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Además, no existe un mercado eléctrico como tal, sino que convergen una serie de mercados interrelacionados que buscan un uso eficiente de los recursos disponibles. Existen varios mercados diferentes, dependiendo del horizonte temporal de la transacción eléctrica:

  • A largo plazo: para las compañías industriales que planean consumir altas cantidades de electricidad a lo largo de un ejercicio fiscal (por ejemplo, un trimestre).
  • Mercado diario: se trata de una subasta convocada diariamente para la entrega de la electricidad de las 24 horas del día siguiente. Es una subasta de precio único en la que todos los agentes cobran y pagan el mismo precio para cada una de las 24 horas del día.

En este mercado diario, conocido también como mayorista o pool, es donde se realiza la compraventa de la electricidad entre productores y comercializadores para el día siguiente, mediante un sistema de subastas por hora. En él participan una serie de actores principales:

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  • Productores: en términos generales, son las empresas que generan electricidad mediante diversas fuentes, incluidas las renovables (solar, eólica), nuclear, hidroeléctrica y combustibles fósiles.
  • Comercializadores: son compañías que compran electricidad en ese mercado mayorista y la venden a los consumidores, ofreciendo diferentes tarifas y servicios.
  • Consumidores: pueden ser domésticos, industriales o empresariales, y compran electricidad para su uso a través de las comercializadoras.
  • Distribuidores: son empresas que poseen y operan la infraestructura necesaria para el transporte de la electricidad desde los puntos de generación hasta los puntos de consumo.
  • Operador del sistema (REE): gestiona el flujo de electricidad a través de la red, asegurando el equilibrio entre la oferta y la demanda.
  • Reguladores (CNMC y Ministerio para la Transición Ecológica): supervisan el mercado para asegurar su correcto funcionamiento, estableciendo regulaciones y promoviendo la competencia.

Todos estos jugadores se mueven en un entorno donde las decisiones regulatorias y políticas pueden tener impactos directos y significativos, complicando aún más el escenario. Las regulaciones gubernamentales y de la Unión Europea juegan un papel crucial, estableciendo normativas sobre la producción, distribución y comercialización de energía, buscando equilibrar objetivos como la seguridad del abastecimiento, la sostenibilidad y la protección al consumidor. Estas normativas están en constante evolución en respuesta a desafíos emergentes, lo que añade otra capa de complejidad para los agentes del mercado.

Isabel Díaz Ayuso ha acusado al Gobierno de querer dejar a Madrid "sin energía", poniendo en riesgo "importantes proyectos industriales".

Las renovables condicionan el funcionamiento del ‘pool’ eléctrico

En España, la creciente incorporación de energías renovables en el pool eléctrico ha tenido un impacto notable en la estructura del mercado, dada su naturaleza de fuentes intermitentes y poco gestionables. Esto significa que, a diferencia de las centrales nucleares o de ciclo combinado, las renovables como la solar y la eólica no pueden garantizar una producción constante y predecible durante todo el día, debido a su dependencia de condiciones climáticas y ambientales.

Pese a ello, las ofertas de energía renovable suelen tener prioridad en el pool eléctrico debido a su bajo precio de salida. Esto se debe a que, una vez construidas, las instalaciones renovables tienen costos operativos muy bajos, ya que no necesitan combustible para generar electricidad. Como resultado, cuando las condiciones son favorables para la generación renovable, el precio de la electricidad en el mercado puede disminuir significativamente. De hecho, ha habido ocasiones en España en las que la generación de energías renovables ha sido suficiente para cubrir toda la demanda del país.

Así, durante este mes de abril, por vez primera las tres principales fuentes de energía en el mix eléctrico español provinieron de tecnologías renovables: eólica, hidráulica y solar fotovoltaica. Este avance en la participación del mix energético evidencia el creciente papel que las energías renovables están jugando en el mercado español.

Pero este fenómeno podría ser contraproducente. Como, actualmente, el mercado mayorista opera con el ya mencionado sistema de subastas, la demanda de electricidad se estima para cada hora del día a través del operador OMIE (Operador del Mercado Ibérico de la Energía). OMIE ordena todas las ofertas de menor a mayor precio hasta que se cubre toda la demanda para cada hora. El último precio marcado (la oferta más cara para cubrir toda la demanda) se establece como el precio para esa hora específica. Este modelo tenía como objetivo el garantizar que las fuentes más económicas (las renovables) tuvieran cabida y expansión en el sistema energético. Con la evolución actual del mercado, muchos expertos consideran que el sistema mayorista podría retraer la expansión de las renovables, al tener unos márgenes de beneficio muy reducidos que desincentivan su inversión.