Así es la Casa dels Canonges, ‘la Moncloa catalana’

Aunque es la residencia oficial del presidente de la Generalitat, los diferentes dirigentes que se han sucedido en el cargo desde Jordi Pujol han declinado utilizarla como vivienda

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El president de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, recibe a Pedro Sánchez. (David Zorrakino/Europa Press)
El president de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, recibe a Pedro Sánchez. (David Zorrakino/Europa Press)

Las llamadas Cases dels Canonges eran un grupo de edificios de origen medieval (entre el siglo XIII y el siglo XIV), ubicados en el famoso Barrio Gótico de Barcelona. Estos inmuebles están pegados a la catedral y al Palacio de la Generalitat, y una parte de las dependencias (que se encuentra en la calle del Obispo) es la residencia oficial del presidente de la Generalitat.

Sin embargo, desde los tiempos de Josep Tarradellas, que se estableció allí al retornar del exilio, los diferentes presidentes que se han sucedido en el cargo desde Jordi Pujol han declinado utilizar el edificio como residencia oficial. La única salvedad fue Quim Torra, que se aisló en el lugar de manera temporal tras dar positivo en coronavirus durante los primeros días del confinamiento.

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Según el Archivo Nacional de Cataluña, la Casa dels Canonges funcionó como residencia de los miembros del capitolio de la catedral de Barcelona mientras vivieron en un régimen similar al monástico, bajo la regla de san Agustín. En 1927, estas viviendas, que “nunca habían formado un conjunto totalmente unificado”, fueron adquiridas por la Diputación, y sus espacios interiores y fachadas se reformaron “radicalmente con elementos de inspiración medieval y neobarrocos”. La mayor rehabilitación la llevó a cabo el arquitecto Jeroni Martorell, director del Servicio de Catalogación y Conservación de Monumentos de la Diputación de Barcelona.

La Casa dels Canonges. (Wikipedia)
La Casa dels Canonges. (Wikipedia)

El 11 de julio de 1931, tras la proclamación de la Segunda República el 14 de abril de ese mismo año, el Gobierno Provisional de la Generalitat, con Francesc Macià al frente, designó la Casa dels Canonges como residencia oficial del presidente de la Generalitat. De esta forma, recuperaba la función histórica que ostentó hasta el 16 de septiembre de 1714.

Dos siglos atrás, tras la ocupación borbónica de Barcelona, en nombre del rey Felipe V, el superintendente José Patiño ordenó el fin de las instituciones catalanas. De esta manera, Macià tomaba el testigo de Josep de Vilamala (1713-1714), el último presidente que vivió allí antes del asalto definitivo de Barcelona por parte de 20.000 soldados. Este hecho histórico dio pie a la celebración de la Diada, la fiesta en la que se reafirma el carácter propio de Cataluña.

Antes de trasladarse a esa residencia oficial, Francesc Macià hizo obras por valor de 50.000 pesetas para rehabilitar la vivienda y el mobiliario. Tras su muerte, el 25 de diciembre de 1933, su sucesor, Lluís Companys, también se mudó al edificio ubicado en la ciudad Condal. El republicano, presidente de la Generalitat desde 1934 hasta 1940, fue fusilado por el franquismo.

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Desde el exilio, y tras el breve paso de Josep Irla, Josep Tarradellas fue elegido presidente de la Generalitat por un grupo de diputados catalanes en la embajada de la república española en México. En plena Transición, un mes después de la restitución de la Generalitat catalana (el 20 de septiembre de 1977), Tarradellas pronunció su famosa frase, “¡Ja soc aquí!”, desde el Palau de la Generalitat ante miles de ciudadanos. El político catalán fue el último en utilizar la residencia oficial de manera continuada.

El Pont del Bisbe conecta la Casa dels Canonges con el Palau

Pont del Bisbe, en Barcelona. (Infobae)
Pont del Bisbe, en Barcelona. (Infobae)

La Casa dels Canonges se conecta con el Palau de la Generalitat a través del Pont del Bisbe, que a pesar de su aspecto gótico, fue construido en 1928 por Joan Rubió i Bellver. Este discípulo de Antoni Gaudí, que ya había trabajado en la restauración de algunos espacios del Palau, adornó su construcción con un diseño inspirado en la fachada de la Capella de Sant Jordi y las columnas del Pati Gòtic, según recoge el Archivo Nacional de Cataluña.

La base del puente, uno de los elementos más característicos de la ciudad, es una bóveda estrellada con elementos simbólicos esculpidos en las llaves. Algunos de los motivos tienen un claro significado religioso, como el alfa y el omega del centro (son la primera y última letra del alfabeto griego, y aluden a Dios, principio y fin de todo). Otros elementos más difíciles de interpretar, como la calavera atravesada por una espada, han dado pie a varias leyendas populares.

La ayuda de 40.000 euros que ofrece Cataluña por reformar una casa en pueblos.