La economía habría tocado piso pero aún no hay datos firmes que indiquen una recuperación

Ventas minoristas, producción automotriz y salarios mostraron en marzo y abril un mejor dato que el mes anterior aunque en Economía todavía no se animan a asegurar que “pasó lo peor”

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FOTO DE ARCHIVO: REUTERS/Imelda Medina/Archivo
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Datos aislados y, por el momento, muy preliminares abonan la tesis oficial y también del consenso de economistas de que el derrape de la actividad económica se frenó finalmente en marzo. Esa expectativa quedó claramente plasmada en el relevamiento que todos los meses realiza el Banco Central entre consultoras y analistas privados, que no anticipan crecimiento para el segundo y tercer trimestre del año pero tampoco más caídas. Claro que el nivel del piso al que llegó -las estimaciones más negativas indican una caída interanual de entre 5% y 6% para la industria, por ejemplo- previene a propios y ajenos de manifestar el más mínimo alivio.

De hecho, nadie en el equipo económico aventura la fallida frase “ya pasó lo peor” aunque lo cierto es que ése es, precisamente, el espíritu con que el Gobierno parece aborda la gestión económica en el segundo trimestre del año.

Por lo pronto, ese disimulado y cauto optimismo se sostiene en indicadores que reflejan algo de pulso en la actividad. El más importante de ellos es la estadística de la industria automotriz correspondiente a abril, que confirma caídas estrepitosas en la comparación anual y también en la acumulada del primer cuatrimestre. Sin embargo, también mostró una luz al final del túnel: el nivel de producción de abril fue más alto que en marzo, lo que ocurre por primera vez en los últimos 5 meses.

“Brotes verdes en la economía real” apuntó en su informe diario la consultora Outlier, que dirige el economista Gabriel Caamaño. “Ayer se conoció el primer dato primario de actividad de abril de 2024, esto es la producción automotriz difundida por ADEFA. Al respecto, se observó una recuperación mensual de la serie con ajuste estacional de 3%, que, si bien no alcanzó para revertir toda la caída en los mismos términos de comparación de marzo (-4%), si cortó la racha de 5 variaciones mensuales negativas. El último rebote había sido en noviembre de 2023″, destacó el reporte.

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De esta manera, el nivel de producción de abril 2024 se ubicó 17% abajo del de noviembre de 2023 y acumuló un retroceso de 26% respecto de agosto del año pasado, cuando se anotó el último máximo. En tanto, el acumulado del primer cuatrimestre de 2024 marcó una caída interanual de 22 por ciento. Lo dicho; el piso al que llegó la economía es bien bajo pero, mirando la mitad llena del vaso, ya no bajaría más. De ahí a que comience a subir, el desafío es enorme. Por caso, el mismo sector automotriz da cuenta de ese contexto complejo ya que, si bien la producción logró recuperarse, las ventas y, por el momento, las exportaciones se mantuvieron en baja.

De todos modos, no es el único dato que alienta el incipiente optimismo. Más temprano en la semana se conoció otro indicador, en este caso referido a la demanda interna y asociado al consumo. La conclusión fue similar: el retroceso es fuerte y la foto es negativa. La película, sin embargo, empieza a dar muestras de animación. Es lo que sugirieron los resultados de la medición de ventas de los comercios minoristas que publicó la Confederación Argentina de la Pequeña y Mediana Empresa (CAME), según la cual las ventas de abril fueron levemente superiores a las de marzo.

El índice IVIM (de ventas minoristas) de CAME, un indicador de coyuntura que mide mensualmente la evolución de la facturación de los comercios minoristas PyMEs, acusó una suba de 1,6% el mes pasado contra el anterior aunque en la medición interanual se sostiene una caída pronunciada de 7,3 por ciento. Ese porcentaje, con todo, también es menor al de marzo comparado con marzo del año pasado, cuando la retracción superó el 12% interanual.

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En alguna medida, ese atisbo de mejora en el índice de consumo es consistente con la misma tendencia que parecen haber iniciado los salarios en marzo de acuerdo a distintos indicadores oficiales. Por caso el RIPTE, que mide la evolución de los salarios formales “estables” (con una continuidad mayor al año), que subió 14% cuando la inflación del mes fue de 11 por ciento. Eso llevó al Presidente a asegurar que en ese mes se empezaron a recuperar los salarios, aunque por el momento parece tratarse más de “chispas” de reactivación que de una recuperación ostensible.

A tal punto que en el propio equipo económico predomina la cautela. “No tenemos todavía indicadores firmes de que se haya alcanzado definitivamente el piso aunque sí indicios que nos hacen coincidir con el consenso de que en marzo se frenó la caída de la actividad”, admitieron a Infobae.