FILBITA construye comunidad para incluir a chicos y chicas en la conversación cultural

Hasta el domingo con entrada libre y gratuita, el Festival de Literatura Infantil se desarrolla en el Centro Cultural de la Ciencia. En la noche del viernes, la escritora Graciela Montes fue la gran protagonista

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Filbita edición 2023

El FILBITA siempre es fiesta, pero también es construcción y potencia en pro de las infancias. Con la literatura, la lectura y los libros como guía, pero sin desconocer la riqueza que propician las artes y el conocimiento en el crecimiento y el desarrollo, asumen cada año el compromiso de ir por más.

Hasta el domingo 12, se transitan recorridos que impulsan la búsqueda del enriquecimiento cultural de niños, niñas y adolescentes –desde la primera infancia– con mesas y talleres para adultos que reflexionan sobre la lectura de los más chicos. Desde la Fundación FILBA destacan que entre las expectativas para esta edición está la de propiciar un espacio de encuentro y de conversación, “sobre todo de encuentro y de puesta en común”, señala María Luján Picabea, una de las programadoras. “Un espacio para escucharnos, escuchar a los demás y para incluir a las chicas y los chicos en esa conversación y en la conversación de la cultura en general, que creemos que la literatura es lo que hace habilitar esa entrada a la cultura y al arte desde un lenguaje que, para los chicos y las chicas puede sentirse como propio, y, al mismo tiempo, les da herramientas para construirse y para nombrarse.

Cree que en este momento y en un contexto en donde los discursos son “tan abismados y tan cerrados sobre sí mismos”, abrir espacios de escucha y de discursos diversos y de multiplicidad de sentidos es esencial. Por lo que el deseo para este festival es “justamente que haga sentido desde ese lugar, desde la apertura hacia multiplicidad de voces y hacia la multiplicidad de puntos de mira”.

Entre las actividades del primer día, el autor integral español Adolfo Serra dictó un taller de ilustración para adultos
Entre las actividades del primer día, el autor integral español Adolfo Serra dictó un taller de ilustración para adultos

El primer día, de inauguración, fue, en palabras de Picabea, “con una muy buena energía, con muchísima participación de gente muy diversa, gente que se acercó incluso desde lugares bastante lejanos y de países limítrofes, como Chile”. Entre el público, había gente de Europa que está haciendo residencias en el país, pero también de las provincias.

Esta inquietud y el interés, explica complacida, alegra y entusiasma a la organización, “que el festival tenga la posibilidad de convocar a personas que viven en otros lugares y que pueda servir como una forma de encuentro y de puesta en en en común”.

A partir de las 14, comenzaron las actividades, con dos talleres –”que resultaron exitosísimos”–, uno de ilustración, a cargo del autor integral español Adolfo Serra, y, en paralelo, se llevó a cabo uno de narrativa con Florencia Gattari. de narrativa. Ambos requerían de inscripción previa y se dictaron en la sede de la avenida Córdoba, de la Ciudad de Buenos Aires, de la Alanza Francesa.

A continuación, hubo dos paneles que habilitaron un encuentro “maravilloso”, en palabras de Picabea, en torno a los procesos creativos y a las formas de pensar los contenidos que se acercan desde la literatura a las infancias, “en términos de temáticas y en términos de de sensibilidades, en términos experienciales también”. Entre las ideas por destacar es interesante lo que Serra subraya: “Cuando reconocemos distintas obras de un mismo artista, no es tanto porque tenga un ‘estilo’. Lo que nos caracteriza y hace únicos es nuestra manera de mirar y nuestra manera de contar”.

El jueves cerró con su ya clásico Voy con audio, que en esta edición está dedicado a Elsa Bornemann, en la voz de sus hermanas.

También el jueves, la escritora Florencia Gattari dictó un taller de narrativa
También el jueves, la escritora Florencia Gattari dictó un taller de narrativa

El viernes continuó con más talleres de ilustración y conversatorios que se colmaron a pesar de la tormenta. Lo mismo que la entrevista íntima en primera persona a la escritora y especialista Graciela Montes que, tras años de perfil muy bajo, se hizo presente especialmente para esta ocasión. Con la misma estructura del jueves, la jornada finalizó con el audio de un cuento de Elsa Bornemann.

Un nuevo espacio para más preguntas

Tal vez uno de los hitos novedosos, si se piensa en literatura, sea que la sede para las actividades para infancias y familias, sea el Centro Cultural de la Ciencia. Sin embargo, no significa algo extraño si se piensa en la Fundación FILBA, acostumbrada a cruzar lenguajes y disciplinas. Y así lo explica Picabea. “Hace ya varios años que veníamos teniendo un diálogo muy fluido con la gente que programa el Centro Cultural de la Ciencia y ya habíamos hecho algunas actividades en verano o en vacaciones de invierno y teníamos ganas de que fuera sede del festival”.

No es un detalle menor, remarca, porque implica muchos desafíos elegir la sede. “Al menos este año, por ejemplo, tenemos unas cuarenta actividades que suceden entre sábado y domingo, muchas de ellas en paralelo. La sede para Filbita siempre tiene que que que cumplir varios requisitos y tiene que ser sobre todo segura para la circulación de chicas y chicos. Pero en relación con lo temático, siempre nos pareció supe atractivo, no solo ligado a los libros informativos, sino por la propuesta que hacen desde el Centro Cultural de la Ciencia de ingresar al conocimiento desde un lugar lúdico, desde un lugar experiencial”. Encuentra, allí, una conexión con la lectura y con la literatura, sin descontar, por otra parte, “que la ciencia habilita un pensamiento –otro– que no es el pensamiento cotidiano, que no son las cosas que que nos planteamos todos los días, y que responde a interrogantes que están muy ligados a las infancias, El afán por saber y el disfrute del conocimiento”.

Señala Picabea que esa es la clave porque comparte en términos generales con la lectura y con la literatura el misterio y el deseo de saber y y la búsqueda e ir un poco más allá siempre de lo que resulta evidente, o de los discursos dogmáticos. Parada desde las infancias, tras años de de dedicarse a programar para ellas y conocerlas, apunta que encuentren razones y nuevos interrogantes. “Esa es la forma en la que opera la la literatura y el arte en general. Que un interrogante lleve a más interrogantes y que lo importante no sea la respuesta, sino el camino que se recorre para ir a por ella”. “Creemos que la programación que ofrecemos nosotros convive con la programación que habitualmente tiene el espacio. Tienen una muestra temporaria en el laboratorio que habla sobre el mundo funga, lo que nos habilita también a conocer todo ese bosque que tenemos por por debajo de los pies; toda esa vida que crece y que se va hilando. Entonces, esas tramas que arma el micelio son un poco las tramas que arman la literatura y la cultura en general. Así que creemos que que tenemos un montón de cosas en común, y que solo hace falta alumbrarlas para para verlas claramente”.

Graciela Montes participó de una entrevista personal exclusiva para el FILBITA 2023
Graciela Montes participó de una entrevista personal exclusiva para el FILBITA 2023

Graciela Montes

En poco más de una hora, Graciela Montes conversó con la editora María Fernanda Maquieira en una entrevista íntima que, como reconocieron ambas, tuvo más un formato de conversación entre dos amigas que se encuentran en un café que como parte de un panel dentro de un festival.

A partir de diferentes fotos personales de la escritora, recorrió su vida, desde su primera infancia hasta la actualidad. Agradeció el formato establecido entre ambas porque reconoció que ya no daba conferencias ni se presentaba a ese tipo de encuentros. Destacó el ejercicio de memoria que había implicado la preparación de la charla y la selección de fotografías.

Con la lucidez que la caracterizó siempre y con un humor muy fino, reconoció que en ese pasado que buceó para la entrevista consideraba que “Era muy importante tratar de encontrar en ese pasado las cosas que pueden ser útiles para los demás, para los que vienen después, para los más jóvenes”. “Entonces traté de pensar en qué cosas les puedo contar que pueda abrirles alguna puerta o alguna ventana a la propia vida de ustedes o de la vida de sus hijos o de sus nietos”, explicó.

Graciela Montes fue la invitada de honor de la edición del Filbita
Graciela Montes fue la invitada de honor de la edición del Filbita

Ideas de Graciela Montes

* “Cuando uno es chiquito, se acuerda muchísimo de todas las experiencias que tuvo, aun de las que uno es muy chiquito y cree, cuando es grande, que no se acuerda. Eso es indeleble. Por eso, la importancia que tienen los primeros años en un chico: nunca se van a exagerar lo suficiente. Son tremendamente importantes y dejan marcas indelebles”. Y a continuación describió el vínculo con su tía abuela Elvira, que vivía más cerca que sus abuelos, y que le traía libros de la colección Bolsillitos. Elvira murió el día que Graciela cumplió cinco años, sin embargo, la presencia en esos primeros cinco años fue muy significativa para ella.

* “Otro recuerdo importante, por supuesto, es la del mundo familiar [...] Visitar a la familia era una cosa natural y se hacía siempre. Nadie decía ‘uy, estoy muy cansada’. Era una parte de la sociabilidad importantísima. Esas visitas las recuerdo también con mucha precisión, como viajes a otros universos”.

* “La comunidad barrial era muy, muy, fuerte. Esa es otra cosa que pesaba mucho en la infancia, Una especie de entidad intermedia, que es el barrio. El barrio era muy importante, quedarse en casa de una vecina o de la otra, si mi mamá no podía. Recuerdo momentos difíciles en los que yo me refugiaba en casa de vecinos no. Los vecinos eran el marco de contención”.

* Contó que empezó a leer siendo muy chica, a los cuatro años, y que siempre tuvo libertad para entrar a cualquier libro que hubiera en la casa. “Por supuesto, hubo algunos giros que fueron muy determinantes. Como con la colección Robin Hood, por supuesto, todo Salgari. Recuerdo muy bien cuando leí El Príncipe feliz por primera vez”. Sin lugar a dudas su preferido –al que más tarde traduciría– es Huckleberry Finn, además de consumir gran cantidad de historietas –como La pequeña Lulú– y revistas.

* Pero el gran salto fue en la adolescencia, cuando empezó a estudiar literatura con mayor profundidad. Y en este recuerdo menciona a una “Miss” de inglés, “una persona extraordinaria para llevar adelante la lectura de otros”.

Graciela Montes es una referente de la mejor literatura infantil y juvenil
Graciela Montes es una referente de la mejor literatura infantil y juvenil

* Tras su paso por las escuelas religiosas e inglesas desembarcó en la UBA, donde empezó Letras para continuar con Filosofía. Allí fue alumna de Ana María Barrenechea y del mismísimo Jorge Luis Borges.

* En el año 71 se casó y empezó a trabajar en el Centro Editor, donde halló un lugar de pertenencia que la ayudó a sostener la vida durante “la época tremenda” de la dictadura. “Nos sostenía la figura de Boris [Spivacow], que fue realmente un pater familias fuertísimo. Y ahí empecé a escribir ahí por ofrecimiento de Boris”. Después vendrían Los Chiribiltil –con Nicolodo va a la cocina– para más tarde dirigir la colección. Si bien se ganaba económicamente mal, se divirtió mucho durante esos años, cuenta.

* Durante los 80, ya en Kapelusz se cruzaría, cuenta, con Laura Devetach, Gustavo Roldán, Ema Wolf, Beatriz Ferro, Graciela Cavallo y Ricardo Zelarayán, todos referentes de las letras, pero les reconoce un lugar interesante a los ilustradores, a los que considera otro universo. “Un universo muy interesante. A veces te enseñan un montón de cosas que uno desde las letras no las pesca”.

Para cerrar, ante la pregunta de Maquieira acerca de cómo son hoy sus días, señaló, con humor, que más allá de lo cotidiano ahora se encuentra sumergida en una gran empresa: en el inventario de su biblioteca, que cuenta con más de 9000 volúmenes. Con su esposo Ricardo están organizándola como si fuera un un relevamiento bibliográfico. “Por ejemplo, datos habituales de un libro, de dónde está y en qué va a estar. Porque siempre pienso que cuando no estemos Ricardo y yo, que somos los que más o menos la conocemos bien, los demás van a estar perdidos”. “Me parece que hago un esfuerzo incluso muy grande, porque estoy vieja y no tengo la misma fuerza, pero trato de dar cuenta lo más completamente posible de ese universo que seguramente se va a transformar. Y seguramente gran parte de la literatura es así. Pero bueno, yo les dejo el aroma de cada una de las cosas que hay”.

[Fotos: gentileza Fundación Filba (Federico Kaplun); Graciela Montes, archivo]