Un telón de niebla sobre Irán

La muerte del presidente del régimen iraní Ebrahim Raisi causó tanta conmoción interna como externa. La sucesión del ayatollah y ¿un nuevo sha?

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El ataúd del presidente del régimen iraní Ebrahim Raisi y del canciller Hossein Amir Abdolahian durante una ceremonia funeraria celebrada en Tabriz, provincia de Azerbaiyán Oriental, Irán, este 21 de mayo de 2024 (Reuters)
El ataúd del presidente del régimen iraní Ebrahim Raisi y del canciller Hossein Amir Abdolahian durante una ceremonia funeraria celebrada en Tabriz, provincia de Azerbaiyán Oriental, Irán, este 21 de mayo de 2024 (Reuters)

El vuelo póstumo de Ebrahim Raisi fue en un helicóptero que tenía muchos años. Era un viejo Bell 212 que el régimen teocrático heredó de la flota aérea del sha Mohammad Reza Pahlevi tras deponerlo en 1979, de acuerdo a The National, un diario de Emiratos Árabes Unidos. Era la versión civil adaptada de las naves militares que flotaban en el aire de Vietnam con tropas norteamericanas durante los años 60 y 70. En los últimos siete años, de acuerdo a la Red de Seguridad Aérea, este tipo de máquinas sufrió 30 accidentes con ocho víctimas fatales en todo el mundo.

Durante 45 años Teherán insistió con el uso de estos helicópteros pese a saber que los repuestos serían difíciles de conseguir merced a las sanciones impuestas por los Estados Unidos. Pero es más práctico culpar a Washington por un retén que comprar naves a los aliados rusos. Para peor, el piloto decidió adentrarse en una densa neblina que rodeaba el bosque de Dizmar que impedía ver pocos metros a la redonda. Estaban ciegos. Sumergirse en una nube o en niebla suelen ser una de las principales causas de accidentes de helicópteros en todo el planeta. Todo parece indicar que fue un desafortunado percance. Las teorías conspirativas se disipan más rápido que el vapor iraní.

No fueron las únicas precariedades que quedaron en evidencia durante todo el domingo trágico. Irán debió solicitar asistencia a la Unión Europea para que le proveyera imágenes satelitales para localizar el armatoste. Los registros del CopernicusEMS estuvieron a disposición del régimen. Un drone avanzado turco también ubicó al Bell 212 y permitió que el grupo de rescatistas supiera a dónde tenía que dirigirse. El vuelo del Bayraktar Akıncı transmitió en vivo su misión. Con la palpable falta de tecnología disponible, Teherán certificó ante el mundo su alarmante déficit aéreo.

Sin embargo, no fue lo único que se evidenció. También quedó expuesta la intrincada sucesión del Ayatollah Ali Khamenei. Raisi, conocido como el “carnicero de Teherán”, era un clérigo ultraconservador de la misma línea rígida del líder teocrático. Era un gran candidato para competir por ser el máximo conductor de Irán. Pero quien ahora parece asomarse como el más firme reemplazante cuando muera Khamenei sería su hijo Mojtaba. Mofa al destino: la revolución islámica que eyectó del poder a la dinastía Pahlevi podría inaugurar una nueva saga familiar en el poder.

No obstante todas las especulaciones sobre el accidente que terminó con la vida de Raisi, su muerte se produce en un contexto de gran volatilidad en Medio Oriente. Irán es el principal sostén -económico y militar- de Hezbollah que a diario dispara cohetes contra el norte de Israel. También es uno de los promotores de Hamás, el grupo terrorista que condujo una masacre contra civiles israelíes el pasado 7 de octubre y cuyas consecuencias humanitarias aún hoy puede verse tras la incursión de las fuerzas de Benjamin Netanyahu en la Franja de Gaza. Los hutíes en Yemen también son financiados por Teherán.

Para sumar: hace apenas 38 días, el pasado 13 de abril, Irán lanzó 170 drones, más de 30 misiles de crucero y más de 120 misiles balísticos contra Israel. El 99 por cientos de estos bombardeos fueron interceptados. El furibundo ataque fue en respuesta a un preciso drone que el 1 de abril había impactado en una supuesta sede diplomática iraní en Damasco que le costó la vida a altos comandantes de la Guardia Revolucionaria Islámica.

Si bien es cierto que la política exterior y las hostilidades militares no suelen recaer en manos de los presidentes iraníes, Raisi era algo más que un mandatario regular y en su fuero íntimo se preparaba envestirse como próximo líder supremo. Khamenei lo protegía. Responsable de la administración de los asuntos internos iraníes, Raisi tenía gran ascendencia sobre los demás clérigos y era un símbolo de la represión y del cuidado de las bases ideológicas de la revolución islámica. Fue él quien ordenó el más reciente castigo contra las mujeres que se alzaron por ser obligadas a llevar un velo que cubra sus rostros tras el asesinato de Mahsa Amini en septiembre de 2022.

La precipitación del helicóptero también costó la vida de una pieza clave en este ajedrez: el canciller Hossein Amir Abdolahian. Será reemplazado por Ali Bagheri Kani, quien hasta hace horas era el responsable nuclear del régimen. Esto trasluce que el programa nuclear seeguirá en el centro de la escena. La Guardia Revolucionaria quiere obtener un arma nuclear, algo que desestabilizaría definitivamente la región. Para ello busca que se dé marcha atrás con una fatua que emitió Khamenei en 2003 sobre este tema. El ayatollah la pronunció para habilitar el programa nuclear ante la comunidad internacional, como garantía, pero ahora los militares más duros quieren deshacerla. ¿Será lo primero que haga Mojtaba en caso de suceder a su padre?

Las elecciones para conocer al sucesor de Raisi serán en menos de 50 días. La carrera interna ya se lanzó, aunque es incierto saber el interés que mostrará la población. En los últimos comicios legislativos de marzo la participación fue muy baja: apenas el 40 por ciento. La falta de candidatos verdaderamente opositores o más moderados espantaron las ganas de los ciudadanos de acercarse a las urnas. Irán está cada vez más aislado y el reemplazante del jefe de estado muerto sería alguien con un perfil similar al suyo, en un contexto en el que el régimen no puede mostrar debilidad o concesiones. Es probable que la Guardia Revolucionaria tenga, entonces, aún mayor influencia.

Ante ese caos y debilidad aparente, ¿intentarán algo los adversarios de Teherán? Hamidreza Azizi, profesor del Instituto Alemán de Asuntos Internacionales y de Seguridad, señaló que de suceder un ataque sobre territorio iraní esto podría provocar una “sensación de vulnerabilidad” al interior de Irán. En ese sentido, en diálogo con The Washington Post, el académico vaticinó que “a nivel interno, la represión va a aumentar” y que habrá “un control más estricto de las actividades sociales y políticas en el país. Un gobierno con más seguridad”.

Este endurecimiento interno del régimen -sí, mayor aún- podría derivar en un incremento del descontento de la población, ya golpeada por los pobres reportes económicos y sociales. La maquinaria represiva quedaría expuesta una vez más, en medio de las hostilidades a Israel, que no cesarán en el corto plazo. ¿Cómo sostener todo ese gasto simultáneo? ¿Crujirá finalmente la teocracia chiíta? La tensión interna parece estar llegando a un límite. Está por verse cuánto tiempo puede ganar un frágil Khamenei.

X: @TotiPI

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