La soledad de Israel

Ahora, las reglas de juego de imparcialidad académica, de imparcialidad periodística y hasta de sentido común son distintas. La cobardía de las potencias occidentales es el alimento del que se nutren los Putin y Maduros del mundo, como sucedió con los Hitler, Mussolini e Hirohito hace 85 años

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Foto de archivo de una reunión entre el Presidente de EEUU Joe Biden y el Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu en Tel Aviv
Oct 18, 2023. REUTERS/Evelyn Hockstein/
Foto de archivo de una reunión entre el Presidente de EEUU Joe Biden y el Primer Ministro de Israel Benjamin Netanyahu en Tel Aviv Oct 18, 2023. REUTERS/Evelyn Hockstein/

Joe Biden va a ser el último presidente demócrata de los Estados Unidos que va a defender a Israel. Incluso, ya le está costando políticamente, como se vio en las elecciones primarias, donde un sector importante votó en blanco, mandando un mensaje de respaldo a los palestinos y contra Israel.

Por el lado republicano, lo único que se puede esperar es una aislacionismo muy similar al de los años 30, que aún no se sabe cuánto va a durar. Estados Unidos, hasta que los japoneses no bombardearon Pearl Harbor en diciembre de 1941, dos años y tres meses después de que se inició la Segunda Guerra Mundial, no entraron en ella, a pesar de que la Alemania nazi, hasta entonces, iba ganando. No creo que esta actitud vaya a cambiar, a no ser que se presente una amenaza real contra el territorio americano, como sucedió entonces, o 60 años después, con el acto terrorista contra las torres gemelas.

Eso sí, hay que reconocerle a Biden que, a pesar de su pésima política exterior con América Latina y con Irán, su reacción, tanto a la invasión rusa de Ucrania como al ataque terrorista de Hamas y la respuesta de Israel, han sido corajudas políticamente y serias en su alcance. No me cabe la menor duda de que haber enviado los portaaviones al mediterráneo evitó que Hizbolá reaccionara y creara un segundo frente que habría desembocado en una guerra regional donde Irán, Siria e Irak estarían involucrados y la supervivencia del estado israelí estaría en juego.

Un agente de la policía de Ucrania se pone a cubierto frente a un edificio en llamas, en Avdiivka, Ucrania, el 17 de marzo de 2023. El segundo año de lucha contra la invasión de Rusia no ha dado tregua ni los soldados ni a la población civil de Ucrania. Los fotógrafos de The Associated Press documentaron los 12 últimos meses de muerte y destrucción, de agonía y dolor — además de los atisbos de alegría — que marcan la vida durante una guerra. (AP Foto/Evgeniy Maloletka)
Un agente de la policía de Ucrania se pone a cubierto frente a un edificio en llamas, en Avdiivka, Ucrania, el 17 de marzo de 2023. El segundo año de lucha contra la invasión de Rusia no ha dado tregua ni los soldados ni a la población civil de Ucrania. Los fotógrafos de The Associated Press documentaron los 12 últimos meses de muerte y destrucción, de agonía y dolor — además de los atisbos de alegría — que marcan la vida durante una guerra. (AP Foto/Evgeniy Maloletka)

También es de exaltar que la publicación de los planes de la invasión de Rusia (nadie en Europa creía que eso se iba a dar) facilitó la preparación de Ucrania parta evitar el éxito de este ataque, por un lado, y, por el otro, el rápido envío de armamento a Ucrania impidió que la masa del ejército Ruso acabara por imponerse.

Pero no nos debemos hacer ilusiones que esto se va a repetir. Es muy probable que el futuro de la política exterior de Washington sea de acomodación con las autocracias, como lo hizo Biden con Maduro y trató de hacerlo Obama con Castro. La defensa de la democracia y la lucha por las libertades va a darse en una soledad inmensa.

El discurso progresista (woke) de víctima y victimario, que iguala a Hamas con Israel o a las FARC con el estado colombiano, para solo dar dos ejemplos, se ha apoderado de un gran sector de la sociedad americana, en especial de los demócratas. La reacción en muchas capitales del mundo en apoyo a los palestinos, olvidando la masacre del 7 de octubre, es apenas el principio de esa nueva manera de ver el mundo que, como se vio en la respuesta de las tres rectoras de Harvard, Penn y MIT, hoy se ha extendido en la sociedad a través de una captura del sistema educativo, en especial el universitario, pero que crece todos los días en los colegios. Hoy los malos son los buenos, los terrorista se justifican y los demócratas, los liberales somos los opresores, los victimarios que hay que sacrificar a toda costa.

27/01/2024 January 27, 2024, Madrid, Spain: Protesters march with flags, and banner expressing their opinion during the demonstration. Pro-Palestinian protesters took to the streets of central Madrid demanding an immediate and permanent ceasefire in Palestine.
POLITICA 
Europa Press/Contacto/David Canales
27/01/2024 January 27, 2024, Madrid, Spain: Protesters march with flags, and banner expressing their opinion during the demonstration. Pro-Palestinian protesters took to the streets of central Madrid demanding an immediate and permanent ceasefire in Palestine. POLITICA Europa Press/Contacto/David Canales

En medio de esta tormenta perfecta se da esta guerra entre los terroristas de Hamas -que se ocultan en la población civil y viven protegidos en túneles que construyeron con dinero de cooperación humanitaria y al que no tienen acceso los ciudadanos palestinos de a pie- y el estado de Israel, una democracia con todas las libertades que los palestinos nunca tuvieron. Y lo peor es que el discurso del genocidio, auspiciado por personajes como Lula y Petro cae en un campo fértil, sembrado con esa narrativa creada durante décadas en los medios y en la academia. Pasar del “defund the police” (quítenle los fondos a la policía) al “defund Israel” solo hay un paso.

¿Qué pueden hacer Israel y sus aliados en este triste panorama? Lo primero es que, siendo los más grandes financiadores de universidades y campañas políticas en Estados Unidos, tienen que mirar ese poder de otra manera. No deben tenerle miedo a la guerra cultural, pues allí es donde están siendo derrotados. Por cierto, deben imitar a otro exitoso judío, George Soros, quien hace parte de esa guerra desde el otro lado con gran éxito, financiando medios y organizaciones que desafortunadamente hoy están contra Israel.

Imagen de archivo del inversor multimillonario George Soros durante el acto del Schumpeter Award en Viena, Austria. 21 junio 2019. REUTERS/Lisi Niesner
Imagen de archivo del inversor multimillonario George Soros durante el acto del Schumpeter Award en Viena, Austria. 21 junio 2019. REUTERS/Lisi Niesner

Segundo, deben buscar aliados en los ciudadanos del mundo, demócratas y no judíos, que ven a Israel no solo con simpatía sino como un símbolo. Lo que Israel representa en esa región, en la economía mundial y en su historia no es poca cosa, pero los museos del holocausto ya no son suficientes. ¡Hoy un pueblo víctima del genocidio donde murieron más de 6 millones de seres humanos es, con toda tranquilidad y sin cuestionamiento alguno, acusado de cometer otro genocidio, al defenderse del peor atentado terrorista de su historia!

Así ha cambiado el mundo y así han cambiado su valores. En pocas décadas, las reglas de juego de imparcialidad académica, de imparcialidad periodística y hasta de sentido común hoy son distintas. Israel y quienes los apoyamos debemos barajar de nuevo.

En esta guerra fría 2.0, las dos primeras guerras -Ucrania e Israel- en defensa de la libertad y la democracia contra el terror y el autoritarismo son fundamentales. Se deben ganar. No estoy seguro de que sea así. El mundo entra en una etapa muy similar a la que llevó a la Segunda Guerra Mundial. La cobardía de las potencias occidentales es el alimento del que se nutren los Putin y Maduros del mundo, como sucedió con los Hitler, Mussolini e Hirohito hace 85 años.

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