Cinco conclusiones de las elecciones presidenciales de Turquía

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Especial para Infobae de The New York Times.

ESTAMBUL – La reelección del presidente Recep Tayyip Erdogan le ha otorgado cinco años más para profundizar su impronta conservadora en la sociedad turca y hacer realidad su ambición de aumentar el poder económico y geopolítico del país.

El Consejo Supremo Electoral de Turquía nombró a Erdogan vencedor después de una segunda vuelta electoral el domingo 28 de mayo. Ganó el 52,1 por ciento de los votos contra el candidato de la oposición Kemal Kilicdaroglu, quien obtuvo el 47,9 por ciento con casi todos los votos escrutados, dijo el consejo.

Las elecciones fueron seguidas de cerca por los aliados de Turquía en la OTAN, incluido Estados Unidos, que a menudo ha visto a Erdogan como un socio frustrante debido a su retórica antioccidental y sus estrechos vínculos con el presidente ruso, Vladimir Putin, los cuales han crecido desde la invasión rusa a Ucrania.

Erdogan no ha dado indicios de que planee cambiar su política exterior, donde ha buscado usar la ubicación de Turquía en la confluencia de Europa, Asia y Medio Oriente para expandir su influencia, o a nivel nacional, donde ha consolidado el poder en sus manos y respondió a una crisis inflacionaria con medidas no convencionales que, según los economistas, exacerbaron el problema.

Una oposición recientemente unida lo desafió en las elecciones, las cuales calificaron como un momento decisivo para la democracia turca. El candidato de la oposición, Kilicdaroglu, se postuló como anti-Erdogan y prometió restaurar las libertades civiles y mejorar los vínculos con Occidente. Se presentó a sí mismo como un candidato más en contacto con las luchas del ciudadano común.

A continuación, algunas conclusiones:

Las crisis perjudicaron, pero no quebraron a Erdogan.

Estas fueron las elecciones más desafiantes de los 20 años de Erdogan como el político más prominente de Turquía, como primer ministro desde 2003 y como presidente desde 2014. Antes de la votación, la mayoría de las encuestas sugerían una contienda reñida con Kilicdaroglu a la cabeza.

Los analistas citaron varias razones por las que Erdogan podría tener problemas. La indignación por una dolorosa crisis del costo de vida puso a algunos votantes en su contra. Fuertes terremotos en febrero acabaron con la vida de más de 50.000 personas y dañaron cientos de edificios en el sur de Turquía. Muchos sobrevivientes del terremoto se quejaron de la lenta respuesta inicial del gobierno, mientras que la destrucción planteó dudas sobre si la prisa de Erdogan por desarrollar el país había fomentado una construcción insegura.

La oposición históricamente dividida de Turquía dejó de lado sus diferencias para unirse en apoyo a Kilicdaroglu y alegó que se requería un cambio para detener la caída del país hacia la autocracia.

Pero Erdogan prevaleció, gracias al ferviente apoyo de una parte importante de la población y sus habilidades como político de campaña. Los turcos religiosamente conservadores que aprecian su expansión del papel del islam en la vida pública lo apoyaron e incluso muchos de los indignados por la inflación afirmaron que no creían que la oposición pudiera gobernar mejor.

El terremoto no tuvo un gran impacto sobre las elecciones.

Erdogan llegó al poder hace 20 años en medio de la indignación por la desastrosa respuesta del gobierno a un terremoto cerca de Estambul en 1999 que mató a más de 17.000 personas. Es por eso que muchos esperaban que el terremoto de este año también perjudicara sus posibilidades.

Pero hay pocos indicios de que eso haya pasado.

Erdogan salió victorioso en ocho de las once provincias afectadas por el terremoto de febrero. A su gobernante Partido de la Justicia y el Desarrollo y a sus aliados políticos les fue incluso mejor, pues ganaron la mayoría de los votos en las elecciones parlamentarias simultáneas en todas menos una de las provincias afectadas por el terremoto.

La participación en la zona del terremoto también fue alta, a pesar de las preocupaciones de que muchos votantes desplazados por la destrucción tendrían dificultades para regresar a casa para emitir sus votos como se requería. Aunque la participación en las 11 provincias afectadas por el terremoto fue inferior al 88,9 por ciento de los votantes aptos que emitieron su voto a nivel nacional, en ninguna de esas provincias la participación fue menor del 80 por ciento.

Entrevistas con sobrevivientes del terremoto indicaron muchas razones por las que el desastre no había cambiado su perspectiva política. Algunos describieron el terremoto como un acto de Dios al que cualquier gobierno habría tenido problemas para responder. Otros cuyas casas fueron destruidas dijeron que tenían más fe en Erdogan para reconstruir las zonas afectadas que en su rival.

Las advertencias de terrorismo resonaron en los votantes.

Erdogan socavó a la oposición al retratar a sus líderes como débiles e incompetentes, pero una línea de ataque resultó ser especialmente potente: las acusaciones de que serían blandos con el terrorismo.

El mandatario planteó repetidas veces este argumento a los votantes, basándose en que la oposición había recibido el apoyo del principal partido prokurdo de Turquía. El gobierno a menudo acusa a ese partido de colaborar con militantes de la minoría kurda de Turquía, quienes han estado en guerra con el Estado turco durante décadas, en busca de la autonomía.

Erdogan llegó incluso a transmitir videos manipulados en sus mítines para mostrar a los líderes militantes cantando la canción de campaña de Kilicdaroglu. Muchos votantes le creyeron y dijeron en entrevistas que no confiaban en la oposición para mantener la seguridad del país.

El voto fue libre pero no justo.

Los observadores internacionales no reportaron problemas a gran escala con el proceso de recolección y conteo de votos, considerando el proceso libre.

Sin embargo, señalaron las enormes ventajas que tenía Erdogan antes de que comenzara la votación, incluida su capacidad para liberar miles de millones de dólares en gastos estatales para tratar de compensar los efectos negativos de la inflación y otras tensiones económicas y la cobertura mediática abundante y positiva que recibió del canal financiado por el Estado.

En las últimas horas del domingo, Kilicdaroglu no cuestionó el recuento de votos, pero les dijo a sus seguidores que las elecciones en general habían sido “uno de los procesos electorales más injustos de los últimos años”.

Muchos en la oposición temen que la contienda reñida impulse a Erdogan a tomar medidas más agresivas contra sus oponentes políticos para evitar un reto así de difícil en el futuro.

Erdogan ahora debe abordar los problemas económicos.

Los economistas advirtieron que Erdogan recurrió a costosas tácticas a corto plazo para aislar a los votantes de la inflación y evitar que el valor de la moneda nacional se hundiera aún más. Pero no puede seguir haciendo eso para siempre.

Las reservas de moneda extranjera de Turquía han disminuido drásticamente, lo que significa que el país podría perder su capacidad para pagarles a los acreedores extranjeros. Y, debido a que gran parte de ese dinero se ha gastado para mantener estable la moneda, su valor podría desplomarse cuando se detenga ese gasto.

Erdogan no dio indicios durante su campaña de que planeara modificar sus políticas económicas, a pesar de una inflación obstinadamente alta de dos dígitos que, según los economistas, se ha visto exacerbada por su insistencia en bajar las tasas de interés en lugar de incrementarlas para combatir la inflación, como recomienda la economía ortodoxa.

Es por eso que, independientemente de las medidas que a Erdogan le gustaría priorizar al comienzo de su nuevo mandato, es probable que los riesgos de una crisis monetaria o una recesión exijan su atención.

Conteo de boletas electorales en un centro de votación en Estambul, Turquía, el domingo 28 de mayo de 2023. (Sergey Ponomarev/The New York Times)

Partidarios del presidente Recep Tayyip Erdogan celebran su victoria en las elecciones presidenciales en Estambul, Turquía, el domingo 28 de mayo de 2023. (Sergey Ponomarev/The New York Times)