La histórica gala anual conocida como el Baile de la Rosa volvió a reunir al jet set europeo conformado por la realeza, el sector artístico y financiero. Una de las fiestas más esperadas en el calendario del Principado y con la cual la Familia Grimaldi da la bienvenida a la primavera. La princesas Carolina y Charlotte volvieron a brindar una magistral clase de estilo.
En la 63° edición ambas volvieron apostar por los diseños de Karl Lagerfeld. Deslumbraron con dos propuestas antagónicas durante la gala benéfica.
Por un lado, Carolina de Mónaco sorprendió con una elección osada, una pieza de corte asimétrico en blanco y negro con reminiscencias arlequinescas, de la firma Chanel, reflejando el espíritu de la Viena del cambio del siglo.
La hija de Grace Kelly optó por complementar su outfit con complementos modernos como un choker XXL con placa dorada, collares largos y finos y aros colgantes de brillantes.
La belleza, la juventud y la elegancia de Charlotte Casiraghi acaparó todas las miradas con su llegada a la red carpet. Eligió un vestido de silueta tradicional con un escote en V con detalles en terciopelo negro y transparencias en nude.
Charlotte optó por un beauty look sofisticado, ondas al agua con efecto mojado, un claro guiño a la temática de la noche. En cuánto al maquillaje, una mirada protagonista perfectamente delineada que resaltó sus ojos claros y una boca en tono rosado.
Lagerfeld también ofició de director artístico de la gala y bajo la supervisión de la Princesa Carolina de Mónaco, reprodujo en el Sporting Club el pabellón de Austria en la Exposición del Werkbund en Colonia en 1914.
Para la edición pasada hija y madre lucieron una estética similar: coincideron en la paleta de colores -marfil- y en el peinado.
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