Este año cumplió tres décadas con la moda, lo que lo convierten en un referente ineludible del universo fashionista vernáculo. El camino no fue sencillo y considera que la única clave para crecer es "trabajar y trabajar más". Benito Fernández es un must de todas las temporadas, sus creaciones engalanan las mejores pasarelas y, como pocos, puede diversificarse para crear looks originales, innovadores, que le permitieron ser reconocible.
Desde hace un año posee su boutique en el Palacio Bellini, en la zona palermitana del Jardín Botánico, donde recibió a Infobae no solo para repasar su carrera, sino también para analizar el estilo de la primera dama Juliana Awada.
-¿Cuál es el registro que tenes de esos 30 años?
-Lo que tengo es un registro de mucho trabajo. Yo soy un trabajador de la moda. Cuando arranqué no tenía nada, nada. Cuando yo empecé hacía poco que habían surgido Pancho Dotto y Ricardo Piñeiro como agencia. Somos todo un grupo de gente que hizo la moda en Argentina. En mis inicios estaban (Daniela) Cardone, Mariana Arias, todas top. Después vino la generación de (Dolores) Barreiro. Yo viví el glamour que era hacer desfiles con Valeria Mazza, diosas de la pasarela…
-Existen mucho mito de lo que sucede detrás de la pasarela. ¿Son más "difíciles" las modelos de antes o las de ahora?
– Las de antes, pero eran más fieles. Tenían más carácter pero eran más leales. Lo que pasa es que ahora hay mucho invento mediático entonces no sé si llamarlas "Modelo". Era otra cosa, ahora hay muchas chicas que venden, que tienen muchos seguidores en las redes, que quizás vienen de un reality o que no tienen mucha idea de los códigos y no saben lo que es haber trabajado muchos años en esto. Es difícil, uno tiene que cambiar el chip porque las redes sociales mandan. Hoy quizás te vende más que una modelo se ponga un jean tuyo, la postee en instagram que la modelo arriba de la pasarela. Cambio mucho y yo me tuve que aggiornar.
-Entonces, ¿se podría asegurar que las modelos son desagradecidas?
-A las que les fue muy bien se fueron afuera, entonces es normal que no se acuerden de uno porque se pierde contacto. Normalmente las que son agradecidas son con las que se genera un vínculo cotidiano, como Mazza o Barreiro. Cuando la modelo se va afuera es muy difícil mantener el vínculo.
Entre su gran cartera de clientas se encuentra la Reina de Holanda, Máxima Zorreguieta, con quien posee una relación de más de dos décadas y de quien asegura que lo ayudó a disfrutar su profesión.
-¿Cómo es la experiencia de vestir a una reina?
-Máxima me ayudó a disfrutar mi carrera, no se supo mucho pero yo la vengo vistiendo desde hace más de 20 años. Lo último que usó fue un vestido fucsia de flecos mío cuando fue a una cena oficial en Canadá.
-¿Que Máxima vista tus creaciones repercute en tus ventas?
-No, para nada. Eso es lo que piensa la gente, pero no. A mí me da seguridad, prestigio. Hoy vendés en las redes sociales, con otras cosas. El estar en TV también. Sí me ayudó a disfrutar mi carrera. Máxima me dio la tranquilidad de saber de que si me elegía una Reina pudiendo elegir cualquier marca… Disfruto lo que hago y sé que voy bien.
-¿Ella paga los vestidos o se los regalas?
-Si, ¡los paga! Los últimos se los regalé porque no vino ella a la boutique. Pero cuando ella viene y se elige, sí, se le hace la factura como tiene que ser.
Benito encandila con su sonrisa y su voz serena. Es una de esas personas que contagia alegría, que al hablar todo parece más sencillo. Padre de dos hijos, Lucas (29) y Marina (24), también suma a su entorno de seres amados a su perro, José Antonio (3). Asegura que su comida preferida es el bife de chorizo con papas fritas y que "detesta" los cordones y las puertas en los placares.
-Cuando una mujer entra a tu boutique, ¿que busca?
-Viene a buscar que le soluciones problemas! Tienen que estar muy bien, generalmente no tienen mucha idea y para eso estamos!
-¿Cuál fue el pedido más raro que te hicieron a la hora de hacer un vestido?
-Lo más desopilante fue una chica que se vino a hacer un vestido de novia, ¡sin tener novio! Ella quería tener su vestido listo, era blanco, una chica divina, lo quería y se lo hizo.
-¿Cómo se logra tener identidad en un sello propio?
-Es lo más difícil de todo. Es apropiarse de algo, por ejemplo, el vestido rojo es de Valentino, yo puedo hacer el vestido rojo más divino pero no, el vestido rojo es de Valentino. El saco con caída es de Armani, una camisa blanca con cuello importante y pollerón es de Carolina Herrera. Ahí es cuando tenés identidad como diseñador, yo creo que es el logro más grande de mi vida como diseñador, que me asocien con las estampas y mis diseños, me llevó mucho tiempo y trabajo. Muchísimos años de salirme del encaje y ser muy criticado en la alta costura.
-En la actualidad se pueden ver tus diseños en infinidad de productos, desde cubrecamas, cartucheras, jabones hasta perfumes, ¿cuál es el secreto?
-Dos factores muy importantes en mi carrera, la identidad ante todo y ser mediático. Estar en la tv y las redes sociales, la masividad que dan las redes y la tv ayuda mucho. Para hacer todo esto tenes que ser mucho más masivo que lo habitual.
-¿A quién te gustaría vestir?
-Me hubiese gustado a mujeres que tienen algo especial. Lady Di me hubiese encantado. Angelina Jolie me encanta, es una mujer que trabaja, lucha por sus principios. Mujeres que hacen cosas.
-¿Qué le modificarías al look de la primera dama Juliana Awada?
-Color, le pondría un poquito más de color. Siempre está impecable, es una de las pocas que siempre cae bien en el protocolo. Siempre cae bien parada. Tiene una elegancia tremenda. Si me gustaría ponerle algo de color. El color dice mucho, puede identificarlo con rituales, con energía, la pasión; eso yo le pondría un poco más de color.
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