Cómo es el agua flotante en la que es imposible ahogarse

Se trata de un invento español, en donde un producto sólido provoca que el agua de la pileta mantenga a flote a cualquier persona. Cuál es su secreto

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Nacido en 1956, en Chiclana de la Frontera, Cádiz, España. Criado bajo los preceptos andaluces y formado en Barcelona, para luego marcharse a Estados Unidos, lugar en donde comenzó a trazar su camino.

Para cuando Antonio Ibáñez de Alba sacó del agua a su mejor amigo, quien estaba a punto de ahogarse, ya acumulaba una lista interminable de inventos. Sin embargo, fue aquella experiencia la que le dio el empujón final, aquel que lo incitó a realizar algo al respecto. Se obsesionó con los ahogamientos, transformados en la tercera causa de muerte por traumatismo no intencional en el mundo, los cuales suponen un 7% de todas las muertes relacionadas con traumatismos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El ingeniero andaluz puso manos a la obra hasta dar con la forma de impedirlo. Primero ideó una piscina con suelo móvil que se acerca a la superficie cuando detecta un peso sostenido. Luego, ese agua que, sin contener sal, resulta treinta veces más densa que la normal gracias al aporte de productos naturales como los que habitualmente se encuentra en un shampoo o gel, y que, al igual que en el Mar Muerto, imposibilita que el cuerpo se hunda.

Ibáñez de Alba, utilizando su propio invento
Ibáñez de Alba, utilizando su propio invento

"Por más que una persona quede boca abajo, la presión del aire de la caja torácica hace girar el cuerpo, impidiendo que trague agua", dijo Ibáñez de Alba, aún reconociendo que a mucha gente le resulta difícil creer en un agua sin sal en el que se flote en cualquier postura, pero asegura que "en poco tiempo aquellos a los que les interese podrán acudir a la tienda y comprar el producto".

"Tiene una caducidad de entre dos y cinco años y se echa a la piscina en sólido. Luego se coloca el filtro en circulación y a las 24 horas el agua está flotante. Además, mantener ese agua requiere el mismo trabajo y la misma atención que hasta ahora exige una piscina con agua normal", sostuvo.

"A la gente le viene a la mente los turistas flotando en el Mar Muerto gracias a ser el lago hipersalino más profundo del mundo, pero es difícil imaginar a alguien flotando en una piscina sin esfuerzo alguno", recalcó.

Esto no es el único invento en la vida de Ibáñez de Alba. Incansable trabajador, desarrolló un reactor magnético para la NASA. También creó "árboles apaga fuegos", diseñó un modelo de autopistas submarinas, zapatillas inteligentes y hasta un sistema de identificación mediante reconocimiento óptico de huellas digitales. Contribuyó a la salud con un parche de aplicación de insulina para diabéticos.

Aunque la inestabilidad política le obligó a dejar el país cuando las cosas comenzaron a complicarse, el inventor español mantiene que sus palmeras y el agua a prueba de ahogamientos son sus dos inventos favoritos. "Un día mi hija pequeña vino del colegio contándome que mis árboles artificiales aparecían en su libro de texto. Me lo decía orgullosa de su padre, así que, ¿cómo yo no voy a estarlo?", concluyó.

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