Karen Schneider consiguió un nuevo trabajo, pero estaba desorientada. No sabía si era lo que buscaba, lo que en verdad deseaba. En ese momento, escuchó una charla que brindó Shonda Rhimes. La guionista y productora ejecutiva de series como Scandal y Grey's Anatomy contó que durante un año le dijo "sí" a cada oportunidad que se le presentó. Una vez terminado el desafío personal, su vida cambió.
Inspirada en Rhimes, la joven que se dedicaba a la distribución vinícola, ahora reconvertida en periodista, decidió seguir sus pasos. Durante un año se propuso aceptar cuanta propuesta llegara a sus oídos siempre y cuando tuviera el tiempo y la capacidad financiera para asimilarla.
"Mi experimento incluyó una amplia gama de nuevas experiencias que antes dudaba en decir que sí", comentó Schneider. "Desde oportunidades de hablar en público, hasta eventos de networking, cursos de desarrollo profesional, clases de arte, caminatas por nuevos senderos". Después de cumplir con su propósito del "Año del Sí" asegura que no se arrepiente.
En primer lugar, destacó: "La adrenalina es más fuerte que la incomodidad". Al principio, aceptar todo lo que le ofrecían era incómodo, incluso en ocasiones le daba miedo aventurarse. "Había pasado la mayor parte de mi vida analizando cuidadosamente. Renunciar a ese control fue una experiencia nueva para mí, pero la adrenalina que sentí cuando salí de mi zona de confort me dijo que estaba en el camino correcto", comentó en su columna en The Muse.
A su vez, la periodista dijo que antes tendía a romantizar ideas que pensaba realizar en el futuro y en su carrera, pero nunca llegaban a buen término. Ahora reconoce que se debía a que no ponía un esfuerzo real en su concreción y se sorprendió del "efecto dominó" de incluso las decisiones más pequeñas. "Por ejemplo, siempre había soñado con ser escritora, pero no estaba segura de por dónde empezar. Decidí empezar con los blogs y pude ganarme el lugar que quería", detalló.
Sin embargo, quizás su mayor logro, fue enfrentar el temor al fracaso. "¿Qué pasa si lo intento y fracaso miserablemente?", se preguntó una y otra vez durante el experimento. Entonces descubrió que cada uno de sus fracasos funcionaba como un combustible necesario para superar situaciones posteriores.
En esa línea, dio un ejemplo. Contó que cuando le tocó presentar un proyecto en su empresa, el director le preguntó por la competencia; una inquietud que la desconcertó. "Estaba tan excitada que olvidé una pregunta tan simple", dijo. La laguna que le provocó hizo que su propuesta no viera la luz, aunque hoy reconoce que implicó una lección valiosa para futuras charlas en público.
A modo de conclusión, Schneider confesó que no todas las actividades nuevas en las que incurrió fueron de su gusto. No obstante, el resultado final fue por demás beneficioso: "Me crucé en el camino con mucha gente que no hubiera conocido de otra manera. Decir 'sí' me llevó a descubrir lecciones importante que en última instancia me convirtieron en una persona más exitosa y feliz".
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