Una publicación en las redes sociales tiene detrás un propósito que muchas veces se relaciona con la obsesión por obtener la aprobación del otro, por querer ubicarse en el centro de atención, por alimentar la autoestima. En los últimos años, el "me gusta" se volvió casi una adicción de los jóvenes. El simple ícono representativo del agrado ajeno-en forma de corazón, de un dedo pulgar levantado o cualquier otro- cambió por completo la comunicación entre los adolescentes.
La búsqueda del juicio sobre cada imagen propia en Internet se convirtió en un factor inevitable para aquellos usuarios habituales de plataformas, como Facebook, Twitter o Instagram. Por el deseo sediento de popularidad un grupo de científicos de la Universidad de Nueva Gales del Sur (Sidney, Australia) trató de hallar la manera ideal para sumar más likes. La resolución propuesta es tan curiosa como sencilla: las fotos tienen que ser elegidas por personas desconocidas.
La mayoría de las fotos escogidas para los perfiles en las redes sociales no son las más idóneas para derivar en un número mayor de seguidores seguidores, destacaron los investigadores. No importa el ángulo o la cantidad de luz, sino que hay una idea de que la gente tiende a percibirse a sí mismos de manera más positiva que otros, lo que puede interferir con su capacidad para discriminar cuando se trata de seleccionar una imagen.
En la primera etapa del experimento, se les pidió a 102 estudiantes universitarios que eligieran 12 fotografías de sus cuentas de Facebook, Flickr e Instagram que usarían como imagen de perfil en esas redes sociales. Acto seguido, tuvieron que repetir el proceso, pero para el perfil de un estudiante de un grupo desconocido y del mismo género.
Utilizando una plataforma especial, los usuarios debían escoger las fotos más atractivas entre las 24 imágenes seleccionadas para cada uno de los estudiantes (las 12 que habían elegido ellos mismos, más las 12 elegidas por la persona ajena). Los resultados, publicados en la revista científica Cognitive Research, demostraron que las fotografías que cosecharon más "me gusta" fueron las elegidas por un desconocido.
"Los participantes no tuvieron aprobación tomando decisiones por sí mismos. Parece que no podemos distinguir con éxito las imágenes de nuestra propia cara", dijo a Live Science el autor principal del estudio, David White, quien agregó: "Creemos que esto se debe a que nuestra cara nos es demasiado familiar, y esta familiaridad hace que nos resulte más difícil escoger una fotografía única que nos represente mejor".
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