
Días y días para analizar el mejor colegio que abra un futuro próspero de sus hijos. La elección de deportes, talleres y otras actividades extracurriculares para extraer todo su potencial. El Iphone último modelo, el juguete más innovador del mercado, el gadget más extravagante. Viajes y experiencias por doquier para que el niño no sea uno más, sino que sea quien se destaque entre la multitud. Esos padres no son padres. Son "hiperpadres".
La hiperpaternidad es un modelo de crianza que se instaló en Europa desde Estados Unidos y se basa en estar siempre atento a cada minuto de la vida de los hijos. Los hiperpadres buscan anticipar cada movimiento y atienden cada deseo de su progenie. Así lo explica la periodista Eva Millet, especializada en educación y escritora del reciente libro Hiperpaternidad: del modelo "mueble" al modelo "altar".
Más temprano que tarde, la hiperpaternidad presenta consecuencias negativas, tanto en padres como en hijos. "Es un modelo insostenible -sostuvo Millet en una entrevista a ABC-. En general implica agendas frenéticas y muchas exigencias a nivel académico y social. Lo es para los padres, pero en especial para las madres, porque suelen ser ellas las que cargan con el peso: los llevan de una actividad a otra, hablan con frecuencia con sus maestros (y, si fuera necesario, llegan al enfrentamiento), supervisan sus deberes y, a menudo, los hacen con ellos".

Los padres abandonan sus actividades de recreación. Dejan de salir a cenar, ir al cine o al teatro como lo hacían antes de la paternidad. Su tiempo está abocado en su totalidad a los cuidados del niño. "Para el padre, la madre y los hijos es imprescindible que los mayores tengan proyectos personales que los entusiasmen, expresó a Infobae la doctora en psiquiatría Graciela Peyrú, directora de la Fundación para la Salud Mental. "Enseñar a respetar el tiempo del otro permite compartir intereses y es un modelo de vida valioso. No hay que regalar los espacios, no es un regalo adecuado", enfatizó.
Aunque los más perjudicados, a mediano y largo plazo, son los niños que en pocos años se convertirán en adolescentes y luego en adultos con una vida independiente que afrontar. El consentimiento de sus padres los puede conducir a no saber valerse por sus propios medios. "Son chicos con el nivel de tolerancia a la frustración muy bajo. La dinámica es que sus papás siempre les han dicho que son lo más y siempre les han consultado todo", comentó Millet.
De acuerdo a Peyrú, la generación de padres actual es la primera que consulta tanto a los niños para tomar decisiones, con lo cual funciona como "un gran experimento social". Sin embargo, más allá de consensuar ciertas decisiones, está claro quién debe seguir marcando los límites. "Los adultos siguen estando a cargo", remarcó la especialista.

Los padres buscan estar encima de cada detalle. Simplificar la vida del niño porque intuyen que, de ese modo, su éxito futuro estará más cerca, será inexorable. Pero, ¿de quién son los logros que el chico obtiene cuando tiene un hiperpadre que se lo sirve en bandeja? "Es uno de los mayores inconvenientes de este modelo -opinó Peryrú-. Que los niños no sientan sus logros como propios puede dificultar la construcción de su propia seguridad y autonomía".
Conjugar autoridad con libertad. Mezclar tiempo de ocio con horas de estudio. Ratos para divertirse con sus amigos y momentos familiares. Imposición de límites con flexibilidad. La búsqueda del equilibrio; el gran desafío que afrontan los padres con sus hijos. "Cinco elogios por cada crítica", recomienda la especialista.
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