Alejandro Fantino inició la edición de este lunes de Animales Sueltos de una manera diferente. Y se lo aclaró de inmediato a sus espectadores. “Me permití estar unos minutos a solas con ustedes para contarles algunas sensaciones. Otros para hacer una cosa así, la preparan. Yo decidí que esto fuese saliendo en el momento, y cómo me saliera”, dijo, explicando entonces que hablaría de Carlos el Negro Ávila, el empresario que murió el último sábado, a los 77 años. Y que si bien no era “una persona amiga" suya, sí había sido trascendente para su vida. “Y para la de muchos”, advirtió sobre el creador de Fútbol de Primera que llegó a tener un verdadero imperio mediático.
Fantino recordó entonces que en 1998 (“Cuando yo no era un cuatro de copas: no era ni la carta...", se definió) conducía en las tardes de TyC Sports el ciclo Club Social y Deportivo. “(Lo hacía) fiel a mi estilo, sin entender nunca que estaba al aire -reconoció-, diciendo cosas que después me jugaron en contra, como acelerando en las curvas más de lo que debía hacerlo”. Así fue como un día... “Tiré una barbaridad de Torneos y Competencias, y el Negro era el presidente”. El conductor habló de los porcentajes del paquete accionar. “Lo tiré jodiendo. Se armó un quilombo. Yo no lo conocía a él, y me dicen que el Negro Ávila quería habar conmigo”.
Y hacia allí fue, claro. “Tenía un cagazo: ‘Este tipo me va a arruinar’", pensó Fantino, y entró a la reunión. “Estaba el Negro sentado en una oficina con 400 televisores prendidos -recordó-. Me senté. Y durante 20 minutos el tipo me dio una clase de por qué le había molestado lo que yo había dicho, cómo podía complicar a la empresa. Y me explicó cómo funcionaba la industria, la televisión, me explicó de deportes. Yo pensaba: ‘¿Por qué este tipo se toma el tiempo de explicarme a mí?’. No lo vi más”.
Pasó el tiempo. Por distintas circunstancias Fantino quedó “afuera del sistema, absolutamente”. “No laburaba en televisión, había cerrado una productora, no me estaban yendo bien las cosas -describió el periodista-. Estaba en la segunda mañana de Radio Rivadavia, que me haba dado la posibilidad de volver a crecer. Y un día me dejan una tarjeta en la puerta: ‘Hola Ale, soy Carlos Ávila. Mi hijo Juan Cruz quiere hablar con vos. Llamalo’. Ahí empezó la historia de Animales Sueltos”.
“No estoy contando esto porque a mí me haya dado una mano, sino que estoy contando esto porque este tipo cambió la historia”, resaltó Fantino. Habló de un “genio”, de un “crack” al que va a recordar “con mucho respeto” porque dejó “una enseñanza de vida, que llegó desde Paraguay con pocos estudios, que la peleó desde abajo”. Y agregó: “Es el papá de Juan Cruz, que es mi amigo. No tengo qué más decir de este hombre, simplemente, que el fútbol argentino le debe gran parte de su grandeza a este tipo”.
En su cierre, Alejandro le habló directamente a Carlos Ávila. “Ojalá descanse en paz. Y donde estés, comprá los derechos, Negro, porque en unos años nos vemos arriba, o abajo, o adonde estés. Comprá los derechos de lo que haya, de La Liga de los Ángeles, de La Liga de los Demonios. Porque allá vamos. Y vamos a volver a laburar juntos", dijo, emocionado.
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