Wimbledon: donde saber vestirse es tan importante como jugar al tenis. Por algo Roger Federer y Rafael Nadal, estrellas intocables de este deporte, tuvieron que cambiarse antes de un partido porque una línea de color impedía el impoluto blanco de sus trajes.
Es la aristocracia del buen vestir. Y los invitados lo saben. El Grand Slam sobre césped es casi la alfombra blanca más importante de moda masculina, quienes se destacan aspiran a mejorar sus cachets y su imagen. En esta edición -como es costumbre- los hombres más elegantes dieron el presente, y las marcas más importantes (Valentino, Hermes, Salvatore Ferragamo) querían vestirlos.
El protocolo estricto y la temperatura no es impedimento para lucir elegante. Desde James Middleton (la nueva realeza inglesa), impecable con su traje de verano, hasta Tom Holland, el joven Hombre Araña, vestido de Ralph Lauren, distinguido y a la altura del Royal Box.
La white carpet más masculina sigue intacta. Avisale a los caballeros que miren a estos neo dandy que disfrutan de sus pimms (el licor inglés aderezado con ginebra, naranja, limón, pepino y fresas troceadas, más gaseosa), sin temor a saber que la etiqueta del otro lado del mundo es cosa de caballeros.
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