Ela Minus aprendió a viajar liviana: todos los sintetizadores que emplea en cada uno de sus show caben en una sola maleta. "Así facilito mi vida", dice. Y con esa maleta va de aquí para allá, desperdigando por distintos países su música que nació en Colombia -al igual que ella, oriunda de Bogotá-, que se desarrolló en Estados Unidos -vive en Nueva York desde hace años-, y que tiene distintas influencias -hasta de la Argentina: se crió escuchando a Soda Stereo y admira a Juana Molina-.
Y con esa maleta Minus llegará a Buenos por primera vez para ser una de las figuras del Lollapalooza 2018: este domingo tocará en el stage 2, a las 13:25. "Estoy muy contenta -confiesa, en diálogo con Teleshow-. Tengo muchas ganas de conocer al público argentino, aunque me gustaría contar con más tiempo para recorrer la ciudad; solo vendré para el festival. Me dieron grandes referencias, tanto del país en general como de su gente, así que nos vamos a llevar bien… Prometo algo lindo".
Ocurre que un recital de Ela Minus es único. No hay uno igual al otro. Y lejos está la afirmación del lugar común: quien hace 15 años se inició como baterista de rock (cuando todavía se había llamar Gabriela Jimeno) para luego incursionar en el jazz (mucho ha tomado de su improvisación) y, más tarde, desarrollarse en la música electrónica, adapta sus temas a cada una de sus presentaciones.
"Todos mis shows son distintos, hasta la forma en las que interpreto las canciones son diferentes. Toco con máquinas análogas en vivo y respondo mucho al momento, a lo que todos estamos sintiendo ahí mismo, tanto la gente como yo", explica Ela, quien lanzó sus dos discos casi a la vez: First Words y Clarity. Y da la razón: "Soy sensible y consciente del lugar en el que estoy".
Pero, ¿qué sucede cuando la pulsión de los espectadores, o lo que interpreta de ellos, no es la esperada? Si bien rara vez le sucede, Minus tiene su respuesta: "Cuando la paso mal, cierro la puerta y me concentro en lo mío. Y ahí soy yo la que transmite". Por eso no resulta casual la frase que, pegada en su maleta, eligió para definir lo que hace, o lo que crea, más bien: "Música que ilumina en tiempos de oscuridad".
Y es esa misma maleta que -ya asegurada "como treinta veces", porque en los primeros viajes convertía a Ela en una "bola de nervios"-, abrirá el domingo en el Lollapalooza de par en par. Y desde adentro de la valija -y de muy dentro suyo- surgirán entonces esas canciones que ya nunca más serán las mismas.
Bienaventurados quienes vean a Ela Minus en el Lollapalooza 2018.
Al fin, ellos también serán únicos.
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