Sandra Mihanovich: "Las machistas mujeres son mucho más bravas que los varones machistas"

Celebra cuatro décadas con la música. Pero al fin, celebra mucho más que eso: la vida, por empezar, con el riñón que le donó a la hija de su pareja. Y también pregona la unidad de los argentinos

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"No me va a alcanzar la vida para cantar todas las canciones que quisiera, pero cantaré hasta que me saquen con las patas para adelante", dice Sandra Mihanovich en esta charla con Teleshow en la que reconoce el enorme privilegio de vivir de lo que ama. Y lo celebra regalándonos algunos temas.

Hoy, que sigue festejando sus 40 años con la música aunque ya superó los 41, presenta un CD/DVD que permite revivir la fiesta que realizó en el teatro con el público y sus músicos amigos: "¡Sentimos que teníamos que tirar la casa por la ventana!". Esa noche la acompañaron David Lebón, Patricia Sosa, Alejandro Lerner, Marcela Morelo, Horacio Fontova, El Negro Rada, Julia Zenko, Marilina Ross, Griselda Siciliani, Hilda Lizarazu, Benjamín Amadeo y Lito Vitale, entre otros.

Sandra Mihanovich en el festejo de sus 40 años con la música en Octubre 2016
Sandra Mihanovich en el festejo de sus 40 años con la música en Octubre 2016

—Si tenemos que definir este momento de tu vida, ¿cómo estás?

—Feliz, plena, completa. Con el broche de oro de este CD/DVD, con este festejo y con millones de cosas que tengo ganas de hacer todavía.

—Alguna vez dijiste: "Siempre quise seducir hasta las piedras".

—Todos tenemos la pulsión por seducir, porque nos quieran, por gustar. Y desde chica mi arma era la guitarra, era cantar.

—¿Has levantado mucho cantando?

—No he levantado nada cantando (risas). Igual, no lo dije con el criterio de seducir a alguien para salir a bailar sino de gustar, de que te quieran, de que les gustes.

—¿Cuándo te empezaste a sentir querida?

—Debe haber sido gradual, a medida que me fui dando a conocer y que nos fuimos encontrando con la gente y con las canciones.

—Vos ya eras la hija de Mónica Cahen D'Anvers; venías siendo querida.

—Sí. Hay un carácter transitivo en el afecto y arranqué con el pie derecho en ese sentido, con una mamá muy querida.

—Siempre mantuviste tu vida privada muy resguardada, se supo un poco más a partir del trasplante a Sonsoles Rey Obligado.

—Ni hablar. Se destapó la olla, no pude frenarlo. Y tampoco fue necesario porque el tratamiento fue tan amoroso y tan generoso de parte de todos los medios, donde todo el mundo habló de una historia de amor. Dijeron, no "sensacionalistamente" hablando: "¡Miren qué lindo gesto de amor tuvo Sandra para con la hija de su pareja (Marita Novaro)!". ¡Guau!

—Que la sexualidad fuera un tema, ¿te afectó en algún momento de la carrera?

Me molestó cuando se puso por encima de la cantante. Si hablaban de mí y hablaban de mi sexualidad y no de cómo cantaba me molestaba profundamente. En la época en que cantábamos con Celeste (Carballo), en el famoso programa de "Imagen de radio" de (Juan Alberto) Badia hubo un exabrupto y hablamos de la sexualidad, sobre todo Celeste dijo un par de cosas. Y yo, que estaba afinando la guitarra en un costadito, me quedé mirándola porque no era que estaba planificado salir a hacer declaraciones, sucedió. Eso generó una explosión en relación a ese tema y ni Celeste ni yo estábamos dispuestas a decir nada al respecto. De hecho nunca, hicimos una nota para hablar de nada. Pasa la ola, y con el tiempo pude volver a ser Sandra, la que canta más allá de su sexualidad. Eso me pareció importante.

—Alguna vez dijiste que no eras feminista.

—Sí, alguna vez lo dije porque realidad no sé si me había detenido a pensar qué era ser feminista.

—¿Hoy cambió esa mirada del feminismo?

—Sí, claro, sin duda. Hoy no tenemos mucha opción: tenemos que ser todas feministas. Hay un lugar que hay que cuidar, del cual tenemos que hablar. Creo que la única forma de educar nuestra sociedad es ponernos esta camiseta y arrancar desde cero, desde los bebés y los niños, donde si es varón hay que ponerle celeste y si es mujer hay que ponerle rosa.

—La pelota y la cocinita.

—El lavar los platos y jugar al mecánico. Creo que el machismo es algo que está muy instalado desde cero y también somos nosotras, las mujeres, las que somos responsables de que exista. Las grandes machistas mujeres son mucho más bravas que los varones machistas. Me gustaría instalar el hecho de que somos personas donde nuestro género no nos define, donde que seas varón o que seas mujer no hace que seas mejor, peor, no hace que tengas la obligación de nada, porque los derechos humanos son derechos humanos.

Sandra Mihanovich junto a Benjamín Amadeo
Sandra Mihanovich junto a Benjamín Amadeo

—En alguna de las charlas que tuvimos me dijiste que no sos militante política, ni militante por los derechos de diversidad sexual, que solamente sos militante por los trasplantes. Aprendiste muchísimo.

—Aprendí un montón porque además yo describo la donación de órganos, lo que viví con el trasplante, como una oportunidad. Tenía una oportunidad. Se me cruza una oportunidad como si se te cruzara un laburo genial o un viaje maravilloso.

—¿Así lo viviste?

—Yo lo vivo así. Sobre todo ahora mirándolo a la distancia, cinco años más tarde.

—¿Me contás cómo decidiste donarle un riñón?

—Soñé que León se quedaba sin mamá y que Sonsoles no iba a poder seguir adelante. Sabía que en su entorno no había opción de donarle un riñón y sentí que yo tenía que levantar la mano y ofrecerme.

— ¿Y con quién hablaste?

—Con nadie. Cuando tuvimos el siguiente encuentro con su nefrólogo con Marita. Le digo (al médico): "Fede, ¿qué hay que tener para poder donar un riñón?". "Bueno, lo primero es tener el mismo grupo sanguíneo porque eso allana el camino. No es que no se pueda sin, pero digamos que el grupo sanguíneo es un punto de partida importante". "¡Ajá!". "Y después se hacen chequeos para ver el grado de compatibilidad de las dos personas". Entonces Marita se quedó mirándome, porque yo no le había dicho nada a ella. Resultó ser que éramos 0 positivo las dos.

—Era muy difícil que fueras compatible.

—No sólo somos compatibles porque tenemos la misma sangre, sino que tenemos dos antígenos en común. Esto es allanarle mucho el camino a ella para que tenga que tomar menos medicación y no rechazar el riñón, este cuerpo extraño que viene de otro lado. Yo la cargo porque le digo que el riñón "bosterito" rinde bien. Ella es una "gallina", así que estamos colaborando con la paz interfutbolera.

—Que increíble esa compatibilidad. Sin haber tenido hijos, con los de Marita y demás, se dio algo de la maternidad, ¿no?

—Ni hablar. Yo la vi nacer pero no la hice nacer, no la fabriqué, pero tiene un cacho mío puesto ahí adentro. Entonces, hay como una ida y vuelta, como una responsabilidad mutua, si se quiere.

—El trasplante fue en el 2012. ¿Qué cambió en tu forma de vida?

—Nada. Al contrario, te diría que todo se potenció. Físicamente no tomo ninguna medicación. Tomo mucha agua, dos litros por día, que todos podemos hacerlo y está bueno. Tengo las mismas actividades: canto, hago shows, juego al golf, juego al tenis, camino, tomo vino, tomo lo que quiero, como lo que quiero, no tengo que hacer ninguna dieta.

—¿Y qué te pasa cuando se muere una chiquita como Justina, la nena que necesitaba un trasplante de corazón?

—Ay, es muy doloroso. Hoy justamente recibí un mensaje del papá de Justina porque en mis últimos shows hay una canción que elegí que se llama "Somos parte de lo mismo", y me pareció que era la canción perfecta para hablar del tema de la donación de órganos. "Todos somos parte de lo mismo, todos nos necesitamos. Todo vibra porque estamos vivos". Y entonces dejo que todos sigamos cantando y en un momento empiezo a hablar. Estamos mucho más cerca de necesitar un órgano que de poder donarlo, porque el tipo de muerte que está asociada a la posibilidad de donar los órganos vivos es muy pequeña. Es un porcentaje muy menor por la forma, que sea muerte cerebral, etcétera. Mi propuesta es que no seamos indiferentes. Me gustó lo del papá de Justina que decía "multiplicate", porque qué mejor que tu cuerpo que ya no te sirve, que ya no podés utilizar, sirva hasta para siete personas que puedan continuar su vida o mejorar su calidad de vida. Es participar de un milagro. ¿Quién no quiere anotarse para ser parte de un milagro? Es bárbaro, es realmente lindísimo. El papá de Justina me mandó un mensajito diciéndome que están tratando de armar una cuestión con una ONG. Esta gente no va a parar acá, aunque Justina no esté va a ser el símbolo por el cual ellos van a seguir trabajando para la donación de órganos. Lo van a hacer muy en serio y todos los que tenemos esta camiseta nos juntaremos para colaborar, sin duda.

Sandra Mihanovich en el Teatro Colón
Sandra Mihanovich en el Teatro Colón

—No te has metido en grandes conflictos políticos.

—No, alguna vez puse un comentario, hace dos años atrás cuando recién asumió (Mauricio) Macri. Algo de alguien que iban a nombrar y que pensé que no estaba bueno. En fin, la catarata de insultos, de los dos lados… Evidentemente opinar desde el punto de vista político, no de las ideas pero sí de las personas y de las cuestiones partidarias, es muy peligroso. Y yo quiero ser responsable, yo no quiero decir algo que incomode o que moleste.

—¿No podemos amigarnos los argentinos y tener una tolerancia un poco más normal a lo que piensa el otro?

—Yo no pierdo las esperanzas. Creo que sí podemos amigarnos. Lo que pasa es que no tenemos que echarnos culpas:, si yo te echo la culpa a vos y vos me echás la culpa a mí no podemos ni hablar. Si dejáramos de echarnos culpas y buscáramos el bien común, que es tuyo y mío, nuestro, de todos, creo que podríamos conversar mucho mejor. Me siento muy feliz por ejemplo cuando participamos de un homenaje a Juan Alberto Badía que nos sigue juntando. Siempre, a todas las partes, a todos los músicos de todos los géneros y de todas las ideologías. Cuando nos juntamos en la Televisión Pública estuvieron artistas que no están a favor de este Gobierno. En realidad está mal dicho, que no eligen este Gobierno, que elegirían otro, pero sin embargo estaban ahí. ¿Por qué? Porque la música nos tiene que juntar a todos. Esto que dije no es menor porque no se puede estar en contra de un gobierno, se puede elegir otro gobierno, pero yo nunca voy a estar en contra de un gobierno, quiero que al gobierno le vaya bien, a éste o a otro. Quiero marcar diferencias si necesito, pero no estar en contra. ¿Qué es estar en contra?

—Encuentro imágenes de gente que desea que sea un desastre.

—¿Cómo voy a querer que sea un desastre? Quiero siempre que mi país salga adelante. Quiero siempre que nos vaya bien. Quiero siempre que las cosas nos salgan y mejorar, y crecer, y darnos cuenta de que solamente lo podemos hacer entre todos. Marcando las diferencias; no tenemos que ser todos iguales.

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