Kendall Jenner es una de las celebridades del momento. Con 21 años, es la modelo mejor pagada del mundo. En 2017, facturó 22 millones de dólares y desbancó a Gisele Bündchen, quien lideraba el ranking desde 2012, según informó la revista Forbes.
La hija de Kris Jenner y Bruce Jenner (ahora conocido como Caitlyn) fue una de las invitadas a la 75° edición de los premios Globos de Oro, que se realizaron en el hotel Beverly Hilton de Los Ángeles, con la conducción del humorista Seth Meyers.
La integrante del clan Kardashian sorprendió a todos porque parte de su rostro estaba cubierto por acné. A pesar de estar muy maquillada, este detalle no pasó inadvertido y en las redes sociales la criticaron con dureza. Incluso algunos especularon con la posibilidad de que se haya sometido a algún tipo de retoque en el rostro.
Pero no solo recibió críticas, otras personas la defendieron y destacaron que es normal que una mujer sufra un broté de acné. También señalaron que es contradictorio que la cuestionen a Kendall por su imagen en un momento en el que las mujeres están unidas reclamando contra el acoso laboral.
Desde que era una adolescente, Jenner ha tenido problemas en su piel. En una entrevista con Glamour UK, había declarado: "Tenía un acné terrible cuando era más joven. Puedo admitir que arruinó completamente mi autoestima, al grado de que ni siquiera miraba a las personas cuando hablaba con ellas".
Más allá del sarpullido en su rostro, la joven empresaria lució muy elegante con un vestido negro del diseñador Giambattista Valli, con corte asimétrico que dejaba al descubierto sus largas piernas.
De esta manera, como la mayoría de las estrellas que asistieron a la gala, cumplió con el dress code total black, con el objetivo de protestar contra los abusos sexuales que muchas figuras han sufrido en Hollywood.
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