Un triple rescate de amor deja huellas de esperanza en la cárcel

Al penal de Ezeiza le toca ser uno de los escenarios en los que un programa puesto en marcha en 2010 logra amalgamar beneficios para personas discapacitadas, mujeres privadas de su libertad y perros que han sido salvados del abandono

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Una palabra mágica riega hace años conversaciones y controversias entre los más jóvenes: "rescatate". Sintetiza sentidos, sazona amistades y es dueña de una cualidad única para fusionar cierta belicosidad con una indisimulada pretensión piadosa. Cuando un adolescente se lo dice a un amigo todos entienden. Indica el diccionario que "rescatar", en una de sus acepciones, es "liberar a una persona de una situación que lo oprime o agobia". Y de esto se sabe mucho en las prisiones.

En la cárcel de Ezeiza, el programa llamado Huellas de Esperanza ha cambiado para siempre la vida de Cecilia, una reclusa, y de Bingo, el renegrido perro que está a su cargo. Y es que este cariñoso labrador recibe de ella un entrenamiento tan especial que en poco tiempo estará preparado para hacerle la vida más fácil a alguna persona con discapacidad que hoy lo está necesitando.

En la cárcel de Ezeiza se lleva adelante el programa solidario Huellas de Esperanza
En la cárcel de Ezeiza se lleva adelante el programa solidario Huellas de Esperanza

El programa de adiestramiento del Servicio Penitenciario Federal se desarrolla en cárceles de nuestro país bajo los preceptos fundados por la hermana Pauline Quinn, una religiosa reconocida mundialmente por su trabajo con perros de servicio educados por personas privadas de la libertad. En los Estados Unidos el programa fue un éxito y en nuestro país se están siguiendo esos mismos pasos.

Al igual que Bingo, otros perros como Paz, Zeus y Sol están dejando su huella en el sistema carcelario argentino. En un entorno duro, rodeados de máxima seguridad, estos animales aprenden a empujar sillas de ruedas, recoger objetos, abrir cajones y heladeras, prender y apagar luces, sacar guantes y hasta camperas, tareas propias de la asistencia de discapacidades.

El programa se desarrolla en cárceles argentinas bajo los preceptos fundados por la religiosa Pauline Quinn, reconocida mundialmente por su trabajo con perros de servicio educados por personas privadas de la libertad
El programa se desarrolla en cárceles argentinas bajo los preceptos fundados por la religiosa Pauline Quinn, reconocida mundialmente por su trabajo con perros de servicio educados por personas privadas de la libertad

El programa capacita a las personas privadas de su libertad para que éstas, a su vez, entrenen a los animales con paciencia, tolerancia y amor. Pero el círculo virtuoso no se cierra el día en el que los perros "egresan" y son entregados para cumplir su función. No. Ese círculo se convierte en una gran espiral por la que cada uno de ellos ayudará a una persona con discapacidad para que su vida sea un poco mejor.

"Entre el perro y yo se generó una conexión muy grande. Por eso hay que trabajar mucho para que Bingo no extrañe y pueda cumplir con la misión que tiene: ayudar a alguien que lo necesita", dice Cecilia.

Los perros de servicio llevan sus pecheras distintivas
Los perros de servicio llevan sus pecheras distintivas

Pauline Quinn, la monja de Wisconsin que ideó este proyecto en los Estados Unidos, tuvo una vida muy sufrida que quedó plasmada en la película Alas de libertad.

Esta religiosa no ha dudado en visitar la Argentina varias veces para colaborar con el Servicio Penitenciario Federal en su iniciativa de implementar a nivel local el programa Huellas de Esperanza.

Si alguna vez nos cruzamos con un perro portando una pechera azul con el logo del programa, seguramente estará al lado de una persona cuya vida es mejor que antes.

Si eso sucede, hay que hacer tres cosas: lo primero es no tocarlo; lo segundo es agradecer en silencio a aquella mujer que, privada de su libertad, entrenó a este animalito para que hoy pueda ayudar; y, tercero, reflexionar sobre la necesidad que tiene el mundo de seres como la hermana Pauline, que un día se dispuso a rescatar a otros seres, convencida de que así se podían abrir huellas de esperanza en el mundo.

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