“Obviamente que es la barra. La investigación bien llevada espero que conduzca a detenciones”, dijo este martes por la tarde en conferencia de prensa Diego Lluma, subsecretario de Seguridad Preventiva de Santa Fe, sobre la balacera a la casa del hermano del actual vicepresidente y candidato a presidente de Newell’s Old Boys, Cristian de D’Amico, ocurrida en la localidad de Funes, a 15 kilómetros del microcentro Rosario: fueron 15 los balazos.
El ataque ocurrió en la previa de las elecciones que se harán el próximo domingo en el estadio Coloso Marcelo Bielsa, y que tiñe los comicios de violencia y balas al que se presentan como candidatos D’Amico (Movimiento Rojinegro Querido), Astore (Movimiento Independencia Leprosa) y Ariel Moresco (Movimiento 1974).
Astore, uno de los dos postulantes de la oposición, denunció amenazas telefónicas y agregó que la semana pasada rompieron parte de su auto. Justamente, D’Amico, fue uno de los que se solidarizó con él: “Repudiamos este tipo de actos que generan intranquilidad en toda la sociedad”.
D’Amico, tristemente, conoce de intimidaciones. En noviembre de 2016, lo balearon cuando se desplazaba en una camioneta junto a su hijo de 10 años. Sin embargo, hasta el anochecer de este martes, el candidato aún no se había presentado a hacer la denuncia, según dijeron a Infobae fuentes con acceso al expediente.
Los investigadores judiciales y policiales sospechaban que el ataque en Funes fue un mensaje al candidato a de Movimineto Rojinero Querido, que actualmente podría ser considerado un blanco “difícil” de balear, ya que vive en un country cerrado y tiene custodia las 24 horas de un grupo de seguridad de élite después del primer violento episodio.
Antecedente
Aquella balacera del 9 de noviembre de 2016 fue en la zona oeste de Rosario. Hacía tres meses que la comisión directiva, al mando del presidente Eduardo Bermúdez, había ganado las elecciones y las distintas facciones de la barra brava disputaban el liderazgo.
D’Amico había ido a buscar a su hijo de 10 años por la escuela de fútbol de Newell’s, ubicada en Zeballos, entre Francia y Vera Mujica, y luego se dirigieron en su Chevrolet S10 hacia el country cerrado de Kentucky, situado en Funes. En el trayecto, los balearon desde un auto.
Una de las balas quedó incrustada en la parte trasera del cabezal en el que viajaba el hijo de D’Amico, quien escapó en su coche hasta que encontró un patrullero a las pocas cuadras.
Si bien no hubo una imputación por ese ataque, los investigadores judiciales barajaban la hipótesis de una emboscada de la barra, que también quedó bajo sospecha por las balaceras al edificio del, por entonces secretario de Newell’s, Claudio “Tiki” Martínez. Fueron en agosto y septiembre de 2016. Ese directivo luego presentó la renuncia.
Funcionarios de la anterior gestión del Ministerio de Seguridad señalaron extraoficialmente que las balaceras a Martínez y D’Amico eran por supuestas “promesas incumplidas” de la dirigencia con alguna facción de la barra brava. No obstante, en los expedientes no se avanzó hacia una conexión clara con algún grupo violento leproso.
Vandalismo
Este martes, el subsecretario de Seguridad Preventiva de Santa Fe afirmó que D’Amico, con quien mantuvo un encuentro tras el ataque de anoche, no denunció amenazas previas a la balacera de este lunes. “Sí hubo hechos de vandalismo, uno o dos, sobre su negocio”, señaló con respecto al local que tiene el directivo en San Martín al 4800, en la zona sur de Rosario.
Por el marco sanitario y de frágil seguridad que atraviesa Newell’s, el Ministerio de Seguridad de Santa Fe dispuso para el domingo un operativo de 180 policías que brindarán servicios desde las 7 hasta las 23. Incluso, una parte de los agentes se quedará en las instalaciones hasta el lunes a las 10, según informó Lluma. Se espera, más allá de que figuran 19 mil socios en el padrón, que se presenten a votar unos 10 mil hinchas.
El Ministerio de Seguridad, a través de Lluma, agregó este martes que también mantuvieron un encuentro con Astore, uno de los dos candidatos de las listas opositoras, tras las denuncias amenazas telefónicas y de vandalismo a su coche, cuando estaba estacionado en inmediaciones del Hospital Privado de Rosario donde trabaja. “Todo el material recolectado ya está en manos de los fiscales. Es una tela de araña”, concluyó el funcionario provincial.
El fiscal que investiga la balacera al familiar del vicepresidente D’Amico es Federico Rébola, que integra la unidad de Armas del Ministerio Público de la Acusación (MPA). Desde anoche, ordenó tomar testimonios, entre ellos, el del actual vice, levantamiento de pruebas, rastros y secuestro de imágenes de las cámaras de seguridad de la casa del familiar del directivo y de los alrededores.
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