Mechero, cuentero y ladrón: los trucos sucios y el prontuario de condenas de “el estafador de la virulana”

Alejandro Daniel Comesaña fue arrestado ayer por la Policía de la Ciudad luego de robar una campera en un local de ropa de la avenida Córdoba. Su historia en Tribunales es mucho más larga

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Vieja data: Comesaña años atrás, en una imagen divulgada por un blog que lo denunciaba por vender publicidad de una revista inexistente
Vieja data: Comesaña años atrás, en una imagen divulgada por un blog que lo denunciaba por vender publicidad de una revista inexistente

Alejandro Daniel Comesaña se hizo famoso por un truco un tanto vil. Lo habían bautizado “El Estafador de la Virulana” en las últimas semanas, luego de que dueños de pollerías, restaurantes de comidas rápidas y casas de empanadas en Saavedra, Villa Urquiza y Núñez lo denunciaran en programas como América Noticias y revelaran su cara. El hombre de 62 años les compraba mercadería o se sentaba comer, para luego decir que él o su nieto habían encontrado un trozo de lana de acero dentro del producto. Así, supuestamente, les quitaba dinero, una suma baja para callarse la boca.

Ayer por la tarde, Comesaña cayó por un robo mechero luego de semanas de escraches en su contra. Alrededor de las 11 de la mañana, Comesaña se probó varias camperas en el local Kevingston ubicado en Córdoba y Aráoz, Palermo, y se retiró con una de ellas escondida entre sus ropas. El encargado del local advirtió la maniobra y corrió tras el hombre.

Al darse cuenta de que personal de la Comisaría Vecinal 15 B de la Policía de la Ciudad se encontraba cerca, el encargado les comentó lo sucedido y los agentes lograron dar con el hombre a unos 200 metros del local . Según informaron fuentes policiales a Infobae, Comesaña fue requisado y se comprobó que llevaba escondida una campera de la mencionada marca de color azul, que fue secuestrada, al igual que una pinza tipo alicate. Así, fue detenido se le inició una causa por tentativa de hurto en el Juzgado Nacional Criminal y Correccional N° 18, a cargo del doctor Raúl Ormaechea.

Comesaña dio a la Policía su nombre completo, que hasta el momento era desconocido, con un domicilio en un hotel de Virreyes. Un chequeo a su identidad reveló su historia en el delito y en Tribunales. Hay antecedentes.

Video: así actuaba "el estafador de la virulana"

En Internet su nombre puede encontrarse fácilmente, en blogs donde es escrachado por una mecánica repetida. Años atrás, ofrecía publicidad para una supuesta revista llamada Milenio Pro, que nunca existió. Por esto, Comesaña fue condenado. En julio de 2012, se apareció para cobrar una publicidad de tapa en la revista en un local de estética de la calle Esmeralda. Lo curioso es que ese local ya había sido estafado por él a principios de ese mismo año, según la acusación en su contra. La dueña lo reconoció y lo denunció a la Policía Federal. El hombre se negó a declarar en su indagatoria. Aseguró haber sido comerciante en el pasado, padre de dos hijos.

Así, acordó una pena por el delito de estafa reiterada en dos oportunidades, una de ellas en grado de tentativa. No era la única causa que tuvo: había acumulado otra en ese mismo año, en la que fue condenado también. En julio de 2016, el Tribunal Oral N°13 le dio tres años de prisión en suspenso, con más de 400 horas de servicio comunitario en Cáritas.

Video: el arresto de Comesaña a cargo de la Policía de la Ciudad.

En 2012 también fue acusado de entrar a robar una campera de cuerina a un local del shopping Dot de Saavedra, acompañado de una mujer. La historia de la lana de acero aparecería años después, según un primer registro judicial. En octubre de 2014, entró a junto con una mujer no identificada en un restaurant de la calle Ramírez de Velazco y solicitó tres gaseosas, provoleta y buñuelos de espinaca como entrada y dos risottos de hongos.

Luego, el imputado se dirigió hacia el mostrador con el plato principal a medio consumir. Allí se encontraba el encargado, a quien le refirió que el menú tenía un pedazo de metal, “alegando que esa situación era de gravedad, en tanto en su calidad de médico, conocía las consecuencias que podría acarrear el consumo de alimentos en esas condiciones” según un documento judicial. Al final, intervino la Policía.

En octubre de 2014, también se le impuso la pena de un mes de prisión de ejecución condicional y costas, dictada por el Juzgado en lo Correccional N° 4 del Departamento Judicial de San Isidro, otra vez un hurto en grado de tentativa.

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