La insólita excusa de tres ladrones de casas que terminaron presos gracias a las cámaras de seguridad

Alexis Barreto, Pablo Fernández e Iván Solorzano fueron procesados por el juez Martín Yadarola luego de dos ataques fallidos. Los audios en el teléfono de uno de ellos y el relevo de las filmaciones fueron las pruebas clave para la acusación

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La banda: paseo nocturno por Versalles.

Alexis Barreto, con 27 años, es padre de dos hijos, oriundo de un monoblock de Ciudad Evita, desocupado, ayudante de albañil de oficio, había abandonado el secundario en el primer año. Pablo Fernández, con 35 años, era remisero según él mismo, oriundo del Bajo Flores. Iván Alberto Solorzano, de 25 años, vivió entre San Justo y La Tablada, ningún trabajo declarado, estudios primarios completos. En febrero de este año, el juez Martín Yadarola, titular del Juzgado N°4, los procesó con prisión preventiva, una decisión que fue ratificada a comienzos de marzo por la Sala VII de la Cámara Criminal y Correccional, luego de una investigación ejecutada por la Comisaría 10B de la Policía de la Ciudad. El delito: asociación ilícita, una serie de robos fallidos en poblado y en banda, con la camioneta Chevrolet de la abuela de Fernández usada como vehículo de fuga.

El primero ocurrió el 30 de enero por la madrugada en un domicilio de la calle Ruiz de los Llanos al 900, barrio de Versalles, la casa de un empresario del rubro de la odontología: forzaron la puerta de la reja y la de la cochera. Tuvieron que correr al oír el sonido de la alarma: la víctima del intento de robo escuchó sonidos metálicos desde afuera y luego notó que la cerradura estaba rota. Las cámaras de seguridad los tomaron al día siguiente, volvieron al lugar. Más allá de algunos movimientos sospechosos, los tres no atacaron. Se dieron cuenta que los vigilaban: uno de ellos golpeó la cámara de la casa de al lado para evitar que la banda sea filmada.

Volvieron a atacar el 7 de febrero, a pocas cuadras, en la calle Camarones al 5800, también en horas de la madrugada, en la casa de otro vecino. Esta vez, un policía de la 10B, de ronda en la zona, los vio descender de la camioneta Chevrolet. Los siguió: vio cómo alumbraban con las linternas de sus celulares la cerradura de la casa que intentaban forzar, un nivel de improvisación importante. Forzaron la entrada con una palanca antes de escuchar la voz de alto. Así, los tres terminaron detenidos, con dos robos fracasados y con botín equivalente a cero.

Allanaron sus casas por orden del juez. Les encontraron llaves de diferentes casas y autos, guantes negros, municiones. Los tres declararon: negaron el intento de robo, dijeron que el 7 de febrero se habían juntado cerca de la cancha de Vélez para ir a un bar. “Estábamos en pedo”, aseguraron, sobre su tentativa de robo.

El trío en Versalles, un día después de un intento de robo.
El trío en Versalles, un día después de un intento de robo.

Yadarola no se creyó la excusa de la borrachera; el magistrado, que procesó y encarceló por homicidio a Cristian Álvarez, “El Pity”, sospecha de hechos previos a los dos por los que procesó al grupo, siempre con el mismo mecanismo, escruches a casas residenciales, preferentemente en verano, con sus moradores ausentes. El celular de Fernández, que fue peritado, reveló las posibilidades de otros asaltos, intentos de robo o vigilancia a casas para robarlas, en zonas como Versalles y Monte Castro, con tácticas que iban desde tocar el timbre hasta llamar y hacerse pasar por vendedores, espiar redes sociales o directamente cortar el suministro de luz de la casa que iban a atacar.

La pareja de Fernández, se cree, también estaría involucrada en la inteligencia para los robos. Los audios de WhatsApp encontrados la complican:

“Ma escúchame, ¿te acordás las dire que yo te pase antes de ayer? las borraste?", dijo Fernández el 11 de enero. “Sí, ya sé que me preguntaste, pero por ahí no las borraste, ya fue… igual más o menos ya me las acordaba”, respondió.

Días más tarde, Fernández se quejaba: “Necesitaba eso, si me podes dar una mano te lo voy a re agradecer,necesito un poco de plata para comprarle un par de cosas a mis hijas…necesito un poco de plata Pablo, no te voy a mentir”. Once días más tarde, el acusado marcó en otro mensaje sus nuevas fijas para otro robo: "Amigo, escúchame, para mañana vayan mentalizándose, que ahí le dije a Junior, tengo dos ranchitos, uno en barrio River, cheto y otra acá, en Paternal, casi San Martín, casi avenida San Martín, Agustín García y casi avenida San Martín, así que, mentalícense, ya vamos a buscarla amigo, vamos a meterle onda ahí a ver qué onda, ya está marcadita, todo. Para mañana si sigue está para darle masa nomás…”

El relevo de las cámaras en Versalles completó el cuadro de pruebas contra ellos. Los “castings” de casas para robar continuaban de forma descarada. Un día después del ataque en Ruiz de los Llanos, Fernández fue filmado de vuelta en el barrio. Agachó su cabeza al ver la cámara frente a él.

Con información de Federico Fahsbender

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