
Ricardo Russo, el pediatra del Hospital Garrahan acusado de distribuir y comercializar pornografía infantil, se sentará en el banquillo de los acusados el próximo lunes 28 de octubre, día que comenzará el juicio oral en su contra por esos hechos.
El médico, cuyo caso y detención se conocieron a fines de mayo pasado, está desde septiembre a la espera del debate oral en su casa del barrio River, en Capital Federal, ya que goza del régimen de prisión domiciliaria.
Se estima que el juicio dure cuatro jornadas. La primera consistirá en el tradicional alegato de inicio de cada juicio de cada una de las partes. Luego vendrán otras donde se presenten pruebas y declaren alrededor de 40 testigos. Finalmente llegarán los alegatos de cierre, Russo tendrá la chance de decir unas palabras y el juez Contravencional y de Faltas Gonzalo Rúa, que presidirá el debate, dictará la sentencia.
Sobre la espalda de Russo pesan las pruebas. En los dispositivos secuestrados en su casa se hallaron 761 fotos y dos videos con niñas y niños de 6 a 12 años. Y nueve imágenes del mediodía del 24 de noviembre de 2015, tomadas en el Garrahan con un iPhone 6, donde se ve a dos niñas de 6 a 9 años desnudas, en planos cortos. Los peritos encontraron 39 fotos de enero del mismo año tomadas a niñas en la playa con una cámara digital. Una búsqueda en la computadora de su consultorio también reveló material prohibido.

Se cree además que a través de la red de distribución de archivos eMule compartió 270 videos de pornografía infantil. Siete de esos videos contenían imágenes de niñas de entre 8 y 12 años en actos sexuales explícitos o con tomas de sus genitales.
Russo tiene 57 años y durante 11 fue jefe del área de Inmunología y Reumatología del Hospital Garrahan, a donde entró en 1996 y lo apartaron tras los hechos. El médico ya estuvo 99 días en prisión y volvió a su casa después de un fallo de los jueces Sergio Delgado y Elizabeth Marum, de la Sala III de la Cámara de Apelaciones en lo Penal y Contravencional, quienes consideraron que no existía peligro de fuga ni de entorpecimiento de la investigación.
Su defensa, al pedir que dejen al acusado llegar al juicio en su casa, argumentó que existen casos de sospechosos de delitos de penas mayores que fueron excarcelados, y resaltó que el pediatra no tiene condenas previas, no opuso resistencia cuando lo fueron a detener en el estacionamiento del Garrahan y que hasta ofreció bienes en concepto de caución.
La fiscal a cargo de la investigación Daniela Dupuy, experta en tráfico de pornografía infantil, había argumentado en julio pasado que el médico debía seguir en prisión porque consideraba que sí había riesgos de fuga o de entorpecimiento. Existe la sospecha de que Russo quiso intimidar a algunas colegas y potenciales testigos en la causa.

La defensa de Russo en su apelación cuestionó la supuesta distribución de contenido sexual pedófilo que se le endilga al médico. Pero la jueza Marum respondió de manera contundente que “Ricardo Alberto Guillermo Russo produjo imágenes de las partes genitales de niñas pequeñas con fines predominantemente sexuales”.
“En este punto corresponde decir que los argumentos esgrimidos por el imputado y su defensa, relativos a que la toma de esas imágenes tuvo fines exclusivamente médicos, no resultan atendibles en esta instancia del proceso, toda vez que en ninguna de ellas puede observarse, al menos a simple vista, una patología médica que justifique la toma de esas imágenes, y que de los testimonios de los médicos recabados en el marco de la presente pesquisa, surge que la modalidad de tomar fotografías de niñas pequeñas, corriéndoles su ropa interior no es, de ningún modo, usual, ni recomendable, sino que debe ser la madre o ella misma quien lo haga”, afirmó la jueza.
La caída de Russo obedeció a un patrón de redes sociales y rituales común en el encarcelamiento de consumidores de material sexual con niños y niñas como víctimas a lo largo de la Argentina. Desde Estados Unidos, Homeland Security Investigation (HSI) dio una primera alerta al gobierno de Brasil: una serie de usuarios orbitaban alrededor de un solo IP, un solo proveedor.
El rastro llevó hasta Russo, que cayó por la red eMule, un sistema P2P para compartir archivos y video similar a Napster. La Policía Federal la monitoreaba con frecuencia hace tres años con la división Delitos Cibernéticos contra la Niñez y Adolescencia.
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