"Piquito" Arcuaz venía embalado cuando se lo devoró la muerte. Tan a fondo, que no imaginó que su segunda víctima de la noche, un abogado, le iba a meter un balazo letal para defenderse del intento de secuestro en Olivos. Tan envalentonado estaba, que jamás pensó que si hubiera cumplido con los plazos de su salida transitoria, estaría en la cárcel pero vivo.
La marcha delictiva de Marcelo David Alfredo Arcuaz (32 años, padre de cuatro hijas) y su secuaz arrancó una hora antes de la secuencia final con el abogado. "Piquito" iba en el mismo Toyota Etios cuando en una estación de servicio ubicada en Blas Parera y San Martín interceptaron a un hombre que conducía un Volkswagen Golf.
Fuentes de la investigación contaron a Infobae que la modalidad de asalto fue la misma que la que usarían con el abogado. Arcuaz se bajó del Toyota, le apuntó con su arma, lo intimidó, lo redujo, se le metió en el auto y lo obligó a conducir un par de cuadras.
En la calle Arenales finalmente los dos ladrones liberaron a su víctima, pero se quedaron con su auto, con un bolso con ropa deportiva, un teléfono celular, y su billetera, con dinero y tarjetas de crédito. Hora y media más tarde, cuando la Policía Científica revisó el Toyota, ya con Arcuaz muerto de un tiro, encontraron todos estos objetos.
Las cámaras de seguridad de la estación de servicio captaron el momento del robo, pero al menos hasta la tarde de este viernes, los investigadores no habían hallado el VW Golf. Uno de ellos comentó a Infobae: "Lo deben haber dejado 'enfriando'".
Cuando abandonaron el Golf, Arcuaz y su secuaz siguieron con su noche agitada, quizá confiados por el éxito de la primera "intervención". Cerca de las 21:30, aparentemente se toparon al voleo con un abogado de 46 años, que salía de la sede del Sindicato de Empleados Textiles de la Industria y Afines.
El hombre ya estaba a bordo de su BMW, cuando el Etios de los asaltantes se le cruzó delante. "Piquito" se bajó del Toyota y obligó a la víctima a que dejara el lugar de conductor. El abogado creyó que era un asalto y mientras salía del vehículo empezó a sacarse su reloj para darle a Arcuaz, quien entonces le aclara que se trataba de un secuestro.
"Subite al lado del acompañante", le exigió el ladrón. El abogado le respondió "ya está, ya te di todo, dejémoslo ahí". Pero en ese momento apareció el cómplice de "Piquito", quien le apuntó, lo obligó a subir al lado del acompañante y le sacó la billetera.
Fue la peor decisión que podrían haber tomado. El abogado se resistió y entonces Arcuaz escucha de su compañero la orden: "Bueno, si no quiere subir, matalo". Según fuentes del caso, "Piquito" accionó la corredera de su pistola en el momento en el que el abogado se acercó a la puerta del conductor de su auto, agarró su arma de la guantera y le disparó al pecho.
Al otro ladrón, el abogado lo empujó e hizo que se cayera al piso. Ese tiempo le sirvió para cubrirse detrás del Etios. Según relató a los investigadores, cuando asomó la cabeza (mientras Arcuaz, herido de muerte, hacía marcha atrás con el BMW) el cómplice le disparó dos veces, pero el abogado respondió y obligó al otro, que todavía está prófugo, a huir corriendo.
Piquito, el ladrón que se creía "el mejor"
Hasta la tarde de este viernes, los investigadores, conducidos por el fiscal de Florida, Martín Gómez, desconocían la identidad del cómplice. "Piquito", en cambio, tenía un voluminoso prontuario con antecedentes por entraderas y robos de bancos. Afrontaba una pena a 10 años de prisión por siete causas, todas por robo calificado con uso de armas de fuego.
Arcuaz andaba con DNI y licencia de conducir falsas, que se hizo al salir del penal en diciembre. Cuando murió tenía un arma de fuego en la cintura (cargada y registrada en Córdoba) y cerca de $2.000 en efectivo. El Etios tenía un impacto de bala en una de sus puertas y una patente apócrifa. Las placas originales estaban en el baúl porque el auto había sido robado en Munro, en diciembre.
Para los investigadores es "raro que lo hayan 'caminado' tanto tiempo". En el baúl también estaban los objetos robados al VW Golf y otros elementos, presuntamente robados en otros hechos: dinero efectivo en dólares, euros y pesos.
Pero lo que más impresionó a los investigadores es el "arsenal" que también tenían los ladrones en el asiento trasero del Toyota, a mano, y sin numeración suprimida. Una fuente del caso reflexionó, azorado: "Si los paraba la policía de casualidad en algún control, los acribillaban con ese arsenal".
Arcuaz debía estar en prisión en el momento en que una bala de su víctima terminó con su vida. Figuraba en los registros del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) como "prófugo" desde el 7 de diciembre de 2017, cuando debía regresar al Penal 41 de Campana tras una salida transitoria otorgada por el Juzgado de Ejecución Penal N° 1 de San Isidro.
Desde agosto Arcuaz tenía permiso del juez Gabriel David (quien también pidió que fuera trasladado del penal de General Alvear al de Campana) para ir a su casa de Olivos 12 horas mensuales, aunque nunca más de tres por semana. El magistrado tomó la decisión a pesar de que el SPB había desaconsejado otorgarle ese derecho.
Según consta en ese documento, al que tuvo acceso Infobae, si bien Arcuaz tenía un desempeño "correcto", estudiaba y hacía cursos, le habían tenido que aplicar "correctivos" disciplinarios. El Departamento Técnico Criminológico del SPB pidió que se le diera trabajo y apoyo psicológico. Veía que "Piquito" podía transgredir las reglas de la salida transitoria. Había algo que les hacía ruido. Arcuaz todo el tiempo se jactaba de ser "el mejor".