Caras, historias y crímenes de los fugitivos argentinos buscados en todo el mundo por Interpol

Casi 600 nacionales cuentan con una circular roja sobre sus cabezas por delitos como abuso de menores, robo de niños, homicidios y violaciones a los derechos humanos cometidos en la última dictadura. Cómo los busca la PFA, los prófugos extranjeros detenidos en el país y vivir escapando por más de una década.

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La situación sirve como modelo. El futbolista Jonathan Fabbro fue arrestado el 20 de diciembre pasado en México tras ser acusado por la Justicia argentina y paraguaya de abusar sexualmente de dos niñas de su entorno más directo. El arresto ocurrió en el hotel Villa Florida en Cholula, estado de Puebla, en donde Fabbro había jugado en los últimos meses en el  Lobos BUAP. Su novia, Larissa Riquelme, estaba en la habitación. Sin embargo, no fue todo tan lineal. Esas dos esposas que le sujetaron las muñecas fueron el producto de un mecanismo internacional establecido, y de algunas demoras poco agradables.

Para empezar, Fabbro permaneció tres semanas sin ser arrestado tras la primera orden de arresto. El pedido original fue hecho a fines de noviembre el Juzgado N°32 a cargo del doctor Santiago Quian Zavalía, encargado de investigar los presuntos abusos de Fabbro cometidos contra su propia ahijada.

La orden, que fue comunicada desde Argentina a las autoridades mexicanas el mismo día que fue emitido por Quian Zavalía, permaneció inexplicablemente dormida por dos semanas: un nuevo pedido se sumó contra Fabbro el 15 de diciembre, esta vez requerido desde Asunción por la fiscal Carla Rojas, que investiga una nueva denuncia que detalla supuestos abusos cometidos contra una niña de apenas cinco años cercana a Larissa Riquelme. El Lobos BUAP decidió suspender al jugador hasta que se aclarara su situación. Cinco días después, el futbolista recibía la visita de efectivos de la Agencia de Investigación Criminal que lo esposaron y lo fotografiaron de frente y de perfil.

Así, Fabbro fue arrestado, para ser remitido a un juzgado federal de la Ciudad de México a la espera de su extradición. El mecanismo que permitió todo esto fue, precisamente, Interpol. El juez Quian Zavalía pidió expresamente que se emita una circular roja contra Fabbro -el instrumento administrativo de Interpol dentro de una variedad de circulares de diferentes colores que ordena explícitamente un arresto internacional y que detalla la información judicial de cada prófugo con delito imputado, historial y huellas digitales- para anunciar su pedido de captura en todo el planeta.

Con esta medida, Fabbro -nacido en Argentina pero con nacionalidad paraguaya- se convertía en el miembro de un club al menos dudoso. Hoy, de acuerdo a datos oficiales consultados por Infobae, 597 argentinos fugitivos son buscados por Interpol en todo el mundo. 150 de ellos figuran con nombre y foto en el sitio web del organismo internacional a pedido expreso de la Justicia.

Los presuntos delitos son de una amplia variedad, todos graves. En el sitio web de Interpol, los ex militares y colaboradores de la última dictadura militar que todavía eluden la cárcel o el banquillo son los primeros en aparecer cuando se buscan prófugos de nacionalidad argentina.

El entrerriano Walter Tomás Eichhorn, hoy de 83 años, procesado en 2013 por la Justicia Federal de Mendoza por la privación ilegítima de libertad de 14 personas y la imposición de tormentos a 11 mujeres recluidas en un centro de detención clandestino, es uno de ellos. Suboficial retirado del Ejército, Eichhorn figura en su circular roja con su vieja foto de legajo. Fue buscado en Bolivia, sin éxito. El Ministerio de Seguridad ofrece una recompensa de 500 mil pesos por cualquier información que conduzca a su captura, con otros 29 represores en la lista.

Walter Tomás Eichhorn.
Walter Tomás Eichhorn.

Entre ellos está también Carlos Luis Carvallo, con captura dispuesta desde noviembre de 2014. Ex numerario de la Dirección de Investigaciones de la Policía de Entre Ríos, Carvallo está buscado por el delito de privación ilegítima de la libertad, acusado de participar de secuestros e interrogatorios bajo tortura en su provincia para reciclarse eventualmente como locutor. Su foto de Interpol lo muestra con auriculares y micrófono.

Emilio Alberto Rimoldi Fraga también es parte de la lista. Ex subcomisario de la Federal, Rimoldi Fraga tiene sobre su cabeza un pedido de prisión perpetua formulado en diciembre de 2016 por el fiscal platense Juan Nogueira tras juicio en donde fueron investigados otros cinco ex policías que operaron en La Plata durante el Proceso. Los delitos: homicido calificado, homicidio simple, lesiones gravísimas y robo.

Carlos Luis Carvallo, imagen de Interpol.
Carlos Luis Carvallo, imagen de Interpol.

Interpol se mueve en dos vías en la Argentina. El principal enlace operativo de la organización es la división Investigación Federal de Fugitivos de la Policía Federal, encabezada por el comisario Edgardo Moses. "La división tiene dos caras. Por un lado, se encarga de pedir capturas al exterior provenientes de la Justicia argentina. Por el otro busca y detiene a prófugos extranjeros presentes en el país", detalla Moses. Interpol -de la cual Néstor Roncaglia, jefe de la Federal, es vocal para las Américas de su Comité Ejecutivo- emite cada día cerca de 40 circulares rojas sobre nuevos delincuentes buscados por la Justicia a nivel global. Mediante inteligencia criminal, la PFA determina qué prófugos tienen la mayor chance de estar en territorio argentino.

Más allá de los 597 argentinos prófugos buscados por Interpol, la división Fugitivos busca en el territorio nacional de manera activa y con efectivos de brigada a cerca de cien hombres y mujeres tanto argentinos y extranjeros, acusados en su mayoría de delitos graves como homicidios, abusos sexuales y narcotráfico. 127 personas con pedido de captura a nivel internacional fueron encarceladas durante todo 2017 por la Federal, con poco más de 500 detenciones realizados por miembros de brigada en los últimos años. Hay arrestos recientes. Kristian Ilkov Danev, de nacionalidad eslovaca, acusado de haber cometido un homicidio en 2008 en la Republica Checa, fue arrestado en Floresta, donde vivía tras haber ingresado al país vía Brasil y Misiones. Un software de reconocimiento facial propio de Interpol fue la herramienta que permitió identificarlo.

El abogado Gastón Marano, ex supervisor del área del Departamento de Estado de los Estados Unidos que intervenía en pedidos de cooperación internacional con Argentina y que actuó en casi treinta extradiciones como la de Guido Antonini Wilson, explica el proceso de devolver al país a un delincuente nacional detenido en el exterior:

"La extradición es un mecanismo de cooperación penal internacional que conlleva el principio de territorialidad. Cada país es soberano en la aplicación de la ley penal. En primer lugar depende si el pedido de extradición está acompañado de un pedido de arresto provisorio solicitado por el juez, lo que suele pasar. Así se publica una circular roja, que tiene por objeto que cualquier país de Interpol proceda al arresto de una persona. Una vez que el juez del otro país recibe la notificación que se hace por vía de Cancillería para que vaya a manos del juez penal del país al que se envía comienzan las tareas policiales".

Marano continúa: "Al ser detenida, la persona comienza un proceso que es binario. Se le pregunta si accede a la extradición. Si dice que sí, es un período cortísimo. Si dice que no, se convierte en un verdadero proceso. Sin embargo, el juez del país receptor tiene prohibido discutir el delito del que se lo acusa al imputado. Solo puede discutir en el proceso de extradición si están dados los extremos del tratado de extradición entre dos países".

"En la mayoría de los casos, la extradición procede por tratados bilaterales, pero puede pasar aún sin tratado en caso de reciprocidad, lo que está previsto en la ley. Si se da a lugar, los oficiales de Interpol, caso de los US Marshals en Estados Unidos, acompañan al imputado en un avión para ponerlo a disposición del juez que lo solicitó", concluye el abogado.

Sin embargo, a pesar de policía y tecnología y tratados bilaterales, es fácil perderse en el tiempo y en el mundo. Los recursos para capturar prófugos no son ilimitados. A veces, solo basta con no presentarse para votar o tomar un avión de forma legal en un aeropuerto para permanecer incógnito. La PFA, por ejemplo, debe recibir órdenes expresas de la Justicia para actuar sobre un caso argentino en particular. El comisario Moses apunta: "Hablamos de identidades falsas, de narcotraficantes, de personas buscadas por delitos de lesa humanidad. Es muy raro que alguien esté prófugo de forma inocente. El que tiene una circular roja lo sabe."

Una circular roja, en ocasiones, no es una garantía de cárcel inmediata sino una invitación a ser enterrado en la incertidumbre. El sitio puede permanecer desactualizado. La cara de "Bebote" Álvarez, capo de la barra de Independiente, permanecía en la web de Interpol un mes después de su encarcelamiento. El sistema también puede fallar. Rosalino Pascual Fernández, terrorista de Sendero Luminoso, fue condenado por la voladura del hotel María Angola en mayo de 1995, un golpe de 200 kilos de dinamita cargados en un auto que causó cuatro muertos. Tras convertirse en un prófugo, Rosalino fue encontrado en el Abasto porteño mientras manejaba un taxi. Tenía un DNI argentino a pesar de su pedido de captura de Interpol. 

"Muchos expedientes son de larga data, los imputados mueren en medio de la nada con identidades falsas", asevera Moses: "Y es un problema con una autonomía particular. Un fugitivo libre pone en riesgo a toda la sociedad. Es el lobo entre corderos."

Encontrar a un evadido que no quiere ser encontrado tiene sus paradojas. La porosidad de las fronteras argentinas puede ser un factor determinante para escapar y no volver. Sin embargo, una nueva vida para un prófugo un poco hábil está simplemente a un micro de distancia. Moses recuerda el caso de Diego Orlando Álvarez, ex suboficial del Ejército oriundo de General Pico, La Pampa, condenado a prisión perpetua en 2012 por la Sala 1 de la Cámara del Crimen de Santa Rosa por asesinar a su esposa y madre de su hijo de una puñalada en el corazón luego de provocarle dieciocho cortes a punta de cuchillo. Mientras huía, Álvarez se detuvo para escribir la palabra "TRAICIÓN" con sangre en el paredón de una casa. Intentó suicidarse, sin éxito.

El crimen ocurrió en 2007. Álvarez fue detenido poco después del hecho y permaneció detenido dos años. En 2009, en una tarde de 32 grados de calor, el ex militar aprovechó la confusión del picado de fútbol que se disputaba entre detenidos en el patio de la alcaidía de Santa Rosa donde se encontraba. Álvarez cortó un alambrado junto a otros cuatro presos y corrió. Tras insólitamente escalar un paredón de cinco metros de altura, el ex suboficial se convirtió en un femicida suelto.

La división Fugitivos se encargó de atraparlo en 2011, luego de dos años de escuchas telefónicas a su familia. Álvarez había sido muy artero. Se había mudado a una localidad en el sur del país bajo un nombre ficticio, había conseguido un nuevo empleo como electricista, tenía una nueva pareja. Su cara no era precisamente conocida, empezar de cero no era un prospecto difícil. Sin embargo, el pasado era algo difícil de dejar.

Las intervenciones telefónicas detectaron la existencia de un teléfono en su familia que se comunicaba con una sola línea y con ninguna otra: era, por así decirlo, el teléfono seguro que el ex militar usaba para hablar con una tía, que se encargaba de transmitir las novedades. Con el tiempo, las escuchas revelaron un encuentro en Constitución que fue interceptado. Así, Álvarez terminó preso nuevamente para ir a juicio y ser condenado.

Después, quedan los sueltos. Prófugos de la última década, todavía buscados por la Justicia.

A continuación, seis casos de la base de datos de Interpol, seis de casi 600:

Olga Bettina Kalbermatter: sustracción de un menor

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Un delito de abuela. Olga Kalbermatter, hoy con 74 años, con domicilios en las zonas de Vicente López y La Reja, fue imputada por el Juzgado de Garantías N°1 de Mercedes por participar en el robo de su propio nieto. El caso data de 2004. Fuentes policiales aseveran que Kalbermatter y su hijo se fugaron a Italia con el niño, hoy mayor de edad, con sucesivos pedidos de restitución. El padre del niño fue capturado en 2015. El paradero de Kalbermatter todavía se desconoce. Se presume que continúa en Italia. 

Lidia Andrea Martínez: sustracción de una menor

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Oriunda de la ciudad jujeña de Monterrico, ubicada a 30 kilómetros de la capital provincial, Lidia Andrea Martínez está acusada de haber secuestrado a su propia hija, hoy de 10 años de edad. Tras separarse de Ulises de Nigris, su ex marido y padre de la niña, Martínez -de acuerdo a un artículo del diario El Tribunosustrajo a la niña en agosto de 2014 a la salida de su escuela en Pilar, sin aviso previo a su ex pareja, lo que disparó una denuncia en su contra un juzgado de la zona. Martínez compareció ante la Justicia. Insólitamente, logró desaparecer nuevamente con la menor al no reintegrarse de una salida transitoria. La PFA no cuenta con indicios de que Martínez haya salido del país. Sufriría de desórdenes psiquiátricos según su ex pareja.

Sergio Eduardo Giménez: violación de menores

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Giménez no solo fue sentenciado en marzo de 2013 a 14 años de cárcel por el Tribunal Oral en lo Criminal N°15 por abusar de su propia hija biológica: fue acusado también de abusar de su hijastra.

El 20 de diciembre pasado, el Tribunal Oral Criminal N°27 condenó a catorce años de cárcel a Celia Sosa, su ex pareja, por permitir que Giménez violara a su hija menor de edad para "sacarle el demonio que tenía adentro" ya que estaba "poseída" y que su marido, según Sosa,"era el mejor para hacerlo". Los ataques ocurrieron casi a diario desde que la niña tuvo ocho años de edad hasta los catorce, según el fallo del Tribunal que fue nutrido de una investigación del fiscal Eduardo Cubría.

Sosa fue condenada no solo como encubridora sino como coautora, amedrentando a su hijastra para que no hablase. El testimonio de la menor en Cámara Gesell fue clave para lograr la condena a la madre. "Me abría las piernas y me pegaba con un cinto", aseguró la menor sobre Sosa, que reconoció los hechos y sostuvo su fantasía de una supuesta posesión demoníaca en el juicio en su contra. Los abusos ocurrieron, en parte, en Paraguay, donde Giménez tiene tierras de acuerdo al fallo del TOC N°27.

Marcelo Montolivo: abuso sexual gravemente ultrajante

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El platense Marcelo Montolivo fue durante casi tres décadas una firma frecuente en el periodismo de rock y una cara repetida en la escena punk y el negocio discográfico, con textos publicados en medios como Página/12, bandas icónicas como Los Baraja y puestos en BMG, Musimundo y luego en la firma Music Brokers. Su rastro actual es sumamente incierto.

Montolivo dejó el país el 15 de enero del año pasado, dos semanas antes de que la Corte Suprema ratificara una condena en su contra a ocho años de cárcel emitida en febrero de 2014 por el Tribunal Oral Criminal N°10 por el delito de abusar de su hijastra durante varios años. La joven, hoy mayor de edad, le pidió a su madre iniciar una causa penal al cumplir 17 años: los abusos habían ocurrido durante más de una década, al menos desde sus ocho años de edad.

La información migratoria con la que cuentan las autoridades argentinas detalla que Montolivo cruzó hacia París el 17 de enero vía Montevideo y que cuenta con una visa estadounidense. Se sospecha que se encontraría en algún punto de Europa.

María Florencia Bridoux Tello: homicidio culposo

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María Florencia Bridoux Tello chocó y huyó. Le queda pagar por el crimen que le imputan. Oriunda de la ciudad capital de Salta, Bridoux Tello protagonizó un accidente de tránsito en 2008 en la zona de Orán mientras conducía un Citröen Picasso en un fuerte estado de ebriedad. Bridoux Tello salió relativamente ilesa; dos niñas que ocupaban el vehículo que chocó murieron calcinadas. La Justicia salteña se tomó su tiempo para pedir su captura: la Sala II del Tribunal de Juicio de Orán declaró su captura recién en 2016 según medios provinciales. Su madre denunció que estaba internada en un psiquiátrico de la provincia de Buenos Aires, o quizás perdida en Perú. Ninguna pista sirvió.

Franco Ezequiel Arias: robo en banda y a mano armada

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Con 19 años de edad cumplidos en la clandestinidad a mediados de enero pasado, Franco Ezequiel Arias tiene la particularidad de ser el argentino más joven buscado por Interpol a nivel global. Oriundo de Florencio Varela, el Juzgado de Garantías N°5 de Quilmes lo declaró rebelde y  pidió su captura por participar en un robo agravado por el uso de arma de fuego en el que participaron menores de edad.