La brutal historia de William Cisneros, el sicario peruano que aterroriza a la Villa 1-11-14

Enfrenta un juicio junto a su hermano Ronald por cuatro homicidios en el asentamiento y raptar a una adolescente: la fiscal acusadora planea pedir hasta 25 años de cárcel. El miedo de los testigos que se mudan del Bajo Flores para no declarar

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William Ore Cisneros, en foto policial.
William Ore Cisneros, en foto policial.

José Castillo Torres había tenido que abandonar su trabajo como taxista en las calles de Lima, alarmado. Su familia le había contado sobre el nuevo novio de su hija en Buenos Aires, un tal William, de apellido Ore Cisneros, hoy de 33 años de edad, también oriundo de Lima, 13 años mayor que ella. William no tenía buena fama a pesar de tener un supuesto trabajo como técnico de heladeras y lavarropas: oía que era un supuesto maleante, acostumbrado a matar por encargo y a expropiar casas a punta de pistola en la Villa 1-11-14 del Bajo Flores.

Ya en Buenos Aires tras un viaje relámpago, José intentaba en vano hablar con su hija. La joven se negaba. Eventualmente lo logró: le confesó mientras lloraba que había perdido un bebé por las golpizas de William y que había terminado en un hospital, no recordaba cuál. No la vio golpeada, aunque sí fuertemente conmovida. En plena conversación, José vio cómo el teléfono de su hija sonaba una y otra vez. "Llamada privada", marcaba la pantalla. Su hija salió hacia la esquina en la manzana 6 de la Villa 1-11-14. Del otro lado de la pared José escuchaba ruidos, agresiones.

De inmediato, José salió: pudo ver, estupefacto, cómo William violentamente empujaba su hija a una Renault Kangoo amarilla acompañado de dos hombres, un tal Alan Valdivieso y otro un poco gordo,  apodado "Cigarrito". Su hija no alcanzó a gritar ni a pedir auxilio. "Te quedas conmigo", le oía a William decir a su hija mientras la llevaba a rastras, de los pelos, como un bárbaro.

El rapto ocurrió el 3 de junio de 2016: José vio la Kango amarilla irse pero retuvo en su cabeza la patente, lo que probó ser una información clave. Sin embargo, alguien cercano a él sabía más. Así comenzó una denuncia: "privación ilegítima de la libertad" fue la calificación del expediente, inicialmente tramitado en el Juzgado N°25 de Fabiana Palmaghini, luego derivado a la UFI N°21 de Lomas de Zamora. Quien denunció sabía que la familia de William ocupaba un terreno en el barrio Tongui, un asentamiento de la zona de Ingeniero Budge.

La misma noche del rapto, efectivos del GAD de la Policía Bonaerense y la división Homicidios de la Policía Federal irrumpieron en el rancho de William en el barrio Tongui, sobre la calle Andrés Bello al 1700. No hubo demasiada resistencia. Ore Cisneros se entregó rápidamente: junto a él estaba la joven que había secuestrado además de su medio hermano, Ronald Condorí Cisneros y su presunto cómplice, Alan Valdivieso. La PFA encontró también un bolso, bastante peculiar: había dos pistolas calibre .32, un cargador Bersa calibre .9 mm, unas cien municiones y 45 envoltorios con cocaína.

Tras ser arrestado, Ore Cisneros, asistido por un defensor oficial, ejerció su derecho a no declarar. Pidió una sola cosa: no terminar detenido en los penales de Devoto y Marcos Paz, donde en sus ranchadas peruanas le abundaban enemigos de su misma nacionalidad, según él mismo.

Hoy, Ore Cisneros y su hermano Ronald van y vuelven, en un extenso juicio en su contra celebrado en el Tribunal Oral Criminal N°1, presidido por el juez Fernando Ramírez. Mónica Cuñarro, fiscal general, representa en la acusación al Ministerio Público. Los tribunales de la calle Talcahuano no son algo nuevo para Ore Cisneros: ya había accedido a una probation en el TOC N°3 por robarle a un joven de la 1-11-14 en 2012.

Villa 1-11-14 (DyN)
Villa 1-11-14 (DyN)

Una probation para Ore Cisneros se ve difícil esta vez. Los alegatos del proceso ocurrirán el martes 7 del mes próximo. La fiscal Cuñarro, en sus cálculos, podría pedir una pena de hasta 25 años de prisión: Ore Cisneros y su hermano Ronald enfrentan a la Justicia por haberse convertido en el virtual terror de un sector de la villa 1-11-14, la manzana 6, ubicada entre el Barrio Illia y el llamado Sector Polideportivo, la cual Ore Cisneros controló con intimidaciones brutales de acuerdo a las imputaciones de la Justicia.

Cuatro expedientes fueron unificados por Cuñarro en contra de los hermanos. El primero data de 2011, incluye tanto a William como a Ronald y trata de dos robos, el primero cometido el 17 de noviembre de 2011 en la manzana 6. "Ahora vas a ver, te voy a robar tu casa, te voy a matar y te vas a tener que ir", le advirtió Ronald a una vecina que lo trató de "maleante", según la imputación de la Fiscalía de Nueva Pompeya, en ese entonces a cargo del doctor Adrián Giménez. Ronald golpeó a la mujer en la cara y en el glúteo izquierdo; William se unió a la golpiza con una trompada en la cara. Poco después, golpearon al marido de esta mujer, para robarle un reloj barato y 85 pesos. Un cascote fue el arma empleada.

Sin embargo, el doble robo es lo de menos en la lista de acusaciones. Los cálculos de pena de la fiscal Cuñarro no son ociosos. William, por sobre todo, está acusado de haber cometido cuatro homicidios y sospechado de haber participado de ocho más con la manzana 6 como epicentro.

El caso de William Ore Cisneros habla del precario balance de poder entre las paredes narco del Bajo Flores, entre traficantes y usurpadores de domicilios que se volvieron la ley de plomo y el Estado paralelo en un territorio que se alza a apenas 30 minutos de viaje de la Legislatura Porteña. El peruano "Marcos" Estrada González, hoy encarcelado en el penal de Marcos Paz, desgastado en su poder económico y militar luego de años de redadas a cargo de jueces como Sergio Torres, fue históricamente sindicado como el presunto jefe intocable de la Villa. "El sendero", el perímetro compuesto por las manzanas 15, 16,17, 18, 19, 20, 21, 22 y 23, fue el territorio clásico de "Marcos". Allí, ningún competidor narco se atrevía.

Los arrestos y redadas en contra de su banda, que incluyeron a su mujer, Silvana Salazar y su suegra, "Doña Lili", fueron también un límite a su expansión. Es decir, en los cálculos de investigadores, nadie se le atrevió a su viejo territorio, al cual Estrada regresaba para visitar desde su lujosa casa de country en Ezeiza, según sospecha el juez Torres gracias a escuchas telefónicas a la línea misma de Estrada. "Marcos" no era el jefe fuera de su dominio: la 1-11-14 se convirtió en la nada salvaje fuera de sus zonas de control. Las bandas de motochorros alrededor del expediente que investigó la muerte de Brian Aguinaco son una parte del nuevo reparto de poder, así como los usurpadores de viviendas que atacaron cerca de las torres de la calle Bonorino.

Con el tiempo, William Ore Cisneros buscó convertir a la manzana 6 en su propio feudo: voces que lo investigaron hablan de su supuesto hábito de cerrar pasillos con portones de metal para cobrar peaje a vecinos.

Las repetidas elevaciones a juicio provenientes de fiscalías como la territorial de Nueva Pompeya y nutridas por investigaciones de la división Homicidios de la PFA hablan de la vida de un sicario, un pistolero. Franz Reinaldo Picabia fue el primero en caer: recibió diez tiros mientras abría la puerta de su casa en agosto de 2014.

Blas de Jesús Méndez, también peruano de nacimiento, es el segundo en la lista. Su muerte fue particularmente cruel: falleció el 12 de septiembre de 2014 luego de recibir seis disparos calibre .9 mm mientras volvía a su casa, la número 66 en la manzana. La autopsia posterior reveló un tiro de remate en el cráneo. Frank Junior Ferro Escobar fue asesinado un mes después frente a su casa, también en la manzana 6, mientras se dirigía a un almacén cercano. "Pará, pará", le gritó Ferro Escobar a su victimario mientras desenfundaba.

Una de las armas incautadas a Ore Cisneros.
Una de las armas incautadas a Ore Cisneros.

Frank murió a la mañana siguiente en el hospital Piñero con dos tiros en las vísceras. Un rumor persistía en el barrio: Ore Cisneros se había confundido de víctima, no buscaba a Ferro Escobar sino a "un tal José", de acuerdo a documentos en la causa. Los investigadores creyeron que, a pesar de matar al blanco equivocado, Ore Cisneros habría amenazado a la familia de Frank Junior para echarla de su casa, usurparla y convertirla en un kiosco narco, algo que la Justicia finalmente no pudo probar.

La muerte de Diego Rivera Santiesteban, otro peruano de 24 años de edad, cierra la imputación en el escritorio de la fiscal Cuñarro. Ocurrió en mayo de 2015 en la esquina de la calle Camilo Torres -la calle que surca la manzana 6-, a pocos metros del Barrio Rivadavia, una de las subdivisiones de la 1-11-14. Una moto se le acercó con dos atacantes: Ore Cisneros habría sido el encargado de dispararle tres veces en el pecho. La Justicia cree que Santiesteban y Ore Cisneros habrían sido parte de la misma banda criminal; datos en el expediente una pelea por dinero.

Hay sospechas de mucho más. Un testigo que colaboró con la Policía Federal apuntó otras ocho supuestas muertes ocurridas en el Bajo Flores, incluida la de otro sicario que pertenecía a la misma banda que William, en el marco una pelea por quién se quedaría con el terreno usurpado en el barrio Tongui donde Ore Cisneros fue arrestado. Otros dos paraguayos que intentaron copar el terreno en Ingeniero Budge habrían muerto a balazos también. Sin embargo, estas acusaciones nunca fueron comprobadas. Los cuatro homicidios que tramitaron en fiscalías formaron la acusación en su contra que llegó al TOC N°1: una pericia realizada por el Sistema Automático de Identificación Balística de la PFA fue lo que conectó, por ejemplo, a los homicidios de Santiesteban y Picabía, muertos por la misma pistola. Mientras tanto, la PFA oía rumores inquietantes: los familiares de las víctimas de William y sus enemigos en bandas rivales habían puesto un botín de cien mil pesos sobre su cabeza.

Ahora, es obvio que Ore Cisneros no tenía el poder ni la capacidad de cálculo de un capo, de un "Marcos" Estrada. La pregunta que queda es: ¿quién era su jefe? La figura de Antony Canaval Gamarra se mezcla de forma errática entre las líneas de los expedientes.

El nombre de Gamarra no es una novedad para las crónicas policiales. En 2004, uno de los policías acusados por la muerte de Ezequiel Demonty intentó responsabilizarlo del crimen mientras estaba preso en Devoto, según escribió Página/12 en aquel entonces, una acusación fundada en un chisme que le había llegado al policía cuando estuvo detenido en el penal de Marcos Paz. Gamarra volvería a los diarios diez años después; fue asesinado en agosto de 2014. Hay, de acuerdo al expediente elevado a juicio, un posible móvil para la muerte de Blas de Jesús Méndez. Versiones no comprobadas en el expediente indican habría sido uno de los principales amigos de Lucas Matías Luna, supuestamente asesinado en venganza por la muerte de Gamarra.

¿Entonces, cuándo y por qué Ore Cisneros se vuelve en contra de Gamarra, si es que lo hizo? Los testimonios alrededor de la muerte de Diego Santiesteban son otra clave: Antony estaba junto a Santiesteban al momento de su muerte en la calle Torres. Cerca de Santiesteban aseguraron que Ore Cisneros le había anunciado su homicidio por "haberlo entregado", que una balacera era solo cuestión de tiempo.

Otra de las armas encontradas a Ore Cisneros.
Otra de las armas encontradas a Ore Cisneros.

Eventualmente, Ore Cisneros fue indagado por la muerte de Blas de Jesús Méndez. Señaló que la acusación en su contra era "un invento" del clan Gamarra y que señaló a Antony, todavía con vida, como quien "maneja la villa" y con quien tuvo "un problema de drogas". William fue mucho más allá: incluso culpó a alguien del núcleo duro de Gamarra por la muerte de Méndez.

Hay un dato todavía más inquietante: la joven que raptó y llevó a Ingeniero Budge frente a su padre está emparentada a los Gamarra.

Hoy, el clima en la sala del TOC N°1 no es fácil. Los testigos del juicio, principalmente vecinos de la Villa 1-11-14, no abundan. Quienes declararon en contra de Ore Cisneros en las causas enviadas a juicio no vuelven. No presentarse es lo de menos. Muchos de ellos, según supo la fiscal Cuñarro, directamente se mudaron del barrio o dejaron el país de forma ilegal para regresar a Perú, sin pasar por los controles de Migraciones.

Hay, finalmente, un hueco lógico. ¿Cómo hizo Ore Cisneros, si es que realmente culpable, para convertirse en el virtual terror de toda una manzana en el Bajo Flores a pesar de años de supuesto control de Gendarmería en el territorio bajo el operativo Cinturón Sur? La fiscal Cuñarro citó a varios gendarmes para que den explicaciones: los testimonios fueron insuficientes, hechos de monosílabos.

Esto elevó las sospechas de la fiscal. En sus cálculos, Cuñarro considera pedir la extracción de testimonios para conformar una causa paralela.