Un joven fue condenado a prisión perpetua por matar a su novia mientras dormía

El hecho ocurrió en 2015 en una casilla de la villa 21-24

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Alexis Arzamendia (23) fue condenado este martes a prisión perpetua por el femicidio de su novia Micaela Gaona (20), a quien ejecutó de un balazo en la cabeza mientras dormía en su casa del barrio porteño de Barracas en 2015, según informaron fuentes judiciales.

La máxima pena recayó sobre Arzamendia por el delito de "homicidio cuádruplemente calificado por haber sido cometido por un hombre mediando violencia de género; por haberse cometido contra su pareja; por alevosía y por haber utilizado un arma de fuego".

El fallo del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 25 porteño, integrado por los jueces Rodolfo Bustos Lambert, Ana Dieta de Herrero y Gustavo Goerner, coincidió con el alegato de la fiscal Dafne Palópoli y sus fundamentos se darán a conocer el 22 de agosto próximo.

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Al alegar esta mañana, la representante del Ministerio Público valoró los testimonios que se recolectaron en el debate porque probaron las agresiones físicas y psicológicas que de manera sistemática sufría Micaela. "Ella estaba amenazada, controlada de manera enfermiza por Arzamendia, un celoso patológico", resaltó la fiscal sobre la conducta del ahora condenado, padre del niño que tuvo la víctima.

Es que Palópoli consideró que en los casos que involucran violencia de género debe tenerse en cuenta el contexto previo y que particularmente, la muerte es la culminación de la escalada de violencia.

La funcionaria judicial enumeró diversos hechos que sucedieron antes del femicidio que dieron cuenta de la relación altamente violenta que mantenía la pareja.

"Es un círculo vicioso: a veces por negación, por miedo, por dependencia o por la esperanza de que todo va a cambiar, las víctimas siguen dentro del vínculo de violencia", explicó la fiscal.

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La reconstrucción

A partir de los testimonios, la Fiscalía reconstruyó que la noche del 22 de julio de 2015, la joven salió de la casa de su amiga para encontrarse con otros conocidos tras dejar su mochila allí, la cual iba a pasar a buscar al día siguiente.

La última conexión que registró el teléfono de Micaela fue en la madrugada del 23 de julio, cerca de las 3, y pasadas las 8 Arzamendia dejó al hijo de ambos en la casa de su suegra, a quien le dijo que su novia se había ido a la obra social.

El crimen fue cometido entre la madrugada y la mañana del 23 de julio de 2015 en una casa situada en la villa 21-24, donde Micaela estaba durmiendo.

Tras ello, el acusado huyó a Entre Ríos antes de que encontraran el cuerpo de Micaela -el 24 de julio- y su madre fue quien le dio a la de la víctima un teléfono para ubicarlo, mientras que el padre del joven fue hasta la comisaría el domingo 26 para decir que su hijo había matado a su mujer.

La fiscal también le exhibió a los jueces varias fotografías ampliadas de la escena donde encontraron a la víctima y sostuvo que los disparos no se hicieron a más de 50 centímetros como dice la autopsia sino que se realizaron a través del cubrecama, donde quedó la marca de los fogonazos.

"Evidentemente fue un asesinato a quemarropa, donde se utilizó como amortiguación el acolchado, lo que evidencia el grado de saña con el que se actuó", afirmó.

Palópoli sostuvo que la joven no tenía lesiones defensivas, lo que demostraba el estado de indefensión en el que se encontraba y destacó, además, que la puerta estaba cerrada con llave y no había signos de violencia en alguna puerta o ventana, lo que descartaba que algún extraño pudiera haber sido el asesino.

(Con información de Télam)

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