La trama detrás del caso del mafioso chino que apareció muerto en el baúl de un auto

Fei Ghung Tse fue encontrado en el playón de una comisaría dentro de un Peugeot 208 que había sido robado. La Justicia porteña y la Policía Federal lo señalan como un supuesto cobrador de la mafia oriental más poderosa y violenta de la Argentina. La única hipótesis: ajuste de cuentas

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El Peugeot 208 que guardaba el cadáver de Fei Ghung Tse.
El Peugeot 208 que guardaba el cadáver de Fei Ghung Tse.

El propietario del Peugeot 208 color gris plata robado el 27 de abril en Ramos Mejía, encontrado en La Paternal y llevado finalmente al playón de la Comisaría 41° de la Policía de la Ciudad se encontró con una sorpresa grotesca antes de recuperar su auto el viernes pasado. Un hombre de origen chino estaba en el baúl, semidescompuesto, apenas vestido con medias y un par de calzoncillos, atado con cinta en la boca, su cabeza envuelta en una bolsa. Un dragón tatuado en el hombro era su única seña distintiva. El shock fue instantáneo; la sospecha de una vendetta de una crueldad desproporcionada a cargo de alguna de las mafias orientales que operan en el país también.

La aparición del cadáver devino en una investigación por homicidio a cargo de la Fiscalía N°5 del doctor César Troncoso. Faltaba determinar la identidad de la víctima. La Nación reveló el nombre en la tarde ayer: Fei Ghung Tse. Sus antecedentes eran los típicos de un mafioso. Un tribunal oral de Lomas de Zamora lo había condenado a tres años de prisión en suspenso por extorsión en grado de tentativa a un supermercado en la zona de Almirante Brown.

Fei Ghung Tse había pasado un tiempo detenido; salió libre en 2016, según fuentes de la Policía Federal. Lo cierto es que su nombre no es nuevo para la jueza María Gabriela Lanz y la división Defraudaciones y Estafas de la PFA, los principales encargados de investigar y encarcelar a la mafia china en el país. Fei Ghung, en vida, habría sido un cobrador de los aprietes de la tríada Pi Xiu, la más poderosa y violenta de la Argentina, sospechada de haber controlado más de 300 supermercados, de traficar mujeres desde Asia hacia el país con la complicidad de funcionarios de Migraciones y de haber girado más de ocho millones de dólares de sus ganancias negras hacia China.

La cúpula de Pi Xiu, con A Di a la cabeza.
La cúpula de Pi Xiu, con A Di a la cabeza.

Pi Xiu, llamada así por un mítico animal chino con cabeza de dragón y cuerpo de león, cayó con fuerza en julio del año pasado. La juez Lanz ordenó una redada masiva de 22 allanamientos luego de meses de seguimientos y escuchas. Hubo más de 20 detenidos, entre ellos, el líder de Pi Xiu, Yong Ye, alias A Di, "El Grosso", casado con una argentina. Lo encontraron en su aguantadero más reciente, ubicado en la calle Ramón Falcón al 5200, listo para huir, con siete celulares, una camioneta Mercedes Benz modelo Sprinter, un Toyota Corolla, siete celulares y 130 mil pesos en efectivo.

También se le incautó una libreta a Yong Ye, aseguraron fuentes policiales y judiciales a Infobae: allí apareció en caracteres chinos el nombre de Fei Ghung Tse, con su supuesto rol en la banda y una serie de cifras.

El hombre muerto en el baúl, nacido el 13 de noviembre de 1988, con entrada legal al país con un pasaporte de Hong Kong, estuvo en la mira de la jueza Lanz y de la división Defraudaciones y Estafas, aunque nunca estuvo imputado o investigado formalmente. Sin embargo, su muerte y su supuesta vinculación con Pi Xiu cambian el panorama. La fuerza encargada de investigar su homicidio es la Policía de la Ciudad.

Hay algo inusitado en todo esto, fuera de lo común: la mecánica elaborada del crimen. Las mafias chinas, abocadas a la extorsión de sus compatriotas supermercadistas y al tráfico de personas, son junto a los narcotraficantes peruanos apostados en villas porteñas los criminales más violentos de la Argentina. Sus víctimas suelen quedar en la vereda a la vista de todos; muy rara vez se molestan en ocultar un cadáver. Sus asesinatos son por lo menos económicos: un tiro o dos son suficientes. Las torturas y las desapariciones son un extremo.

Una de las típicas notas extorsivas que Pi Xiu dejaba a supermercadistas de su comunidad.
Una de las típicas notas extorsivas que Pi Xiu dejaba a supermercadistas de su comunidad.

¿La muerte de Fei Ghung fue una venganza de Pi Xiu contra uno de los propios? Voces policiales lo descartan. Hay un ejemplo. Nicolás Faeda, de 23 años detenido por la PFA en Caseros el mes pasado y procesado por la jueza Lanz como el supuesto sicario estrella de Pi Xiu, había recibido una supuesta orden de muerte de parte del círculo más cercano del capo de la banda. Sin embargo, llegó vivo a la cárcel. ¿Qué volvió al hombre del baúl tan especial?